Al amigo catalán hoy todavía confuso y algo desilusionado ante la quiebra de la unidad y la reconfiguración del 9N le diría que quién pudiera tener al menos un motivo para ese bache temporal. Aquí también pegamos la campanada de la movilización histórica el 8 de junio, pero todavía no hemos llegado a que esas 150.000 personas generen la presión necesaria ni siquiera para que los partidos abertzales garabateen juntos un primer esbozo de vía vasca. Si estás preocupado sobre si la consulta se hará con un censo u otro, te diré que la Ponencia de Autogobierno se reúne cada dos miércoles para escuchar a expertos, y hoy ni eso. Compara. Artur Mas os dice que habrá urnas y locales para mostrar al mundo el apoyo masivo a la independencia, mientras aquí Yolanda Barcina apoya recursos contra su propio Parlamento e Iñigo Urkullu apuesta por el acuerdo con Mariano Rajoy. Eso sí, ha dicho que su paciencia tiene el límite de las campanadas del 31 de diciembre. ¿Y luego? Nada de nuevo. Elecciones en mayo. Auguran que acuerdos del PNV con el PSE y a esperar si las generales apean al PP. O sea, si no hay presión social, seguimos así hasta las uvas de 2015 y más allá.