El italiano Valentino Rossi (Yamaha YZR M 1), el catalán Maverick Viñales (Kalex) y el australiano Jack Miller (KTM) hicieron que fallasen todas las previsiones en el Gran Premio de Australia. La victoria de Marc Márquez o de Tito Rabat camino de su primer título mundial de Moto2 después de su dominio en entrenamientos, o el aumento de su ventaja en Moto3 para Alex Márquez, parecían incuestionables, pero todo falló en el circuito de Phillip Island.

Rossi dio en MotoGP una lección de maestro al sentenciar con autoridad el resultado de la carrera después de que Marc Márquez se fuese al suelo en el decimoctavo giro cuando era líder destacado de la carrera.

El catalán dominó la prueba desde que se apagó el semáforo, perseguido por Jorge Lorenzo y con el legendario Rossi recuperando terreno a marchas forzadas desde la tercera línea de la formación de salida.

Así, en el segundo giro el italiano ya había logrado superar a Bradley Smith y a Pol Espargaró, mientras Márquez y Lorenzo iban escapándose poco a poco y Dani Pedrosa intentaba recuperar terreno tras una discreta salida. Márquez tiró con fuerza a ritmo de vuelta rápida para intentar escaparse en solitario y en la sexta ya contaba con un segundo de ventaja, mientras Pedrosa se salvó milagrosamente de una caída al ser embestido por el italiano Andrea Iannone.

Iannone acabó por los suelos tras un espectacular revolcón y el piloto de Repsol Honda entrando en su taller con la moto dañada (llanta trasera partida) por esa circunstancia y por tanto prácticamente ya sin posibilidades de luchar por la segunda plaza del campeonato.

En tanto, Márquez consolidó su liderato y Lorenzo se vio alcanzado por Rossi, con vuelta rápida incluida, pero ahí ya comenzaban a ser evidentes los problemas con el neumático trasero del campeón. Y saltó la sorpresa al producirse su caída, que le obligó a abandonar para beneficio de Rossi. «Si tengo que ser sincero no pensaba que volvería a ganar aquí», reconoció.

Viñales sumó su tercera victoria de la temporada como debutante en la categoría de Moto2. La presión de la carrera y la posibilidad de proclamarse campeón del mundo le jugaron varias malas pasadas a Rabat.

Miller se impuso en Moto3 con apenas 44 milésimas de segundo de ventaja respecto a sus tres perseguidores: Alex Márquez, Alex Rins y Efrén Vázquez.

El de Errekalde luchó por la victoria hasta el banderazo a cuadros, pero se quedó sin podio. «Ha sido una carrera muy igualada donde hemos batallado sin descanso hasta el final. Es evidente que el resultado de cara al Campeonato no es malo porque hemos adelantado a Fenati en la clasificación y hemos ampliado nuestra renta sobre Masbou, pero cuando te quedas a menos de media décima de la victoria se te queda un regusto bastante amargo», afirmó.