Arnaitz GORRITI

Cuando el fuego quema el Baskonia y acuden los bomberos al banquillo

Ibon Navarro es el hombre del momento. Su victoria frente a Olympiacos ha devuelto la sonrisa al seno baskonista, después de la traumática marcha de Marco Crespi. Son raros estos cambios en la escuadra de Gasteiz, y casi siempre críticos, preludios a un escenario mejor... a veces...

Noviembre ya pasó, el punto más crítico de los entrenadores de Saski Baskonia. Marco Crespi ya es historia en el seno de un club gasteiztarra que quiere volver a ser grande y no lo logra.

Ibon Navarro ha sido el llamado a sustituir al técnico varesino; un destino quizá marcado, sobre todo tras la celebración de la Liga ACB de 2010. Fernando San Emeterio hizo retumbar la balconada de San Miguel al son de la guajira guantanamera un «¡Navarro, tira del carro!» bien elocuente, producto de un trabajo sordo en tiempo de play offs que se ganó el respeto y la admiración de la gente. El gasteiztarra, por sorpresa, no fue renovado y pasó a ejercer de ayudante de Paco Olmos en Menorca y Valencia y de Velimir Perasovic en la capital del Turia. En verano de 2013, Josean Kerejeta lo «rescataba» para ejercer de segundo de Sergio Scariolo, y ahora, con el banquillo gasteiztarra en pleno incendio, le toca hacer de bombero.

No es el primero, pero sí el elegido de una lista selecta que empieza con Zeljko Pavlicevic, sustituto de Manu Moreno en el Taugrés de la campaña 1989/90. El croata venía de ser campeón de Europa con la Cibona y posteriormente lo fue con el Pop 84 de Split -la Yugoplástica-, pero en Gasteiz apenas si logró dejar a aquel adolescente Baskonia con Chicho Sibilio y Ramón Rivas entre los ocho primeros... y Herb Brown como próximo inquilino del cargo de entrenador.

Hasta que se rompió el amor

Un denominador común de estos cambios son que llegan en períodos de crisis sistémicos en el club. Es decir, que los malos resultados y la inestabilidad del banquillo son producto de una inestabilidad mayor de la propia entidad, más allá de lo deportivo.

Así, con Herb Brown se llegaba a semifinales por primera vez, con Arlauckas, Laso, Sibilio y Rivas como estandartes. Se estrenó el Araba Arena, se dieron enormes pasos adelante en profesionalidad. Pero aquel amor se rompió... de tanto usarlo. Los «idus de noviembre» se cargarían al estadounidense al arranque de la campaña de 1992/93. La relación de Brown y Sibilio se corrompió, se erraron en fichajes como el de Randolph Keys, y todo ello corrompió la atmósfera que llevó a Kerejeta a prescindir del entrenador y fichar al gasteiztarra Iñaki Iriarte.

«Con la llegada de Iriarte, se pasó de la dictadura férrea en todos los aspectos, horarios, entrenos, comidas, a levantar la mano con los jugadores... cosa que fue tan buena al principio como mala al final», escribía años más tarde el entrenador Paco García, a la sazón ayudante de Brown y de «Iri» en Gasteiz. La escuadra baskonista terminaría en undécima posición aquella temporada fallida, pero Iñaki Iriarte se consolidaría como preparador de técnica individual de jugadores como los hermanos Cazorla, Jorge Garbajosa, Javi Rodríguez... mientras el Baskonia remontaba con la llegada de Manel Comas, fichajes como Perasovic, la madurez de Marcelo Nicola... y los primeros títulos.

El «desexilio» de Dusko Ivanovic

Después de los exitosos períodos con Manel Comas y Sergio Scariolo al frente, la siguiente caída fue para Salva Maldonado. Maldonado era un joven prometedor que ganaba la Copa con el TDK Manresa en 1996, pero no conectó con Kerejeta. El 21 de noviembre de 1999, una semana después de ganar al Barça en el Palau, pero tras las derrotas frente a Racing de París y Cáceres, Maldonado era destituido. «Tengo la sensación de que siempre he estado bajo sospecha. Pero ahora me doy cuenta de que no solo era eso; estaba sentenciado», comentaba Maldonado en su alocución de despedida.

El Taugrés marchaba segundo en la ACB y la Copa Saporta, al mando de un equipo en el que brillaban los nombres de Bennett, Foirest, Jorge Garbajosa, Espil, Roger Esteller o Juanan Morales. Julio Lamas, pese a traerse a Nocioni y Oberto, no mejoró esos resultados. Las semifinales ligueras le abrieron la puerta de la Euroliga, pero Estudiantes se cargó al Baskonia en cuartos de la Copa disputada en Gasteiz, y el AEK de Atenas apabulló a los de Lamas en la Copa Saporta. La mejor noticia de aquel año transitorio fue el anuncio de la llegada de Dusko Ivanovic.

El mejor juego y los mejores resultados llegaron de su mano. Tanto, que Josean Kerejeta se pasó desde la temporada 2005/06 a la 2008/09 añorando su regreso. Pedro Martínez cayó en los «idus de noviembre» de 2006, temporada salvada por Perasovic con el título de Copa, el subcampeonato liguero y la tercera plaza de la Final Four de Praga, hito logrado tras el «Oakazo». Pero en 2007 «Peras» sufrió una angina de pecho y recibió el cese más cruel: mientras aún estaba encamado. Natxo Lezkano ilusionó a la afición con un Top 16 espectacular, pero su fugaz paso como primer entrenador acabó con la llegada de Bozidar Maljkovic al banquillo baskonista. Tanto Lezkano como el de Otacec se irían del club por la puerta de atrás.

Neven Spahija llegó, vio y venció... pero no renovó. «No controlaba las pequeñas tensiones del vestuario», le achacaría Josean Kerejeta, algo en lo que Ivanovic fue un maestro. Pero el Ivanovic que llegaba en su segunda etapa tampoco era el mismo.

«¿Hasta qué punto los que se quedaron... van a comprender el exilio? ¿Y hasta qué punto los que regresen comprenderán ese país distinto que van a encontrar?», escribía Mario Benedetti en su artículo «El desexilio». La Copa de 2009 y la ACB de 2010 no taparon un deterioro de la mitificada imagen de Ivanovic y de su relación con Josean Kerejeta, y en noviembre de 2012 llegó su fin. Zan Tabak llegó con 17 victorias seguidas de la mano, pero tras la Copa, el equipo se vino abajo hasta caer en los cuartos de Euroliga y la ACB ante Gran Canaria. Y adiós.

Luego volvería Scariolo; este verano Crespi y ahora Ibon Navarro. ¿Será este un nuevo punto de inflexión, o solo un bombero?