VILLARREAL 4

REAL SOCIEDAD 0

El Villarreal dejó en evidencia la reacción en resultados experimentada tras la destitución de Jagoba Arrasate y mostró que el problema del equipo blanquiazul no estaba en el banquillo. En El Madrigal se vieron las carencias de una Real que solo estuvo a la altura de su rival en los primeros quince minutos para encajar cuatro goles en una segunda mitad pésima en la que pudo recibir otros cuatro.

Por mucho que se ha hablado de mejoría, especialmente en la faceta defensiva, el Villarreal demostró, como en los dos partidos de Liga de la pasada temporada, que la Real es un equipo que sin balón es muy flojo. Y por mucho que jueguen juntos Granero, Pardo, Zurutuza, Xabi Prieto, Canales y Vela tampoco fue capaz de crear una ocasión de peligro en todo el partido porque para hacer algo en ataque lo primero que hay que conseguir es tener el balón y para eso hay que recuperarlo cuando lo tiene el rival.

Solo en los primeros quince minutos la Real tuvo el balón, aunque sin profundidad, pero a partir de ahí el Villarreal se apoderó del esférico y la Real no tiene jugadores para contrarrestar a peloteros como Bruno, Trigueros o Jonathan Dos Santos, que jugaron a placer porque a la Real le cuesta un horror recuperar el balón y no sabe jugar sin él. Esas carencias quedan más en evidencia en un partido en el que además falta el único centrocampista que da un alto nivel defensivo, Markel Bergara.

Es cierto que el primer gol llegó en una falta inexistente y en una jugada desafortunada porque tras dar el balón en el larguero golpea en la espalda de Eñaut Zubikarai y entra. Pero fue tanta la diferencia entre los dos equipos, incluso antes de ese gol, que no cabe mirar al árbitro y escudarse en la desgracia. Ya antes el Villarreal se había mostrado muy superior en el juego y había tenido ocasiones más que suficientes para adelantarse en el marcador.

Primer tiempo sin ocasiones

Es cierto que en el primer tiempo el Villarreal solo tuvo dos ocasiones, pero a partir del minuto 15 se vio la tendencia que llevaba el partido favorable al equipo local aunque curiosamente la mejor oportunidad llegó cuando mejor jugaba la Real. En el minuto 10 Vietto remató alto tras una jugada en la que Uche ganó en el salto a Granero y el argentino aprovechó que Iñigo Martínez, el más desacertado del primer tiempo, resbaló para plantarse solo ante Zubikarai, pero no acertó.

Luego fue De la Bella el que cortó en falta otra clara opción de Vietto tras otro error de Iñigo Martínez, pero por lo menos la Real consiguió mantener el tipo en el primer tiempo a base de orden y colocación. Pero cuando se tiene un equipo que tiene tan poco nivel en el plano físico y se juega ochenta minutos sin balón no se puede aguantar de esa manera todo el partido.

La Real defiende por colocación, pero el orden puede bastar para no encajar gol ante equipos de poca calidad como Deportivo o Elche, pero ante un rival como el Villarreal no es suficiente y menos si se apuesta por tantos jugadores ofensivos. La única manera de sacar un buen resultado ayer era tener el balón, pero si la Real ya es vulnerable normalmente sin balón, ante los medios centros del Villarreal el gran problema blanquiazul queda en evidencia.

Porque lo de la segunda parte de ayer, como en los dos partidos de Liga del año pasado con Villarreal, no es un problema tanto de preparación física, sino de las propias características de los jugadores. Si ya de normal a la Real le cuesta recuperar el balón, sin Markel esas carencias se acusan todavía más.

Tampoco todas las variantes que introdujo Moyes durante el partido dieron resultados. Empezó con un 4-3-3 con Vela en punta y Xabi Prieto y Canales escoltándole, luego pasó al 4-4-2 en rombo para intentar contrarrestar la superioridad del Villarreal en el centro del campo y después hizo diferentes cambios en la segunda mitad y con cada uno el equipo fue a peor.

Monólogo en la segunda parte

Por eso la segunda parte fue un monólogo del Villarreal, ante una Real que con seis jugadores adelantados como Granero, Pardo, Zurutuza, Xabi Prieto, Canales y Vela dejó a los amarillos jugar sin oposición tras el descanso, cuando se apoderó del balón e hizo lo que quiso.

Marcó dos goles, Vietto envió dos balones al poste y Eñaut Zubikarai, aunque estuvo mal en el cuarto gol y tuvo mala suerte en el primero, evitó otros dos tantos. Por eso el resultado incluso se quedó corto para lo que fue la segunda mitad.

Si alguien pensaba que con poner al entrenador más caro de la historia de la Real se iba a solucionar el problema estaba equivocado. Los goles de Vela han permitido ganar dos partidos, pero el problema está en que la plantilla no es tan competitiva como se cree porque se han ido jugadores muy importantes y los que han venido en los últimos catorce meses no cubren las principales carencias.