Si hubiese que utilizar una calificación escolar, se podría decir que el Alavés de 2014 progresa adecuadamente. Sin prisa, pero sin pausa, la escuadra babazorra ha ido encontrando la estabilidad institucional y deportiva, lo que, de momento, le permite consolidarse en la categoría de plata con bastantes menos apuros que los que padeció en la anterior campaña.

La entidad albiazul, que en noviembre acabó de pagar el lastre de su etapa más negra coincidiendo con Dmitry Piterman sentado en el sillón presidencial, comienza a coger resuello e incluso plantearse que a corto-medio plazo podría volver a reverdecer viejos laureles. La igualdad que existe en Segunda y los ejemplos de Eibar y Córdoba, ahora jugando al más alto nivel, permiten soñar con que el club babazorro pueda medirse de nuevo a los mejores.

Tras varias temporadas dando tumbos por la categoría de bronce y sin una idea clara de la filosofía a seguir, la semilla sembrada a raíz de ascender a Segunda en pos de la conformación de un bloque de largo recorrido apunta a que los frutos no estarán muy lejanos a recogerse. La aparición de Alberto López, más consecuencia de la necesidad que de cualquier otra cosa -todo hay que decirlo-, ha servido para consolidar una dinámica positiva que ha aunado vestuario y grada.

Porque el técnico irundarra no solo consiguió salvar al equipo, aunque fuese in extremis, sino que ha sabido darle continuidad a una expresión futbolística, a la par que remodelar gran parte de la plantilla con la llegada de hombres experimentados en la categoría y consiguiendo que futbolistas que fueron importantes en el anterior ejercicio repitiesen experiencia en Gasteiz. Migue, Juli, Manu Fernández o Toribio -habituales en las alineaciones- entran dentro del primer apartado, y Raúl García, Tejera o Toti, en el segundo.

Traspaso de Viguera

La realidad es que, dentro de lo que cabe y al menos en lo que a situación clasificatoria se refiere, el Alavés no se ha resentido demasiado por la venta de Borja Viguera al Athletic el pasado verano. No es menos cierto, en todo caso, que al actual Glorioso, un conjunto que ha ganado en cualidades técnicas y a la hora de trenzar fútbol y ocasiones, le hubiera venido muy bien en estos momentos un cazagoles como era el delantero riojano, al que le ha costado mucho entrar en los planes de Valverde.

Si este plantel no se confía en exceso y mantiene la tensión y actitud que ha venido protagonizando en este poco más de primer tercio de campeonato no debería tener ningún problema para mantenerse en la categoría e incluso aspirar a más. No son pocas las voces dentro del vestuario que se han pronunciado como capacitadas para llevar al Alavés a pujar por cotas más elevadas. Ojalá lo hagan.