GARA DONOSTIA
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British Medical Journal detecta diferencias por sexos en la estupidez

La prestigiosa revista sobre medicina «British Medical Journal» ha publicado un artículo en su último número en el que da por comprobado científicamente que los hombres son más estúpidos. Y con estúpidos se refiere a que hacen más estupideces. Este estudio forma parte del especial que «BMJ» suele publicar en estas fechas, en el que incluyen artículos poco convencionales en los que, aunque sigan técnicas tan serias como hace habitualmente, el tema a tratar consigue sacar una sonrisa a los lectores.

Este estudio se basa en los Premios Darwin, concedidos anualmente a las personas que han fallecido a consecuencia de alguna insensatez y, por lo tanto, no pueden reproducirse, ayudando a que la evolución de la especie sea mejor, siguiendo a la teoría de la evolución de Darwin, que viene a decir de que sobrevive quien está más preparado. Por ello, también puede obtener este premio gente que no ha fallecido pero que ha quedado inhabilitada para procrear.

Entre los 300 ganadores de los últimos veinte años, 282 son hombres (88,7%) y 36 mujeres, por lo que la diferencia es lo suficientemente grande como para deducir que los hombres son más estúpidos, imprudentes, insensatos... A menudo, las muertes absurdas suceden a causa de apuestas, de querer ser más que los demás, por estar bajo los efectos del alcohol...

No es tan fácil formar parte de esta macabra lista. Hay algunos que hacen grandes «esfuerzos» por entrar en ella. Es curioso el caso de un hombre que quería suicidarse y, para estar tan seguro de que iba a morir, tomó veneno, se prendió fuego, se ató una soga al cuello y saltó de un precipicio, y mientras caía se pegó un tiro. Dio la casualidad de que la bala rompió la cuerda; al caer al agua se apagó el fuego, y vomitó el veneno. Fue rescatado con vida aunque finalmente falleció de hipotermia.

No valen los accidentes. Según quienes conceden los premios, si una persona se dispara queriendo demostrar que su arma no está cargada se considera accidente. En cambio, si se dispara para demostrar que su arma sí está cargada, entonces se considera una estupidez.

Lo más difícil es confirmar estas de estas historias, porque cualquiera puede contar una historia que le pasó al primo del vecino de un amigo suyo.

Aquí presentamos a los flamantes ganadores de los Premios Darwin 2014, del sexto al primero y ganador absoluto.

6- Selfie con el elefante

Dos turistas visitaron Kenia y mientras hacían el recorrido previsto vieron a un elefante. Se acercaron a sacarse una foto con el paquidermo, mientas le tocaban la trompa y los colmillos, lo que enfadó al animal, que les golpeó y pisoteó hasta matarlos.

5- Momia ladrona

En Tucson (Arizona, EEUU), se realizó un corte de suministro eléctrico para que un grupo de técnicos revisara unos registros. Al quitar una tapa, se encontraron los restos momificados de un individuo de unos 50 años que había muerto hacía uno o dos años cuando intentaba robar cobre. Como pudo comprobarse, la descarga eléctrica y la humedad facilitaron el proceso de momificación.

4- Al intentar resucitar...

Un pakistaní de 40 años se presentó voluntario para que un sacerdote le resucitara. Evidentemente, antes debía matarle. Así, dejó que el sacerdote le degollara. Tras pronunciar las palabras mágicas, no pasó nada y el «mago» salió corriendo.

3- Sexo en la terraza

Un mexicano de 18 años que estudiaba en Londres estaba en una fiesta loca en la torre Knight. En medio de la noche, se fue con su novia rusa de 19 años a la terraza y comenzaron a tener sexo contra la barandilla. En un movimiento brusco, la chica perdió el equilibrio, se agarró al chico y ambos cayeron.

2- El anillo

Un hombre metió el pene y los testículos en un anillo de titanio grueso. Acudió a urgencias para que se lo quitaran, pero para entonces ya habían pasado tres días, en los que esperó que e problema se solucionara solo. Tenía la zona ennegrecida y los médicos no pudieron hacer otra cosa que castrarle. No murió, pero ya no tendrá descendencia.

1- Bajo el tren

Tras el partido entre el Ajax y el Feyenoord (Países Bajos), dos aficionados se aburrían esperando al tren. Decidieron tumbarse en las vías y apostar quién aguantaba más tiempo sin levantarse. Ellos creían que estaban colocados de forma que el tren les pasaría por encima sin tocarles, pero la máquina resultó ser más ancha y baja de lo que habían calculado.