En el transcurso de las últimas semanas, las cadenas de televisión no han parado de recordar a sus espectadores la obligada reantenización que se debe acometer tras la normativa dictada por la Unión Europea, la cual señaló que el 1 de enero de 2015 entraría en vigor el denominado dividendo digital. Este dividendo obliga a los operadores de TDT a abandonar las frecuencias que ocupaban actualmente en el espacio radioeléctrico y en beneficio de la tecnología 4G móvil, espacio por el que las operadoras de telecomunicaciones abonaron en su momento 1.300 millones de euros.

Tras barajarse la más que probable situación de «fundido a negro» que podría producirse en casi la mitad de los hogares del Estado español, el Gobierno del PP -instado por las propias cadenas y técnicos de TDT- ha optado por aprobar un apresurado decreto que amplía hasta tres meses el plazo de la reantenización, manteniendo el actual sistema de «simulcast» hasta el 31 de marzo de 2015. El principal motivo de esta prórroga se debe a los datos barajados por el Ejecutivo de Rajoy, los cuales revelan que hasta el momento tan solo el 55% de los hogares ha efectuado esta medida técnica. Las previsiones señalan que al finalizar el plazo de la nueva fecha estipulada se habrá alcanzado el 81% de los edificios del Estado español y que el 97% podrá seguir recibiendo la oferta de los principales canales de televisión, incluso aquellos que no hubieran podido completar el proceso de adaptación de los sistemas de recepción de sus edificios.

Este nuevo panorama también ha provocado que las operadoras de telecomunciaciones hayan sido compensadas por efecto de esta prórroga y se extienda el plazo de finalización de las concesiones para la tecnología 4G. Concretamente, por cada día transcurrido desde el 1 de enero de 2015, se compensará con la extensión de 1,27 días el periodo de vigencia de sus concesiones. En relación al miedo que suscita el «fundido a negro», el responsable de la cartera de Turismo, Industria y Energía, José Manuel Soria, ha manifestado que «no va a existir ninguna zona» del Estado español que vaya a padecer esta situación y en relación a los desajustes que pueda haber cuando se produzca la reantenización definitiva, ha manifestado que confía en que «habrá un alto grado de sincronía» cuando se produzca este cambio.

Confiar en las estadísticas como explicación de la situación coyuntural es una de las nuevas supersticiones post-modernas. Cada día amanecemos con un ruido con el que nos envuelven las ideas en porcentajes para que estemos prestos para el desfile. Existen individuos que cuentan las veces que se cepillan las encías porque leyeron en un suelto de un periódico digital que hay que hacerlo con un número equis de movimientos circulares. Y se compraron un cepillo a pilas. Y perdieron sensibilidad. Y acaban empeñando el reloj de la abuela para pagarse el dentista. La felicidad se contornea en los balcones de las casas de apuestas.

Ustedes saben que uno de mis laxantes preferidos tiene forma de porcentajes de audiencias de los canales de televisión. Es un plato frío, pero que está muy cocinado. Yo diría que pre-cocinado y no viene con el prospecto ni las interpretaciones adecuadas sobre su fecha de caducidad. Leo que el cuñado de Urdangarin consiguió superar en casi dos millones de telespectadores a su padre en su última aparición el año pasado. Juego de audiencias en el trono. ¿Por qué nos lo cuentan como un signo de aceptación general del nuevo coronado? No tiene sentido. Son explicaciones simplonas, cortas de miras. Suman las audiencias de todos los canales, por pequeños que sean. Pero no lo contraponen con los que no lo vieron, ni escucharon y siguen tan felices pensando en que prefieren los anuncios de colonias.

Pero ayer nos despertamos con otro plato pre-cocinado, del insigne sociólogo acomodaticio de nombre Francisco Llera, que tiene un aparato de propaganda circular llamado Euskobarómetro y de sus encuestas le sale que Podemos será la segunda fuerza política en el Parlamento de Gasteiz a un escaño de los chicos y chicas alegres del AVE y Urkullu. Y no nos dan tampoco demasiadas explicaciones. Y las explicaciones que se dan son fruto de una reducción del pensamiento a lo circunstancial, corto y relativo. ¿Esto es verdad, responde a una encuesta científica o se trata de una contra-campaña para asustar? Todos los afectados dicen lo mismo: la verdadera encuesta es el día de las elecciones. Mientras tanto ¿qué vamos haciendo?