Guillermo Levy
Página/12, 2015/1/30
HEMEROTEKA

A 70 años de Auschwitz, exclusiones e hipocresías

(...) Entre todas las presencias [en el acto del museo del campo de exterminio], hubo representantes de Estados que durante la guerra conocían la ubicación de los campos y nunca los bombardearon; Estados que especularon hasta el final con su entrada a la Europa continental para terminar con el nazismo, esperando el desgaste de la Unión Soviética; Estados que tuvieron gobiernos colaboracionistas o que simplemente toleraron exterminio o usufructuaron de él.

El acto, que tuvo una gran cobertura de prensa, tuvo una sola exclusión relevante: Rusia. Seguramente un castigo por su enfrentamiento con la actual Ucrania sumisa a las recetas políticas y económicas de la Unión Europea y los EE.UU.

Vergonzosamente, la nación que dirigió el país que dejó en el campo de batalla la mitad de los muertos de toda la guerra para derrotar al nazismo, y que además liberó todos los campos de exterminio, estuvo excluida.

(...) Este gobierno conmemoró oficialmente el 27 de enero la entrada soviética en Auschwitz con la ausencia de la dirigencia comunitaria judía. Una dirigencia que vergonzosamente se viene prestando a todas las maniobras de distintos factores de poder y de la oposición política de derecha, para deteriorar lo más posible al Gobierno. El objetivo es garantizar que el próximo gobierno sea totalmente sumiso a los poderes locales y mundiales (...).

Poderes visibles y ocultos que en el plano local no sólo fueron responsables de la masacre dictatorial sino, como mínimo, de la impunidad absoluta en que se encuentra la causa AMIA.

Por otro lado, muchos dirigentes políticos y actores mediáticos que hoy se rasgan las vestiduras por los muertos sin justicia de la AMIA aprendieron la utilidad de la construcción de una sensibilidad artificial producida contra el gobierno nacional, apelando al tema «judío» (Nisman, el fiscal judío asesinado o suicidado, la impunidad en la causa AMIA, la supuesta transacción con los supuestos perpetradores), sensibilidad que, han descubierto, tiene gran capacidad de daño internacional con independencia total de la seriedad de la denuncia. Todo esto con un solo objetivo: librar, en las mejores condiciones para ellos y en las peores para el país, la madre de todas las batallas que no es el fin de la impunidad sino una mucho más mezquina: las próximas elecciones presidenciales. (...)