Bizkaia amaneció blanca, y aunque los servicios de prevención habían sido desplegados por las distintas administraciones, la vida cotidiana se trastocó para miles de personas, especialmente aquellas que tuvieron que circular por carreteras. Obligó además al cierre de siete centros educativos por la dificultad del alumnado para llegar. La situación se prolonga. El director de Euskalmet, José Antonio Aranda, avanzó que hasta mañana, que se mantiene la alerta, donde más nevará será en Karrantza y Enkarterriak.

En Bizkaia, las intensas precipitaciones de nieve obligaron al cierre puntual o total de los puertos de Dima, Orduña, Sollube, Trabakua, Escrita, Astorkinaga, Bikotzgane, Ganguren, Kanpazar, Arrangizgana, Orontzugarai y Autzagane, en algunas ocasiones por la caída de árboles a la calzada. En Bilbo, un punto crítico fue el alto de Santo Domingo, con cierres esporádicos de la BI-631, lo que obligó a establecer rutas alternativas por Enekuri o los túneles de Artxanda.

En la capital hubo problemas para circular en los barrios altos, así como en la zona de Zabalbide, Ibarsusi y avenida de Montevideo, a pesar de las 500 personas y 47 vehículos adaptados dedicados por el Consistorio a despejar aceras y calzadas de nieve y hielo. Bilbobus no pudo acceder a puntos altos del Botxo como Kobetas, Monte Caramelo y tuvo dificultades por placas de hielo en barrios como Txurdinaga y Zurbaranbarri.

El cierre al tráfico de vehículos pesados decretado por el Departamento de Seguridad evitó los colapsos en vías secundarias, aunque se abrieron algunos corredores como sucedió en Urkiola, donde la caravana la abría una máquina quitanieves. Varios camiones que obviaron la restricción impuesta por Lakua colapsaron la AP-8 en sentido Donostia, en la zona de Galdakao, así como el corredor del Txorierri.

En cuanto al transporte público por carretera, los autobuses de la Unión, que unen Bilbo con Gasteiz e Iruñea, no funcionaron por la mañana, reestableciéndose el servicio a partir de las 13.00. No sucedió lo mismo con las conexiones con el norte de Burgos, que fueron canceladas. Los procedentes de Donostia sufrieron demoras, al igual que los de Madrid. En Bizkaibus, las líneas afectadas -se suspendió la Ermua-Mallabia y la que conecta con Ubide- fueron las que tenían como destino el interior, como las de Arratia, Durangaldea, Lea Artibai y Busturialdea.

También hubo retrasos de más de dos horas respecto a su hora inicial de salida en vuelos que debían de partir del aeropuerto de Loiu, al revisarse que los aparatos no llevasen hielo en su fuselaje. El único vuelo que se canceló fue el primer enlace de Air France con destino a París.

En la red ferroviaria, en la línea de cercanías de Renfe que enlaza Bilbo con Muskiz, a las 13.00 hubo un corte por un desprendimiento en el último tramo a partir de la estación de Putxeta, en Ortuella. Se tuvo que establecer un autobús para hacer transbordo, al igual que sucedió durante un tiempo en la línea Bilbo-Bermeo, en el tramo entre Zornotza y Zugaztieta, donde cayó un árbol a la vía. Hoy, EuskoTren reforzará los trenes en ese trayecto y el de Bilbo-Ermua, después de sufrir ayer retrasos en esas líneas y en la del Txorierri.

Más de 5.000 hogares sin luz

De nuevo, una nevada fue la causa de que Iberdrola no pudiera suministrar energía eléctrica a todos sus abonados. Más de 5.000 hogares del entorno de Gernika, Karrantza, Zornotza, Mungia e Igorre -principalmente de zonas de montaña- se vieron afectados por el corte de luz. Las averías, que trataron de solicionar alrededor de un centenar de operarios de la compañía, se debieron a caídas del tendido y la inundación de centros de transformación.

A pesar del trabajo de los equipos de reparación, por la tarde todavía eran miles las viviendas que no disponían de suministro. Todos los años muchos de esos núcleos rurales sufren el mismo problema, que genera importantes pérdidas a los vecinos.

Quienes viven en Basauri suelen comentar que su pueblo, levantado de aquella manera en las faldas del Malmasin, es en esencia una larga cuesta salpicada por (muchas) casas. Pues en el punto más alto de esa cuesta está Basozelai, barrio desde el que en días claros se puede divisar el macizo de Itxina y que ayer tenía tanta nieve como ese mágico enclave de Gorbeia. Los más madrugadores pudieron ver cómo el temporal iba cubriendo primero los tejados y jardines, y poco después las aceras y calles, hasta el punto de que el tráfico se hizo casi imposible. Tanto, que en ocasiones solo se pudo circular tras la huella que iba dejando un quitanieves que dejó atónito al vecindario.

Y si subir más allá del Ayuntamiento era una tarea complicada, bajar en esas condiciones resultaba incluso más difícil, no solo en coche, también andando. Recorrer unos pocos metros fue tarea titánica a primera hora de la mañana y a más de uno le costó un costalazo. Hacía mucho tiempo que no nevaba de esa manera, ni en Basozelai, ni en Basauri ni en todo Hego Uribe, que no se libró del manto blanco en todo el día. Los copos cuajaron hasta en la ribera del Nerbioi y el Ibaizabal, y en los puntos más elevados la estampa era propia de lugares como Erronkari, Zaraitzu, Ubide, Karanka o Kanpezu.

Aunque no se produjeron incidentes de gravedad, la nieve causó importantes molestias tanto en vías interurbanas como en carreteras de primer nivel, como en la A-8, a la altura de Galdakao, cuyo consistorio recomendó además no circular por las zonas altas del municipio, como Elexalde, Aperribai, Usargoiti, Egia, Arteta y Erletxes. Además, los autobuses escolares dejaron de circular en la zona de Elexalde. La nevada, con todo, era más copiosa en las zonas más al interior de la comarca, en la muga con Aiara. Allí la nieve cubrió el suelo unos cuantos palmos.

En todo caso, en Basauri o en Arakaldo ayer fue un día en que muchos volvieron a ser niños, al menos por unas horas.

En Tafallaldea nevó el martes por la noche y la nieve se convirtió en una pátina de hielo al punto de la mañana, lo que generó problemas sobre todo en calles de distintas localidades, como Garinoain, donde el Ayuntamiento de extrema derecha no echó sal y no puso medios para limpiar las calles. Con todo, las principales conexiones viarias, en particular la N-121 y la AP-15, estuvieron limpias gracias al trabajo de los 77 quitanieves desplegados en Nafarroa. No se tuvo noticia de accidentes de tráfico. Afortunadamente, la jornada fue fría pero despejada y a medio día gran parte del hielo había desaparecido completamente.

En Lizarraldea, los problemas se agudizaron el martes a partir de las 20.30, cuando una sorpresiva tormenta de nieve colapsó la autovía A-12 a la altura de Villatuerta. Decenas de coches estuvieron parados en esta vía durante más de dos horas, mientras los quitanieves pasaban para intentar restablecer el tráfico. La jornada de ayer amaneció con heladas, que desaparecieron con el paso de las horas.

En Iruñerria, la jornada comenzó fría, pero no nevó, por lo que los problemas de tráfico se limitaron al hielo, un alivio respecto a la nevada que cayó el domingo. Donde sí se mantenía la nieve, y mucha, era en el Pirineo, aunque ya se ha restablecido el suministro eléctrico. Como secuela quedan las quejas de los vecinos y electos hacia las compañías. Y en Erribera, se seguía mirando al nivel que alcanzaba el Ebro.

Las gélidas temperaturas de la madrugada congelaron la nieve y convirtieron las calles de Gasteiz en una peligrosa pista de hielo. «A las 7.00 la gente iba bastante mal. Ha habido varias caídas», explicaba Carlos mientras se afanaba por mantener limpias las aceras colindantes al Hospital de Santiago, donde trataron fracturas y contusiones.

Y es que, tal como señaló Ana, una cartera que ayer realizó el reparto a pie por el centro de la capital alavesa, cuando nieva «hay que andar con muchísimo cuidado». «A primera hora había hielo, pero me he preparado bien, con buenas botas», señaló tras recordar que la nieve es un elemento común en invierno. «Ya sabemos lo que hay», añadió.

La nieve provocó incidencias en el tráfico rodado por la tarde, cuando se intensificó la nevada. «La mañana ha transcurrido tranquila porque han limpiado las calles principales, pero las cosas se complican cuando sales a una carretera secundaria», explicaba Dani, que, gracias al temporal, ayer trabajó más que de costumbre. «Muchos echan mano del taxi para evitar tener un golpe», constataba.

Los que no tuvieron que trabajar pudieron disfrutar de una ciudad de postal, cubierta por un manto blanco. En el campus, por ejemplo, fueron muchos los que cambiaron los libros por las bolas. «Vamos a hacer muñecos y a recuperar la infancia», decía un estudiante bilbaino.