Una bella derrota para Bera Bera
Bera Bera acusó el esfuerzo físico de los dos partidos anteriores y fue siempre a remolque. Forzó la prórroga, pero Rocasa sentenció.

BERA BERA 19
ROCASA 20
A la tercera fue la vencida para Rocasa, que lograba su primer título en un partido agónico, entre dos rivales muy mermados por el esfuerzo físico acumulado, que embotaba sus músculos y sus ideas, trasladando su angustia a quienes veían el partido en directo o por televisión. Las canarias hicieron méritos para ganar, pero si la victoria hubiera caído del lado donostiarra no habría resultado menos justa.
El enorme esfuerzo por superar todas las barreras que les ponían sus organismos exigidos al máximo, la tozuda negativa a aceptar la derrota, la pelea consigo mismas en una mañana aciaga -sobre todo para Bera Bera-, embelleció un partido penoso, que registró hasta medio centenar de pérdidas de balón (28 de Bera Bera, 21 de Rocasa), pero que fue ganando en emoción conforme se acercaba el final y las donostiarras forzaban la prórroga, un suplicio añadido de diez minutos más en los que la pista más parecía un ring con dos púgiles tambaleantes, totalmente groguis, lanzándose los últimos golpes, muchos de ellos al aire, a la espera del que resultara definitivo. Y fue Rocasa quien mandó a la lona a su rival.
La primera parte fue patética para Bera Bera, y su primera jugada, un pase de Menéndez que no llegó a Azanza, un anticipo de lo que estaba por venir. Antes de marcar su primer gol, de penalti, en el minuto 5, Bera Bera ya había perdido tres balones. A los 13 minutos tiraba por primera vez entre los tres palos de la portería de Navarro, que detenía el remate de Eli Pinedo (hasta entonces solo el penalti y dos tiros fuera de Elorza y la propia Eli Pinedo), y no logró su primer gol en juego hasta el minuto 18 (Etxeberria, 2-5), cuando acumulaba ya diez balones perdidos.
Eli Pinedo personificaba mejor que nadie la fatiga del equipo, haciendo patente que su cuerpo se negaba a ejecutar las órdenes del cerebro a la velocidad habitual, causando desesperación a las jugadoras, al banquillo y a sus seguidores.
Pero Bera Bera se parapetó en su defensa a la espera de recuperarse y eso le permitió no desengancharse del partido. El Rocasa tampoco estaba para echar cohetes, pero al menos iba marcando con cuentagotas. Bera Bera ni eso, con dos escuálidos goles en los primeros 20 minutos, pero su sacrificio defensivo impedía que las canarias pudieran escaparse más allá de cuatro goles. Y, con esos números tan cortos, cualquier cosa era posible, un bache podía apretar el marcador y devolver las opciones.
De esa idea se alimentaba Bera Bera, que se aferraba a la Copa como si fuera suya y el Rocasa se la fuera a arrebatar. Las canarias, al mando de una Luján omnipresente, que sostuvo en los peores momentos a sus compañeras -bien secundada por la capitana López-, se mostraban muy mentalizadas en el repliegue defensivo, faceta que les había dado muchos quebraderos de cabeza en citas anteriores, a la que ayer se dedicaron en cuerpo y alma, y al final sería uno de los pilares de su éxito.
El 5-9 al descanso resultaba sorprendente, por lo escaso del marcador, por los cuatro goles de ventaja, por los cinco goles anotados por Bera Bera... Y la reanudación del partido tras el descanso también fue anómala. Bera Bera parecía más activado, pero los cuerpos volvieron a encender sus alarmas enseguida. Menéndez lanzaba fuera, también lo hacía Luján, y Eli Pinedo desde los siete metros. Bera Bera llegó a tirar siete balones fuera de los tres palos durante el partido, más uno al poste y cuatro blocajes canarios, y el Rocasa no le fue a la zaga (cinco fuera, cinco blocajes y un poste), cifras que reflejaban lo que pesaban los brazos y la dificultad de ejecutar las acciones con soltura.
Y, antes de cumplirse el minuto 3, el marcador electrónico del pabellón también dio síntomas de fatiga y se apagó por completo. Cinco minutos de espera hasta arreglar el fallo. A la vuelta el Rocasa se escapaba hasta el 5-11, la mayor ventaja canaria en el partido. ¿Se acabó la final? ¡No! Aitor Etxaburu paró el tiempo y sus jugadoras reaccionaron con rabia con un 4-0 que les convencía de que quedaba mucho por jugar. Entonces era Paco Santana quien paraba el reloj, y Rocasa recuperaba su ventaja (9-13).
Bera Bera se revolvía (11-13) y Rocasa le castigaba de nuevo (11-15). Etxaburu volvía a parar el tiempo a nueve minutos del final y ordenaba una defensa mixta sobre Luján y Davinia López, pero poco después seguían perdiendo 12-16. Se agotaba el tiempo, con las fuerzas desde hacía tiempo en la reserva... y exclusivamente la terca voluntad de no dar el brazo a torcer sostenía a Bera Bera. En el 23.15 un uno contra uno de Trojaola acababa en penalti y exclusión de Menéndez. Luján no fallaba (12-16). Rocasa, también cogido con alfileres, y tras pelear con uñas y dientes todo el partido, creyó por un instante que ya estaba hecho. Craso error.
Eli Pinedo marcaba del extremo. Exclusión de Luján. Trojaola perdía el balón y Martínez lo enviaba largo a Eli Pinedo para hacer el 14-16. Pierde López. Navarro rechaza el contraataque de Pinedo y en la siguiente jugada penalti a Martínez que transforma Ziarsolo. 15-16 a tres minutos y medio. Temprano detiene el remate de López y Martínez sube el balón hasta dejarlo en manos de Núñez, que empata a 16 a dos y medio del final. 4-0 en poco más de tres minutos. Temprano para el tiro de Luján a uno y medio y Bera Bera puede ponerse por delante, pero Falcón roba el pase de Arrojeria a Eli Pinedo y es el Rocasa quien dispone de la última posesión, que agota hasta el final para que tire Luján y lo desvíe la barrera. Prórroga, la segunda en tres días. Tres partidos durísimos con dos prórrogas en 43 horas. ¿Demasiado para el cuerpo? ¡Más!
Santana mueve bien sus piezas. Saca a Toscano -más entera físicamente- como central y eso le permite dar descanso a López los primeros cinco minutos. Empate a 17. Toscano, Almudena y Luján sentencian a 2.20 del final (17-20). ¿O no? Bera Bera, medio muerto, todavía da coletazos, y Martínez y Elorza ponen el 19-20. Faltan 45 segundos. Rocasa ya no quiere atacar. Los árbitros les dejan. Aviso de pasivo, pero no llegan a sancionar. Y bocinazo final sin mirar a portería. Primer título para Rocasa. Una bella derrota para Bera Bera.

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