El texto comienza con una valoración sobre la historia, y especialmente los últimos 30 años, así como la difícil situación en que los estados han dejado a los diferentes territorios vascos. Sin embargo, acto seguido ETA constata que «por encima de todas las heridas» que se han producido, «Euskal Herria ha llegado a este umbral viva y con las puertas de la libertad abiertas». Cita, en este contexto, «el debate existente en el seno de todos los agentes y entre la ciudadanía, en todo el país», en el que se refleja que los marcos políticos vigentes en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa y la inexistencia de una estructura mínima para Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa «son realidades que deben superarse».
En paralelo destaca la crisis del sistema capitalista y los intentos de prolongarlo en todas sus expresiones. Y une a todo ello la «oportunidad histórica» de solucionar el conflicto. Como resumen de su diagnóstico de la situación de este 2013, ETA afirma: «Por encima de ataques y trabas, hay oportunidades para abrir nuevos terrenos de juego en Euskal Herria: El apoyo de la ciudadanía vasca al diálogo y al acuerdo para dar solución al conflicto y para lograr una paz justa es completo, cada vez más sectores piden un cambio político y social basado en el reconocimiento de Euskal Herria y el derecho a decidir de su ciudadanía, y el proyecto independentista aparece como una alternativa renovada y fuerte en todo el territorio».
Dada esta opción, ETA aboga por construir un proyecto popular en el que tengan cabida «todos los sectores» y que sea «participativo y democrático». Fija como objetivo un Estado vasco y añade que «el sistema capitalista en ningún modo es un espejo en que mirarse. Al contrario, poniendo en manos del pueblo las decisiones y el patrimonio popular, el socialismo -que tiene como bases el respeto y la igualdad- podría conseguir en los próximos años el aval y la adhesión del pueblo trabajador y de la ciudadanía en general».
En la apuesta por este proceso popular, ETA incluye una mención a los presos y exiliados vascos para reivindicar que deben participar en el mismo en igualdad de condiciones que el resto, y que por tanto «tienen que estar libres». Añade aquí que «es hora de pasos valientes y decididos para acelerar el proceso que los traiga a casa». El comunicado concluye con una mención especial a «quienes están pagando el amor a esta patria con el castigo de la cárcel y el exiliado» y mostrando sus condolencias por la reciente muerte de Angel Figueroa, preso en su casa de Algorta. El comunicado es anterior a conocerse el fallecimiento de Xabier López Peña.

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