Los líderes del G20 han comenzado su cumbre anual en San Petersburgo, centrada en el crecimiento económico y el empleo, pero marcada por los planes de EEUU de lanzar un ataque contra Siria.

Antes del inicio formal de la cita, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy ha abogado por redoblar los esfuerzos para convocar una conferencia de paz en Ginebra, al tiempo que ha reiterado que la postura de la UE sostiene que «no hay una solución militar» para Siria.

También el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ha reclamado «forjar un consenso en la comunidad internacional sobre cómo responder a los últimos acontecimientos y cómo poner fin a este conflicto».

Van Rompuy ha afirmado que el supuesto ataque con armas químicas del 21 de agosto constituye una «violación flagrante del derecho internacional y un crimen contra la humanidad» ante el que la comunidad internacional «no puede quedarse sin hacer nada».

«Aunque respetamos los recientes llamamientos para actuar –ha dicho el presidente del Consejo Europeo en referencia a Estados Unidos–, subrayamos al mismo tiempo la necesidad de avanzar en el marco de la ONU a la hora de abordar la crisis Siria».

En este sentido, Van Rompuy ha pedido a los inspectores de la ONU que presenten un informe preliminar sobre los ataques químicos «lo antes posible» y ha reclamado al Consejo de Seguridad que se una para prevenir cualquier nuevo ataque químico.

«No hay una solución militar para el conflicto sirio. Solo una solución política puede poner fin al terrible derramamiento de sangre, las graves violaciones de derechos humanos y la destrucción de Siria», ha subrayado el presidente del Consejo Europeo.

«Un proceso diplomático global que conduzca a una solución política es ahora más urgente que nunca. La iniciativa para una conferencia de paz Ginebra II debe avanzar rápidamente», ha pedido Van Rompuy.

Arranque de la cita

La cita ha arrancado con un acto oficial en el que Vladimir Putin, presidente ruso y anfitrión de la cumbre, ha recibido a los líderes en el Palacio de Constantino, situado en la localidad de Strelna.

Tras la ceremonia inaugural, mantendrán una primera reunión para hablar del «crecimiento económico y economía global», y más tarde asistirán a una cena donde debatirán sobre «crecimiento y desarrollo para todos».

La crisis siria, que no figura en la agenda oficial, se ha colado de tal modo en la cumbre que el Kremlin no descarta que pueda ser objeto de un debate formal.

«Varios de los participantes me han pedido que se les dé la posibilidad de discutir otros temas muy importantes y graves de la política internacional que no figuraban en un primer momento en nuestro plan, en particular, la situación en Siria», ha afirmado Putin.