«Trabajo los bocetos desde una idea corta, no desde una visión global»
A prácticamente quince años de su formación, Gatibu mantiene las señas de identidad que mostró con «Zoramena», su álbum debut. No obstante, cualquier comparación entre la lejanía y su actual «Euritan dantzan» muestra tanto el crecimiento de los músicos como la consolidación de un sonido que ahora fluye más compacto, elaborado y con una capa de equilibrada sofisticación estilística.

Gatibu llevan vendidas más de 8.000 copias de «Euritan dantzan», un sueño para cualquier multinacional y con el mérito añadido de dirigirse mayoritariamente hacia el aficionado euskaldun. Si no hubiese prejuicios lingüísticos, en este y en otros casos, las cifras serían de otros tiempos.
El logro de esta aceptación popular reside en el encanto de las canciones. Ellas son el motor de toda la historia de la música, después se podrá tocar mejor o peor, arreglar con más o menos gusto, pero si hay base surge todo el potencial, llegan las ventas y los directos. Y el círculo toma más radio. «Euritan dantzan» cuenta solo con seis canciones y un bertso, como también lo incluía Exkixu en su debut. Se queda en mini cedé, pero es preferible un trabajo sólido que alargado sin control por el mero hecho de ajustarse a los 45 minutos de rigor.
El hecho es que dejando la versión al margen, «Loretxoa», canción que Benito Lertxundi grababa en 1967, «Euritan dantzan» es un disco luminoso donde todas las canciones son radiables, corales para sus seguidores, pasables en paquete al directo. Además de fidelizar el sonido Gatibu desde la sección de ritmo a la guitarra de Haimar, siempre con extremo gusto tanto arpegiando, en estado rítmico o en solos puntuales y justificados, más la singular y entonada voz de Alex.
La realidad cuenta asimismo que de las cinco canciones originales aportadas todas son singles potenciales. Con esta mano hasta uno mismo jugaría sin límite al póker.
Gatibu actúa hoy en la emergente sala Zentral de Iruñea a partir de las 22.00. Entrada anticipada, 12 euros; taquilla, 15.
¿Qué les ha motivado a crear su propia discográfica?
Después de editar cinco trabajos con dos discográficas, y después de estudiar varias opciones con otras casas de discos, decidimos que lo mejor era aventurarnos. Era un nuevo reto, y, por lo tanto, excitante. Creo que es bueno salirse de la comodidad de vez en cuando y arriesgar para ver que hay más allá. Haciendo siempre lo mismo consigues los mismos resultados, y nosotros necesitábamos un cambio. Hasta la fecha está siendo muy positivo, y estamos muy contentos con la decisión adoptada..
Y cómo lo llevan, porque hay muchos casos de grupos que se han ahogado en la burocracia posterior.
Bien. En la pasada feria de Durango, por ejemplo, no hemos parado de currar. Sí, ha sido agotador, pero también maravilloso. El hacerlo por tu cuenta conlleva que hay que estar pendiente de bastantes cosas, detalles de los que antes no nos preocupábamos. Pero trabajamos en equipo, con alegría y, sobre todo, con ilusión. Es un trabajo ilusionante, y llegar a tanta gente con nuestra música, es como si fuese el primer disco.
Es una discográfica sin nombre, quizá sea el reflejo de lo que piensan de estas: que no merecen ni tener nombre.
No, para nada. Nuestra intención no es menospreciar a nadie. Hasta ahora hemos trabajado con discográficas, y con ellas hemos conseguido resultados excelentes. Otra cosa es que en este momento hayamos optado por la autoedición para sacar este trabajo exclusivamente. En el futuro quién sabe lo que pasará. ¿Lo de no poner un nombre? Porque no es necesario. Ahí está el nombre del distribuidor y del management que nos lleva.
Han inaugurado esta nueva etapa con un mini cedé (mini elepé y usb) ¿Había que llegar a Durango para comenzar con buen pie o también se trataba de no incluir rellenos y alargarlo de mala manera?
Las dos cosas. Por una parte, teníamos las canciones que teníamos, por simple que parezca, y lo del relleno nunca nos ha ido. Desde el anterior trabajo habían pasado dos años y también fue un trabajo corto, pero que funcionó. No queríamos alargar más ese intervalo. Hacer otro disco corto nos parecía maravilloso y con canciones que nos convencían. De otra parte, tenerlo para Durango es asegurar una buena arrancada. Se agotaron todos los cedés, y no es broma.
Al escuchar el disco con los numerosos detalles de guitarra, uno tiende a pensar que detrás ha habido un proceso de creación en carpeta: esa parte del ordenador donde se guardan las «inspiraciones», la magia de las ideas que surgen con las musas y el trabajo.
Trabajo los bocetos desde una idea corta generalmente, no desde una visión global de canción. Un riff de guitarra o un arpegio junto con un ritmo de batería simple que lo empuje, más una línea de bajo que te mueva. Tiene que ser una idea compacta y que me enganche, que no dé pie a la duda. Partiendo de ese primer coro o vuelta voy desarrollando el resto, escuchando lo que pide la música, dejando que fluya. Las melodías se hacen cantando por encima de las bases a modo de divertimento musical, y desarrollándolo hasta que va cogiendo forma de canción. Y los solos son lo último si hay algo que decir en este aspecto, y si no sin solo de guitarra, que también se puede vivir sin él.
La canción «Euritan dantzan», por ejemplo, posee un sonido de guitarra slide sencillo y a modo de puntual arreglo, pero ocurrente; arpegios y otra zona de lo más bailable, que podría ser de otra idea guardada en la carpeta de los sueños.
«Euritan dantzan» es una canción bastante variada. Sí, junté la parte inicial arpegiada a otra más popera y bailable, que en un principio era de otra canción que tenía desterrada en algún rincón remoto del disco duro. Originalmente a esta parte bailable le precedía una parte muy rockera, pero más típica que no acababa de cuajar. Con la intención de que fuera un tema más colorido, y abierto creé la parte arpegiada, y el slide es lo que pedía desde el primer momento. Creo que es uno de los temas de Gatibu con mejor desarrollo. Va de menos a más de una manera equilibrada y natural, y al final explota la lluvia inundando todo de ritmo.
Ese ritmo es un tanto negroide y bailable. ¿Podría ser el punto de partida para entrar en el mundo de la electrónica con más música de baile, otra música de baile?
Los ritmos negroides están en toda nuestra música. Ellos inventaron la música moderna en gran parte, y a ellos les debemos casi todo lo que nosotros somos musicalmente. Todos venimos de África ¿no? O eso parece. Jejeje. La intención era hacer algo bailable, pero con nuestro sonido rockero y sin maquillar. Es una bonita mezcla. Meternos con sintetizadores, cajas de ritmos y demás no nos atrae de momento. Lo que si hacemos es meter percusión, que es también muy africano.
Como single, que ahora son ficticios, podrían haber ido «Bizitzen badakit» y también «Egun bat», ¿hubo consenso para tener claro que la primera batalla tenía que afrontarla «Euritan danzan» y no ir abriendo el disco?
Sí, lo tuvimos todos muy claro. Era la canción más fresca en todos los sentidos. Musicalmente muy bailable y molona, y con una letra lluviosa. Podía haber ido abriendo el disco, pero la echamos un poquito para atrás, pues ya se abriría paso por sí sola.
La portada es en blanco y negro, ¿han comenzado la autogestión con prudencia económica ante estos años tan duros?
Queríamos cambiar un poco el estilo de portada y optamos por la fotografía. En blanco y negro ganaba mucho, y el hacer una portada sin color contrastaba con el colorido del disco que no es tan sobrio. Se trata de no hacer siempre lo mismo. La tipografía también ha cambiado radicalmente. Estamos muy contentos con el resultado del artwork, el disco ha funcionado muy muy bien, y las ventas han superado con mucho nuestras previsiones.
Recuperan «Loretxoa» (Benito Lertxundi) de la época de Exkixu, contenida en el recopilatorio «Euskal herriak izan behar du». Tenía un aire folk y rockero, ahora viste aire campero y guitarra picking.
Esta versión de «Loretxoa» al estilo de Nashville ya la veníamos haciendo en directo desde hace año y pico, y nos pareció apropiado grabarla sin trabajarla mucho. Es una gran canción con una gran letra, un clásico de la música euskaldun.
«Zer da?» es un blues, sorprende en el sonido Gatibu.
Había que hacer un blues algún día. «Zer da?» tiene el tempo del blues con su ritmo shuffle, y el sentimiento herido del blues. Cuenta son un solo de guitarra con mucho sentimiento.

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