@zalduariz

La UE y la migración, las claves de un compromiso que apenas llega a acuerdo

Quizá sea excesivo llamar acuerdo a unas conclusiones que dejan todo en manos de la voluntariedad de cada país. Un documento que Italia puede vender como un éxito y que deja las manos libres a Alemania para negociar acuerdos bilaterales de devolución de migrantes dentro de la propia UE. El Consejo Europeo, que no podía permitirse un fracaso, escenifica un éxito chutando la pelota para adelante.

Cumbre de los líderes europeos en Bruselas sobre migración. (Stephanie LECOCQ / AFP)
Cumbre de los líderes europeos en Bruselas sobre migración. (Stephanie LECOCQ / AFP)

A las 5.35 de la madrugada, tras prácticamente 14 horas de negociaciones, el Consejo Europeo ha anunciado aliviado un acuerdo sobre la política migratoria. Un pacto sin el cual Italia amenazó con bloquear el resto de materias del Consejo, y sin el cual la canciller alemana, Angela Merkel, tendría un problema doméstico de primer orden. El Consejo Europeo no se podía permitir escenificar un fracaso; otra cosa es que haya logrado un éxito. Aquí van algunas de las claves:

Mediterráneo Central (la ruta de Libia a Italia). El Consejo se compromete a «intensificar» el apoyo a países como Italia, así como a la guardia costera de Libia y remarca, en un punto clave, que «todos los buques que operan en el Mediterráneo deben respetar la legislación aplicable y no obstaculizar las operaciones de la guardia costera de Libia».

Se refieren así a buques como el Lifeline o los de Open Arms, dedicados a rescatar a migrantes en alta mar. El objetivo de Italia, asumido por el Consejo, es que todos los rescates recaigan sobre la guarda costera libia, de modo que sean devueltos en caliente al país norteafricano. Al respecto, no se pierdan la entrevista que realiza hoy Dabid Lazkanoiturburu a Karlos Zurutuza, buen conocedor de la Libia postGadafi.

Mediterráneo Oriental (de Turquía a Grecia). El Consejo anuncia más esfuerzos –es decir, más dinero– «para aplicar la declaración UE-Turquía en su totalidad», en referencia al acuerdo alcanzado en 2016, según el cual Ankara se encargaba de cerrar sus fronteras a migrantes y refugiados a cambio de 6.000 millones de euros.

Mediterráneo occidental (de Marruecos al Estado español). El Consejo constanta un «reciente aumento de los flujos» en esta ruta y anuncia que «apoyará, con medios financieros y de otra índole, todas las iniciativas que emprendan los Estados miembros, especialmente España, y los países de origen y tránsito, en particular Marruecos, para impedir la migración ilegal».

Aunque no se dice, ni mucho menos, de forma explícita, el redactado del comunicado da a entender que el Consejo asume y acepta que Italia mantendrá la política de puertos cerrados para los migrantes, por lo que espera que los flujos se desplacen hacia el Estado español, al que se prometen más medios para gestionar la migración.

Las «plataformas de desembarco». Vistas las dificultades logísticas y diplomáticas que conlleva, el Consejo optó finalmente por pedir a la Comisión Europeo que estudie «con prontitud el concepto de plataformas regionales de desembarque, en estrecha cooperación con los terceros países correspondientes, el ACNUR y la OIM. No descarta, por tanto, la externalización de los centros de internamiento de migrantes a terceros países, pero asume que no podrá ser una iniciativa inmediata.

Los acuerdos bilaterales. En cuanto a las demandas de la canciller alemana, Angela Merkel, a la que urgen soluciones inmediatas y que busca acuerdos bilaterales con países concretos de la UE para poder devolver a los migrantes que le llegan en situación irregular, el Consejo da una vuelta de tuerca al espacio Schengen –que supuestamente garantiza la libre circulación de personas– y asegura que «los movimientos secundarios de solicitantes de asilo entre los Estados miembros amenazan con poner en peligro la integridad del Sistema Europeo Común de Asilo y el acervo de Schengen».

«Los Estados miembros deben tomar todas las medidas legislativas y administrativas internas que sean necesarias para combatir esos movimientos y cooperar estrechamente entre sí a tal efecto», añade el documento del Consejo, dando luz verde a Merkel para buscar acuerdos como los que, por otra parte, ya operan entre los Estados español y francés. Véase a tal efecto el reportaje sobre las devoluciones en caliente en la muga de Irun publicado hace un año.

El Consejo Europeo descubre los CIES. El punto presentado como más novedoso, apenas es una vieja noticia reciclada. En sus conclusiones apunta que «es preciso hacerse cargo de las personas a las que se rescata, partiendo de un esfuerzo compartido, trasladándolas a centros controlados establecidos en Estados miembros, solo de una manera voluntaria». Es decir, el Consejo apuesta por Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) como los que ya funcionan en el Estado español.

Es preciso subrayar el apéndice «solo de una manera voluntaria», pues cabe intuir que es el requisito de Italia para no tener que hacerlo. Las declaraciones del primer ministro, Giuseppe Conte, subrayando dicha voluntariedad no hacen sino confirmarlo.

Más dinero para África. Además del desembolso a Turquía para que siga cerrando su frontera a cal y canto, el Consejo aprobó transferir 500 millones de euros al Fondo fiduciario de emergencia para África, continente en el que marca «como objetivo una transformación socioeconómica sustancial». Con todo, no es más que la mitad de los 1.000 millones que la Alta Representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE, Federica Moguerini, pidió a los países miembros antes de empezar la cumbre.

Refuerzo de las fronteras y las devoluciones. El Consejo recuerda «la necesidad de que los Estados miembros garanticen el control efectivo de las fronteras exteriores de la UE», para lo que promete «apoyo financiero y material». Subraya, asimismo, que «es necesario aumentar considerablemente los retornos efectivos de migrantes irregulares». Para ambos objetivos promete reforzar Frontex, la agencia militar europea destinada al control fronterizo.

La reforma del Sistema Europeo Común de Asilo, sine die. El actual sistema dicta que cuando un migrante llega, digamos, a Italia, y pide asilo en Alemania, debe ser el primer país el que se haga cargo del migrante mientras se resuelve la solicitud de asilo. Es algo que los países del sur de Europa quieren cambiar y, al mismo tiempo, algo que los países receptores –mayormente Alemania– entienden pero no quieren cambiar por la cuenta que les trae. El Consejo resolvió el callejón sin salida anunciando un nuevo «informe de situación» para la cumbre que tendrá lugar en octubre.