Mikel INSAUSTI

La despedida de Bertolucci se ha visto ensombrecida

A Bernardo Bertolucci le perjudica la imagen que se quiso dar de él como divo del cine, como maestro universal consagrado por Hollywood. Es muy distinta la perspectiva cuando se le contempla dentro o fuera del cine italiano.

A Bernardo Bertolucci le perjudica la imagen que se quiso dar de él como divo del cine, como maestro universal consagrado por Hollywood. Es muy distinta la perspectiva cuando se le contempla dentro o fuera del cine italiano, y cuanto más nos acerquemos a sus orígenes en Parma más realista y ajustada será la concepción de un cineasta que aprendió el oficio de su amigo Pasolini, y que siempre se posicionó políticamente en la esfera militante del PCI. Pero a partir de su asociación con el director de fotografía Vittorio Storaro su cine pasó a tener una factura formal grandiosa, por lo que sus creaciones cobraron una dimensión elevada que no estaba al alcance de otros colegas que también se habían formado en los años 60 con las influencias del neorrealismo y la “nouvelle vague”.

Siempre pensé que Bertolucci era intocable, hasta que en el año 2013 unas desafortunadas declaraciones se volvieron en contra suya, evidenciando que los tiempos estaban cambiando incluso para un coloso del cine como él. Pecó de divismo y de vanidad al considerar que arte está por encima de todo, incluso de la dignidad de las personas, y más en concreto de la de las mujeres.

En esa entrevista reconocía que se puso de acuerdo con Marlon Brando para engañar a la actriz Maria Schneider, de 19 años de edad y sin experiencia en el medio, para que se sintiera realmente humillada en la famosa escena de la mantequilla de “El último tango en París” (1972). Y la joven se sintió tan maltratada que nunca superaría las secuelas sicológicas que le dejó una situación tan traumática. En mi opinión ninguna película, por mítica que sea, justifica la utilización de semajantes métodos para provocar determinadas reacciones de sorpresa en una intérprete que no cuenta con la misma información que el director y su pareja actoral.

Habrá a quien le pueda parecer un episodio anecdótico y puntual dentro de la larga trayectoría de un cineasta de prestigio, pero lo veo determinante a la hora de entender el cambio de contexto histórico a tenor de las transformaciones sociales y culturales. La progresía del momento cerró filas a favor de la polémica película, pues ir en contra era más propio de la reacción y los sectores católicos afines a El Vaticano. Sin embargo, hoy es el día en que las reivindicaciones feministas han dado un vuelco a la percepción que se tiene del autor y de sus intenciones.