Ainara Lertxundi
Buenos Aires

Las Abuelas de Plaza de Mayo hallan en el Estado español a la nieta número 129

Las Abuelas de Plaza de Mayo han encontrado a la nieta número 129, que actualmente reside en el Estado español. Nacida durante el cautiverio de su madre, su padre, Carlos Alberto Solsona, quien en el momento de la detención de su compañera el 21 de mayo de 1977 se encontraba fuera de Argentina, las buscó durante 42 años.

Carlos Alberto Solsona, padre de la nieta recuperada, compareció junto a las Abuelas de la Plaza de Mayo, en la sede de estas en Buenos Aires, para informar sobre el hallazgo. (Daniel VIDES/AFP)
Carlos Alberto Solsona, padre de la nieta recuperada, compareció junto a las Abuelas de la Plaza de Mayo, en la sede de estas en Buenos Aires, para informar sobre el hallazgo. (Daniel VIDES/AFP)

Norma Síntora, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP) junto a su compañero Carlos Alberto Solsona, fue secuestrada el 21 de mayo de 1977 en el domicilio de un matrimonio, compañeros de militancia, donde se había escondido en la provincia de Buenos Aires. Estaba embarazada de ocho meses. Solsona había logrado salir de Argentina. La familia pensaba reunirse en el Estado español junto a su primer hijo, Marcos, a quien habían dejado al cuidado de los abuelos maternos ante la fuerte represión que se vivía en el país. Cuando tenía diez años, su abuelo paterno lo llevó con Carlos, quien con el tiempo formó una nueva pareja y tuvo otro hijo.

En 2012, las Abuelas de Plaza de Mayo recibieron informaciones sobre una joven que había sido inscripta como hija propia por un matrimonio. La documentación mostraba que la partida de nacimiento apócrifa había sido firmada por un médico de la Policía Federal Argentina y el parto había ocurrido en un domicilio.

En 2013, el equipo de Aproximación del área de Investigación de Abuelas contactó con la presunta hija que vivía fuera de Argentina para pedirle que se realizara el examen de ADN. La comunicación se realizó por teléfono y quedó en continuarla vía correo electrónico.

La mujer dijo que viajaría a Argentina en 2014, pero ese viaje no se produjo por lo que el caso finalmente fue remitido a la Unidad de la Fiscalía especializada en casos de apropiación de menores durante la dictadura cívico-militar. El juez argentino Sergio Torres se hizo cargo de la investigación y a través de la representación diplomática del país donde reside la ahora nieta restituida intentó en dos oportunidades que se hiciera los análisis. Ante su negativa, envió un exhortó a la Justicia de ese país que rechazó realizar un registro para verificar la identidad de la joven.

En junio de 2017, gracias a la intervención de un amigo que la animó a averiguar la verdad sobre sus orígenes, retomaron el contacto con la joven, quien hace dos semanas viajó a Argentina y accedió a realizarse los análisis de ADN. Se presupone que nació en la maternidad clandestina que operó en el centro de detención de Campo de Mayo.

La búsqueda que empezó siendo treintañero

«Este caso devela la trama de complicidad que conlleva el delito de apropiación de identidad y la necesidad de que toda la sociedad se comprometa a resolverlo. El encuentro de Carlos con su hija no habría sido posible de no haber recibido las informaciones acercadas desde la sociedad, no podría haberse constituido como caso si el Estado no se hubiera comprometido con la búsqueda, y a esto se suma el acompañamiento de su amigo que la guió para que se sacara las dudas sobre lo que la restitución implicaba, las gestiones con los consulados de Argentina en otros países, la labor de la Unidad Fiscal de Investigación, del Juzgado Número 12, de la CONADI, el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y de nuestros colaboradores. Todos y cada uno de los eslabones de esta cadena han hecho posible que la #Nieta129 vuelva a casa», subrayaron las Abuelas de Plaza de Mayo en la rueda de prensa que ofrecieron el martes en su sede, en Buenos Aires, para dar detalles sobre este caso.

«Sabía que podía ser cierto que no llegara nunca este momento y por eso activé una especie de mecanismo de autodefensa que, para evitar que me destruyera y que me desgastara antes de tiempo, fue generando una coraza que se hacía cada día más grande», manifestó Solsona presente en la comparecencia.

«Nadie tiene idea de las miles de noches que yo pasé sin poder dormir, esperando este momento. Hemos recorrido, con distintos compañeros y amigos, no sé cuántos barrios de Buenos Aires. Donde había un dato o una mínima pista, ahí íbamos a hablar con la gente, a preguntar», añadió.

Confesó que no quiere «crear imágenes o situaciones previas porque tengo, sobre todo, mucho miedo de lastimarla a ella. Tiene una vida, tiene más de 40 años y le cayó todo esto encima. Mi principal preocupación y la de mis dos hijos es que ella pueda transitar esto con la mayor tranquilidad posible y en las mejores condiciones para procesarlo. Más allá de eso, pienso que será algo grandioso», enfatizó.

«Por eso repetimos: rompamos el silencio, el tiempo es hoy, los nietos y nietas ya tienen entre 39 y 45 años, ayudemos a reparar las heridas que la dictadura nos dejó», subrayó la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto.