Iñigo Garcia Odiaga
Arquitecto

Cubierta activa

En 1925, Le Corbusier razonaba con ingenuidad y optimismo, sobre la cubierta plana. Dos años después enunciaría el principio del toit-jardin dentro de los cinco puntos de la arquitectura, que venía a decir aquello de que la azotea debía recuperar el espacio del suelo perdido al construir el edificio, y devolverlo como un lugar, una superficie, que recupere la vida al aire libre. Este mecanismo arquitectónico, cien años después, no ha alcanzado aún una presencia notoria en la arquitectura pero sí que hay proyectos que apuestan por esta solución, ilustrando bien las bondades de una cubierta activa.

Un buen ejemplo es el edificio de parking realizado por JaJa Architects en el barrio de Nordhvan en Copenhague. Este tipo de edificios, dedicados únicamente al estacionamiento de vehículos, son especialmente autónomos respecto de la ciudad, por lo que el reto del proyecto consistió desde un principio en compaginar una estructura de estacionamiento funcional que fuese capaz, además, de involucrarse en el espacio urbano cercano.

De algún modo, la mecánica y el movimiento de los vehículos introducen en la arquitectura un rigor geométrico que parece desembocar directamente en una estructura de hormigón matemáticamente predefinida y prácticamente estándar. Esa estructura tiene una crudeza racional e industrial, que se adapta al espíritu y la historia de la zona industrial del puerto; pero, sin embargo, el resultado podría parecer frío y duro. Por lo tanto, como una continuación natural de la identidad del ladrillo rojo de la zona, el proyecto propuso un aditivo rojo que coloreó la estructura de hormigón. Con este simple añadido, el marco gris tradicional se transforma en una estructura de construcción única, que irradia calidez e intimidad a través de su materialidad y textura, en armonía con el entorno que está dominado por las tejas y ladrillos rojos de los antiguos almacenes del puerto.

En lugar de ocultar la estructura del edificio, se propuso un sistema de macetas de plantas que se colocan en un ritmo relacionado con la cuadrícula, y que introducen una nueva escala, al mismo tiempo que distribuyen el follaje verde de lo plantado a través de toda la fachada. Esta rejilla de cajas de plantas es atravesada además por dos grandes escaleras públicas, que permiten llegar a la cubierta que se convierte en un fantástico patio de juegos. Desde el nivel de la calle, la escalera invita a los habitantes de la ciudad a un viaje al paisaje de la azotea y hacia las magníficas vistas sobre el puerto de Copenhague.

El curso de la escalera sigue el ritmo estructural del edificio, y cada rellano proporciona una vista a través de los espacios urbanos circundantes. En ese sentido la escalera tiene referencias al Centro Pompidou, donde el movimiento a lo largo de la fachada es una experiencia en sí misma. La parte de la fachada en contacto con la escalera se trabajó en conjunto con RAMA Studio para crear un friso gráfico que, de forma abstracta y figurativa, transmite la historia de esta zona del puerto de la ciudad. La narración se puede ver desde el nivel de la calle y se sigue más de cerca cuando el visitante asciende por la escalera.

Ese hilo rojo en el que se ha transformado la barandilla es además una guía física a través de los espacios públicos de la estructura del garaje, que lleva al visitante desde el nivel de la calle, donde la guía se introduce como una barandilla en la escalera hasta la cubierta. Como una guía escultórica, casi literalmente toma al visitante de la mano y lo conduce a lo largo de las escaleras hacia la parte superior y a través del conjunto de actividades de la azotea.

Invitación al descanso y la diversión. El tubo que forman las barandillas de las escaleras se transforma en columpios allí arriba, en jaulas de bolas, gimnasios, puntos de escalada y diversos tipos de mobiliario urbano o elementos más arquitectónicos como vallas y bancos, que enfatizan o establecen espacios a la vez que protegen del clima.

Esta diversidad de actividades sobre la planta libre de la cubierta, proporciona una gran flexibilidad y hace que las actividades más emocionantes sean visibles desde el nivel de la calle. El recorrido de este hilo-escultura por el tejado continúa ininterrumpido, antes de regresar por la segunda escalera hacia la calle. El conjunto formado por las escaleras, la fachada verde y la cubierta activa conforma un paisaje urbano y vivo que invita al descanso, la diversión y el ocio.

Como tal, la estructura recorrida por ese hilo metálico rojo a través de todo el edificio, conecta la fachada, las escaleras y las actividades de la cubierta con la ciudad. En resumen, puede decirse que la utilización de esta cubierta como un espacio público ha convertido un simple parking de automóviles en un espacio de encuentro donde visitantes, vecinos del barrio y deportistas confluyen construyendo un nuevo escenario en la capital de Dinamarca.