Todo un éxito de taquilla en el mercado francófono que no sale de la nada, porque esta flamante producción ha costado trece millones y medio de euros, invertidos en un lujoso reparto y en unas localizaciones de época espectaculares en la Costa Azul.

Un esfuerzo económico y artístico destinado a recrear la gran comedia de los años 60, cuando a Hollywood le gustaba rodar en elegantes escenarios europeos. La idea surge de la sostenida colaboración, ya de muchos años atrás, entre el cineasta Jean-Marie Poiré y el actor Christian Clavier, que lograron éxitos cómicos juntos como ‘Los visitantes’ (1993).

En ‘Mystère à Saint-Tropez’, se han reunido de nuevo para escribir un guion, ya que la realización corresponde al Nicolas Benamou de la comercial ‘Babysitting’ (2014), en homenaje a ‘El gendarme de Saint-Tropez’ (1964), ‘La Pantera Rosa’ (1963) y ‘El guateque’ (1968).

En consecuencia, la caracterización de Christian Clavier en el papel del comisario Jean Boullin es un trasunto entre el citado gendarme, que encarnaba Louis De Funes, y el inspector Clouseau, inmortalizado por Peter Sellers. Y, como quiera que en la alocada intriga dicho policia se tiene que hacer pasar por mayordomo de la mansión en la que se celebran las fiestas, el tributo se extiende a otro célebre personaje de Sellers, el del extra de origen indio Hrundi V. Bakshi

El tronchante Barón Tranchant, un multimillonario belga interpretado por Benoît Poelvoorde, sufre un sabotaje en su descapotable rojo, sospechando que quieren atentar contra su mujer. Llama al presidente Chirac y le pide que asigne al caso al mejor investigador de París, pero como en aquel año de 1970 era pleno agosto, todos los buenos estaban de vacaciones, y solo queda el inepto de Boullin, cuya fama de torpe le precede.

Su método consistirá en convertir la investigación en una divertida partida de Cluedo para los invitados.