Ibai Azparren
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

La desigualdad en la distribución de vacunas eternizará la pandemia

La inequidad en la inmunización es el mayor obstáculo para poner fin a esta pandemia, advierte la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, el desequilibrio en la distribución de la vacuna es patente: solo el 1,1% de los habitantes de países con menos ingresos tiene al menos una dosis.

Un hombre recibe una vacuna en Guatemala, donde solo el 2% de la población cuenta con la pauta completa. (Johan ORDOÑEZ/AFP)
Un hombre recibe una vacuna en Guatemala, donde solo el 2% de la población cuenta con la pauta completa. (Johan ORDOÑEZ/AFP)

El 27,1% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el covid-19, y el 13,6% está totalmente vacunado. Teniendo en cuenta que cada día se administran 29,08 millones de dosis, según los datos de Our World in Data, podría parecer que el camino hacia la inmunidad frente al coronavirus está cerca, pese a que el aumento acelerado de casos ha cancelado toda esperanza de tregua estival.

Sin embargo, los datos de vacunación global esconden graves brechas entre los llamados países ricos y pobres, y ponen sobre la mesa una advertencia repetida mil veces por los expertos: para controlar la pandemia, una gran parte de la población mundial debe ser inmune al virus. Para ello, es fundamental que las personas de todos los países reciban la protección necesaria, un desafío todavía remoto teniendo en cuenta que solo el 1,1% de las personas en países de bajos ingresos ha recibido al menos una dosis.

La vacunación en el hemisferio norte está especialmente extendida, ya que los países con mayor renta per cápita acapararon la mayoría de las dosis antes de la aprobación de las vacunas. El 57% población de la Unión Europea cuenta con al menos una dosis, y el 46% con la pauta completa. Le siguen Norteamérica con el 46% (36% con la pauta completa) y, a más distancia, Sudamérica (el 40% tiene al menos una dosis y el 17% la pauta completa) y Asia (27% con al menos una y el 10% con ambas).

No obstante, como se puede observar en el planisferio que acompaña a este artículo, el proceso de vacunación apenas ha comenzado en África. En Burundi, Malawi, Mozambique y Sudán del Sur, menos de dos de cada 100 personas han sido vacunadas contra el covid-19, y en la República Democrática del Congo, por ejemplo, solo se han administrado 0,09 dosis por cada 100 habitantes.

Por contra, Emiratos Árabes Unidos (116 dosis por cada 100 habitantes), Malta (166), Islandia (138), Baréin (132), Chile (129) e Israel (127) lideran la tabla. Sin embargo, los elogios a la campaña de vacunación israelí chocan con los datos de Palestina, que solo ha administrado 19 dosis por cada 100 habitantes. Una muestra de que la distribución de vacunas está determinada por condicionantes políticos, económicos, sociales y diplomáticos. Asimismo, es necesario tener en cuenta el tamaño y la población de cada país para hacer comparativas.

En el Estado español la campaña de vacunación se ha acelerado tras los retrasos y conflictos con las empresas farmacéuticas que tuvieron lugar en marzo. El 54% de la población ha recibido la dosis completa y ya se administran 113 dosis por cada 100 personas. En el Estado francés, la población inmunizada llega al 44%, mientras que se administran 99 dosis por cada 100 habitantes. En Alemania, el número de dosis por cada 100 habitantes se sitúa en 106, 102 en EEUU y 105 en China. La media mundial es de 49 dosis por cada 100 habitantes.

Liberalización de patentes

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que la inequidad en la distribución de la vacuna tendrá un impacto profundo y duradero en la recuperación socioeconómica en los países de ingresos bajos y medios bajos sin una acción urgente para aumentar el suministro. Un despliegue de vacunación más lento en dichos países, añade, los hace más vulnerables frente a las variantes más contagiosas y recuerda que, mientras el virus siga circulando, existe la posibilidad de que emerjan nuevas mutaciones, que serían «más peligrosas».

Este desigual reparto deja en evidencia a Covax, el mecanismo destinado a distribuir vacunas a países de bajos ingresos financiadas mediante donaciones de los países más ricos y de grupos filantrópicos. Para superar esa limitación, India y Sudáfrica encabezaron una propuesta para que la Organización Mundial del Comercio (OMC) declare las patentes de las vacunas temporalmente libres de patentes. Pese a la decisión de la Administración de Joe Biden de apoyar la suspensión de patentes y la petición del Parlamento Europeo, la Comisión Europea ha acogido con frialdad esta opción, al tiempo que sigue reuniéndose regularmente con lobbys farmacéuticos, mientras que los grupos de salud pública son ignorados en Bruselas. La propuesta cuenta con el apoyo de 63 miembros de la OMC, pero, además de la UE, Gran Bretaña, Australia, Japón o Suiza se resisten a la suspensión de patentes.

Aumento del gasto

El nuevo análisis de escenarios que ha elaborado la OMS sugiere que para vacunar al 70% de la población, los países de renta baja deberán aumentar su gasto sanitario en un 57%, mientras que se espera que los países de ingresos altos lo aumenten sólo un 0,8% para alcanzar la misma tasa de vacunación.

De hecho, lograr el objetivo de vacunación del 70% en países de ingresos bajos y medios bajos requerirá 49.170 millones de dólares según el organismo internacional, calculando un precio de 15,80 dólares por dosis. Esta cantidad equivale al 0,69% de su PIB previsto para 2021, lo que representa una carga financiera importante para los países de bajos ingresos, donde el gasto sanitario medio anual per cápita es de 41 dólares.

El panorama es aún más desesperanzador si se analiza únicamente la situación de estos países llamados pobres. Se necesitarán más de 8.000 millones de dólares, es decir, aproximadamente la mitad del crecimiento previsto de su PIB en 2021, para vacunar al 70% de su población, frente a sólo el 0,4% del crecimiento previsto para los países ricos. En Sudán, explica la OMS, los costes de las vacunas añadirían más de 562 millones de dólares a la deuda pública de 2021, y 367 millones de dólares a la de Mozambique.