
Yves Montand y Simone Signoret participaron respectivamente en algunos de los grandes filmes dirigidos por cineastas como Jacques Becker, Marcel Carné, Henri Georges Clouzot, Luis Buñuel, Costa Gavras, Jack Clayton, George Cuckor, Jean-Luc Godard, Jean-Pierre Melville, Claude Sautet, Joseph Losey o Jacques Demy.
Considerados como emblemas de la cultura del Estado frances, curiosamente ambos nacieron fuera, ella en Alemania -Wiesbaden el 25 de marzo de 1921- y él en un pueblo de la Toscana italiana llamado Monsummano Terme, el 13 de octubre 1921. También fueron coincidentes en sus raíces judías y nacieron en el seno de familias antifascistas que emigraron al Estado francés.
La ocupación alemana que padeció el Estado francés durante la Segunda Guerra Mundial reafirmó sus convicciones políticas y ello se tradujo en su activismo a favor de las causas que consideraban justas.
En la pantalla coincidieron pocas veces, pero cuando lo hicieron les trajo consecuencias: la metáfora del macartismo que es 'Les sorcières de Salem' -dirigida en 1957 por Raymond Rouleau- les cerró el paso a Hollywood durante un tiempo, mientras 'Laveu' (1970) de Costa Gavras, una crítica al estalinismo, tendría el mismo efecto en los países soviéticos.
El cineasta griego, que ya los dirigió en su debut como director en 'Compartiment tueurs' (1965), colaboraría con Montand en uno de sus títulos más célebres, 'Z' (1969). Al año siguiente, Montand y Signoret se embarcaron en el rodaje de 'La confesión', también de Costa Gavras.
Basada en el libro de Arthur London, narra en primera persona las purgas estalinistas de las que fueron víctimas los disidentes del Partido Comunista checoslovaco, entre ellos el propio London. London, había ingresado en las Brigadas Internacionales, participó activamente en la Resistencia francesa y fue preso en Mauthausen.
En defensa de 'Txiki' y Otaegi
En 1975. Montand, Costa Gavras, Regis Debray, Jean Lacouture, Claude Mauriac, y Faucault se trasladaron a Madrid para dar una conferencia de prensa en la que solicitaron el indulto de los últimos ejecutados por el franquismo.
Su intención fue la de leer un manifiesto firmado por Sartre, Malraux, Aragón, Mendes France y François Jacob. Entre los condenados de aquella sentencia a muerte figuraban Jon Paredes 'Txiki' y Angel Otaegi. Aquella denuncia pública fue suspendida y la representación fue devuelta a su avión.
Antes de que los caminos de Montad y Signoret se cruzaran en 1949, él triunfaba como cantante de 'music-hall' gracias a su descubridora y por entonces compañera sentimental Édith Piaf, mientras Signoret se dio a conocer a través de su primer marido, el director Yves Allégret, con personajes tan sensuales como sórdidos que fueron la antesala de grandes interpretaciones.
En su faceta de músic, Montad incluyó en su repertorio un buen número de canciones comprometidas con la izquierda como 'Le temps des cerises', compuesta en 1869 por Jean-Baptiste Clement y Antoine Renard, y que había sido adoptada como himno por la Comuna de Paris; también 'Le Chant de la Liberation', y sobre todo la famosa 'Le Chant des Partisans'.
La 'niña de papa' Jane Fonda y Marilyn Monroe
Por su parte, Signoret viajó en el año 60 a Estados Unidos para recoger el Óscar que mereció su interpretación en 'Un lugar en la cumbre', de Jack Clayton. Fue la primera ocasión en la que la estatuilla recaía en una actriz del Estado francés que trabajaba en una producción no estadounidense. Conocida su militancia de izquierdas y vinculada al Partido Comunista, su presencia en Estados Unidos peligró.
En la rueda de prensa posterior a la entrega de los premios de la Academia de Hollywood, Signoret dijo «no creo que nadie se preocupe por mis aficiones políticas, pero ya que me lo pregunta no soy ni he sido nunca comunista». La actriz reconoció posteriormente que estas palabras lo único que certificaban era su compromiso total con la izquierda, no con el Partido Comunista.
Años después, Signoret dedicó unas duras palabras a la que se suponía que era la actriz estadounidense que representaba el progresismo en Hollywood, Jane Fonda. En opinión de Signoret, Jane Fonda carecía de «conciencia social. Su activismo es para ella un hobby como para mí lo es la numismática. No, Jane no es una revolucionarla, ni siquiera una persona con las preocupaciones socioeconómicas de la clase trabajadora. Es solamente una ‘niña de papá’, que ha triunfado como actriz y que últimamente le ha dado por jugar a la política».
En relación al sonoro episodio sentimental que compartieron Montand y Marilyn Monroe, Signoret dijo ante una multitud de periodistas «si Marilyn se ha enamorado de mi marido, solo puedo decir que es una mujer con muy buen gusto».
En sus memorias 'La nostalgia ya no es lo que era', la actriz reveló «Marilyn o sabrá nunca hasta qué grado nunca la detesté, y cómo comprendí esta historia que solo nos concernía a los cuatro -Yves Montand, Simone Signoret, Marilyn Monroe y Arthur Miller- y de la cual el mundo entero se puso a hablar cuando en realidad estaban sucediendo cosas muchísimo más importantes».
Posteriormente a 'Un lugar en la cumbre' volvería a ser nominada por 'El barco de los locos', de Stanley Kramer. Siguió interpretando papeles variados hasta 1982, cuando se retiró del cine.
Una de sus últimas apariciones destacables tuvo lugar unos meses antes de su muerte, en el programa '7 sur 7' donde presentó el logo de SOS Racisme 'Touche pas à mon pote'.
Falleció el 30 de setiembre. Yves Montand, que murió seis años después, en noviembre de 1991, está enterrado a su lado en el cementerio de Père-Lachaise.

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