
No es esta una guía turística, pero nunca está de más conocer qué terreno se pisa, tal vez para intentar entenderlo mejor. Cierto, importa poco que Kazán sea la capital de Tartaristán cuando en el partido que Bitci Baskonia va a disputar este miércoles frente al Unics a las 18.00 esa influencia nada tendrá que ver. ¿Qué más dará la condición de segundo grupo étnico de los tártaros dentro de Rusia, con alrededor de cinco millones de personas, cuando el entrenador de Unics Kazan es un croata como Velimir Perasovic y su jugador estrella es otro croata, de nombre Mario Hezonja?
¿Qué más dará conocer que hay tártaros en Siberia, el Cáucaso, Crimea –aparte de la región del Volga, donde se ubica Kazán–, Lituania, Polonia, Ucrania, Bulgaria, Rumanía, Turquía y hasta China, y que su nombre, según la superficial vista de la Wikpedia, «es un nombre colectivo que se aplica a los pueblos túrquicos de Europa Oriental y Siberia»?
Tartaristán sigue formando parte de la Rusia europea, aunque su población se divida en un 51% entre musulmanes suníes y el resto principalmente poblado por cristianos ortodoxos. No tiene quizá el encanto tenebroso de Siberia, ni evoca el recuerdo del Transiberiano –hay que hacer un pequeño desvío para poder visitar Kazán– o a la misión de Miguel Strogoff, correo del Zar, más allá de los Urales, límite geográfico entre Europa y Asia.
No, el tártaro es un pueblo ya asentado regiamente en las orillas del Volga, que desde 1920 tiene proclamada su autonomía, que en la etapa final de la Unión Soviética, el 30 de agosto de 1990 fue aprobada la Declaración de la Soberanía Estatal de la República de Tartaristán.
Kazán, además, es una ciudad joven a cuenta de su vida universitaria, con un 40% de su población menor a los 30 años y con extranjeros de 115 nacionalidades en sus calles. No tiene, pues, el «trágico glamour» de otras ciudades rusas, que o bien estuvieron cerradas durante el período soviético –como pudo ser Nizny Novgorod, por ejemplo– o forman parte del imaginario cruento del «archipiélago gulag» –como Vorkutá, cerca del Círculo Polar Ártico–.
Solo se ubica en el «extremo Oriente» de la Euroliga. Por no tener, no tiene ni un equipo de baloncesto que opte a ganar la Euroliga, aunque el año pasado se coló en la final de la Eurocup y hace unos años tuvo una única presencia por la principal competición europea de baloncesto de clubes, un equipo que tenía al «metepuntos» Keith Langford como estrella y a viejos conocidos como Latavious Williams, Quino Colom o Marko Banic en su plantilla.
Kazán, por no tener, no tiene ni influencia de Moscú, el cual se halla a 820 kilómetros de la capital rusa, a toda una noche de tren desde la estación capitalina de Kazanskiy.
Es por eso que la capital de los Tártaros merece respeto cuando un equipo de Euskal Herria se marcha hasta allá, en un Tour que llevará a Saski Baskonia desde Tartaristán hasta San Petersburgo, la antigua capital del Imperio Zarista en el lapso de 48 horas, antes de volver a volar a Gasteiz, completando una semana de seis mil kilómetros.
Retales de viejos conocidos
Y es ahí cuando adquiere relevancia esta visita a un equipo que es un remedo de compendio de exiliados. Exiliados de la NBA, de la ACB, de lugares más cálidos y relevantes a nivel de la propia Euroliga: los mentados Velimir Perasovic, Mario Hezonja, el exbaskonista Tonye Jekiri, el ex de los Memphis Grizzlies y Dallas Mavericks OJ Mayo, Lorenzo Brown, Andrey Vorontsevich –duda por problemas físicos para el miércoles–, o Viacheslav Zaitsev.
Como suele suceder con los grupos de exiliados, la masa es tan heterogénea que a veces tiende al bullicio y a cierta anarquía, una suerte de Torre de Babel en el que por mucho que el inglés sea el idioma universal, a veces hace falta un traductor.
Así se explica que Unics Kazan vaya con un balance de 1-4, luego de haber encajado hace diez días una sonrojante paliza en la pista de Fenerbahçe: 80-41. Pero por otro lado, sus derrotas frente a Mónaco, Unics Kazan y Zenit de San Petersburgo han sido por menos de diez puntos.
Es decir, que talento hay, y un Saski Baskonia que a su irregular camino le ha tenido que sumar la ausencia de Rokas Giedraitis por una torcedura en su tobillo izquierdo en el partido frente a UCAM Murcia, bastante tiene con buscarse la vida como para centrarse en si enfrente tiene un grupo de exiliados o el ejército de Pancho Villa.
«No tienen muchas victorias pero sí mucha calidad», ha indicado Dusko Ivanovic en la previa a este encuentro. «Es un equipo atlético y con experiencia, al que le gusta jugar en transición, por lo que suele hacer las cosas bien en cuanto a balones recuperados y el rebote ofensivo», ha incidido el de Bijelo Polje, subrayando la capacidad en el uno contra uno de la mayoría de los integrantes del conjunto tártaro.
El orden deberá ponérselo el base italiano Marco Spissu, pero esa falta de reposo en el juego, más bien al completar un equipo con retales, jugadores con experiencia en la Eurocup y lejos del calor cotidiano de los focos, los vuelve tan impredecibles para el Baskonia como para sí mismos, a pesar de los esfuerzos de Velimir Perasovic en hacer un equipo reconocible a sus postulados en el juego.
Dusko Ivanovic, como es normal, ha preferido centrar su discurso en su propio equipo, un Saski Baskonia que llega con un balance de 3-2 después de encadenar tres triunfos continentales, lo cual es el mayor colchón que a día de hoy los gasteiztarras pueden presentar. Con todo, Ivanovic ha dejado para el final un pequeño toque de atención, sin citar nombres, pero sin que haga falta citarlos.
«Nosotros tenemos que jugar parecido a los últimos partidos. Necesitamos tener un poquito más de paciencia, un poquito más de concentración y algunos jugadores tienen que dar más que hasta ahora», ha subrayado.
Granger, la nota más afinada
Mientras tanto, Jayson Granger es el mejor pasador de la Euroliga después de las cinco primeras jornadas con 5,4 asistencias por partido y demuestra con estas cifras el gran momento de forma que atraviesa tras regresar a Gasteiz después de un año en el Alba Berlín.
El base charrúa lidera la clasificación de pases de canasta por delante de referentes internacionales como Shane Larkin (Anadolu Efes), Nick Calathes (Barcelona), Thomas Heurtel (Real Madrid) y Nate Wolters (Estrella Roja).
Su mejor partido en este aspecto fue el duelo ante el Panathinaikos donde repartió nueve asistencias.
Curiosamente, Saski Baskonia es décimo en la clasificación por equipos en este aspecto del juego. Barça, Real Madrid y Fenerbahce comandan la lista.
Con el base uruguayo viviendo sus mejores días como jugador baskonista, a pesar de las ausencias los de Dusko Ivanovic parten como favoritos a la victoria. Por ahora, la breve historia del Baskonia con Unics Kazan es inmejorable, con dos victorias en otros tantos partidos: 102-70 en Gasteiz y 91-92 en Kazan en la Euroliga de la campaña 2016/17. Así pues, si esta breve pero buena racha se mantiene o se rompe durante este pequeño Tour baskonista por Rusia, quizá sirva para ver si el otoño del club gasteiztarra, a las puertas de ingresar en la época de los temidos «idus de noviembre», va a ser fría y húmeda o seca y gélida.

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