Iñaki  Iriondo
Cronista político

Lakua, con una flexibilidad

Por muchas explicaciones del lehendakari de que empresa son los trabajadores y la dirección, a Lakua le pierden sus querencias y en Mercedes han tomado partido.

«No queremos mas flexibilidad» «Urkullu, escucha, estamos en lucha». El pasado jueves, a su vuelta de Stuttgart donde defendió a «la empresa Mercedes Benz», el lehendakari se encontró por la tarde con cientos de trabajadores y trabajadoras que parecían no haber entendido bien sus palabras, pese a la explicación de que, para él, empresa eran tanto la dirección como los obreros.

Quizá, más allá de la textualidad de esa parte de sus declaraciones, las trabajadoras y los trabajadores de Mercedes tenían en la memoria los encaramientos del lehendakari con sindicalistas de Osakidetza, su presencia en todas las reuniones de cuantas patronales le llaman o aquellas palabras –luego negadas pese a estar grabadas– sobre la huelga del Metal en Bizkaia diciendo que «estoy seguro de que por parte de las empresas, por parte de la Federación Vizcaina de Empresas del Metal, se ha hecho todo lo posible en estos meses para intentar alcanzar acuerdos».

Porque en Stuttgart el lehendakari desnudó su querencia natural cuando torció el gesto y lamentó que por primera vez en veinte años se hubiera «paralizado la empresa». Hablando de «los representantes sindicales», invitó a «reflexionar en cuanto que es la necesidad (sic) de interpretar correctamente cuáles son los planteamientos de flexibilidad y de agilidad que la compañía Mercedes Benz busca». Y la interpretación correcta de flexibilidad la explicó un día después la consejera Aratxa Tapia y lo recogió el diario de su grupo de cabecera: «Tapia advierte a la plantilla de Mercedes que ‘todos debemos adaptarnos a los tiempos’».

Por muchas explicaciones que pretendan dar sobre que la empresa somos todos, la cabra tira al monte, y si repasan lo dicho sobre la huelga del Metal recogido dos párrafos más arriba, Lakua identifica empresa con patronal y flexibilidad con decir amén a la dirección. Pero los trabajadores y trabajadoras no quieren casarse con Mercedes y que ésta decida sus vidas con menos de 48 horas de antelación. Ya han conseguido una primera victoria nocturna.