Ibai Azparren
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

Modelo policial, un debate urgente pese a evasivas y distorsiones

Las recientes acciones de la Ertzaintza han evidenciado una creciente desconexión con la sociedad. Aunque cada vez son más las voces que demandan una transformación, los partidos en el poder han optado por enfocar su campaña en la seguridad pública sin abordar un debate incómodo pero apremiante.

Ertzainas de uniforme aplauden a los agentes de ‘Ertzainas en Lucha’ que se concentraron ante el Parlamento de Gasteiz
Ertzainas de uniforme aplauden a los agentes de ‘Ertzainas en Lucha’ que se concentraron ante el Parlamento de Gasteiz (Raul BOGAJO | FOKU)

No se trata de un fenómeno nuevo, pero la interminable lista de malas prácticas que la Ertzaintza ha desarrollado en la última legislatura ha hecho aflorar un problema que no solo afecta al conjunto de la población, sino también a sus responsables políticos, que se han mostrado desbordados por el evidente impulso autoritario de los miembros de la Policía autonómica. Sin embargo, es la seguridad pública el tema en que hace énfasis la campaña del PNV, y no el debate sobre el modelo policial, que Imanol Pradales, candidato jeltzale, considera totalmente «válido».

Que la policía siempre ha sido un ente opaco e intocable tampoco es una novedad, pero la desconexión de la Ertzaintza con la sociedad es tan manifiesta que parece lógico reconducir el debate al terreno político tras las elecciones de la CAV y abrirlo a una población que ha sido testigo de la deriva del cuerpo. Basta un repaso somero de los últimos meses.

Xuhar, de 16 años, fue gravemente herido en el ojo por un proyectil de foam lanzado por la Ertzaintza en los carnavales de Tolosa. Otra persona tuvo que ser ingresada en Gasteiz con la mandíbula rota, debido con toda probabilidad al impacto de otra bala de foam durante la manifestación del 3 de Marzo, en la que oficialmente se confirmó la presencia de policías infiltrados. Además, una mujer tuvo que ser hospitalizada en la UCI tras recibir, según la familia, el impacto de otro proyectil de idénticas características «disparado de forma directa a la sien». Ocurrió en la previa del partido entre la Real y el PSG, en unas cargas que dejaron al menos dos personas heridas más. Y un ertzaina fue condenado a seis meses golpear a una mujer en la comisaría de Getxo, gracias a que trascendió un vídeo muy revelador.

En estos cuatro años la sociedad vasca ha sido testigo asimismo de las cargas contra trabajadores de Tubacex o contra jóvenes que paralizan desahucios, de la aplicación indiscriminada de la Ley Mordaza (ahora también a jugadores del Athletic), de la relación de agentes con empresas ultras como Desokupa o de los protocolos opacos de la Brigada Bizkor respecto a sus pistolas Taser, del todo desaconsejadas para personas bajo los efectos de la droga o con enfermedades mentales. En ese sentido, la muerte de Eneko Valdés, un hombre de 36 años que sufrió un brote psicótico tras haber consumido droga, no se ha aclarado. Ni el resto de casos citados, pese a las promesas de transparencia.

La opacidad ha sido máxima cuando se trata de la Ertzaintza, como ya quedó claro en el caso de Iñigo Cabacas, cuyo aniversario ha coincidido con la campaña. Ni Lakua ni el Departamento de Josu Erkoreka facilitan informaciones solicitadas por los grupos y se limitan a dar cobertura a cualquier tipo de irregularidad de los agentes. Solo cuando las movilizaciones de ‘Ertzaintza en Lucha’ pusieron en aprietos al Departamento de Interior, el lehendakari Iñigo Urkullu hizo una llamada a «cerrar el paso» a «injerencias organizadas» que «amenazan signos de identidad, principios, organizaciones e instituciones».  

Lakua y el PNV decidieron mirar hacia otro lado hasta que las tendencias ultras les han acabando desbordando. Reflejo de ello son las últimas elecciones sindicales de la Ertzaintza, en las que, frente a la desaparición de CCOO y UGT y un ELA residual, los sindicatos corporativistas como Erne, Esan, Euspel y Sipe se han vuelto mayoritarios, aunque todos ellos se vieran después superados por el movimiento «asindical» de Ertzaintzas en Lucha, con vínculos con asociaciones policiales ultras como Jusapol.

Echando la vista aún más atrás, la Ertzaintza ha priorizado, a lo largo de cuatro décadas, intereses partidistas e incluso de Estado, desviándose de su propósito original establecido en 1936 por Telesforo Monzón. Tras recibir entrenamiento y respaldo de servicios secretos extranjeros en 1980, adoptó un enfoque más militarizado en su lucha contra ETA, caracterizado por episodios de represión y malos tratos. El propio Imanol Pradales ha echado en campaña la culpa a ETA admitiendo la distorsión del modelo original (al estilo de los «bobbys»)

La llegada de Rodolfo Ares, fallecido este año, con impulso de Alfredo Pérez Rubalcaba, al Departamento de Seguridad en el Gobierno de Patxi López fue otro punto de inflexión. La gestión de entonces y después del caso de Iñigo Cabacas reflejó todas las miserias de la Ertzaintza y de sus responsables operativos y políticos. Entonces ya se reclamó un modelo en el cambio policial, pero el debate brilló por su ausencia. Y otro tanto en la era de Iñigo Urkullu a Ajuria Enea; doce años.

Tres no debaten si dos no quieren

El resultado de todo este proceso es la actual Policía autonómica. Tras los conflictos que han surgido en diferentes países del mundo, la remodelación policial ha sido un tema a resolver, y en este contexto electoral parece que aflora un consenso social sobre que hay un problema con la Ertzaintza. No obstante, el PNV parece negarse a un debate sereno sobre el modelo policial, y el PSE se ha limitado a explicar que más que un debate sobre el modelo, «lo que le hace falta a la Ertzaintza es más diálogo con los responsables políticos en la medida en que hay un conflicto laboral abierto que hay que resolver».

EH Bildu, por su parte, pide que se dé «un giro de 180 grados» al modelo de seguridad y afrontar una profunda transformación de la Ertzaintza. Para ello, Julen Arzuaga, secretario de Libertades Democráticas y candidato de EH Bildu por Bizkaia, propuso una fórmula a la catalana: «Es necesario compartir una reflexión entre diferentes sensibilidades políticas para buscar nuevos acuerdos sobre el servicio público de seguridad igual que hicieron en Catalunya, donde todos los grupos del Parlament debatieron y consensuaron conclusiones que ahora implementa el Govern».

De hecho, el primer punto de su programa en materia de seguridad recoge la «apertura de consensos» y el «diálogo con las fuerzas políticas para allegar a un Pacto de Seguridad» acorde con los principios de «transparencia, cercanía, eficacia, fiscalización y rendición de cuentas».

En campaña, sin embargo, las palabras de Pradales sobre la Ertzaintza han eludido la reflexión sobre el cuerpo y lo han trucado por un debate en torno a la seguridad. «Euskadi es hoy en día un país seguro. Pero necesitamos que sea aún más seguro», afirman los jeltzales en su programa electoral. Para ello, candidato a lehendakari ha propuesto «reforzar los instrumentos y las capacidades que tienen la Ertzaintza y las Policías locales» para que cuenten con «todas las herramientas necesarias» para «prevenir y combatir la delincuencia en las calles». El decreto aprobado por Lakua que impone el uso de armas de fuego a las policías locales y las peticiones de los sindicatos corporativistas, entre las que figuran la mejora de materiales, la compra de armas antidisturbios o la vuelta a las pelotas de goma parecen ir en esa misma dirección.

Pradales también ha reprobado a EH Bildu que «juegue con la seguridad» al plantear «el desarme» de la Ertzaintza. «Al que hay que desarmar es al delincuente, al que la lía», aseguró, al tiempo que adelantó que el PNV hará una nueva propuesta para «endurecer» las penas para «reincidentes de hurtos de carácter menor, o delitos de carácter menor». El candidato del PSE, Eneko Andueza, también acusó a EH Bildu de querer «desmantelar» la Ertzaintza.

No obstante, el programa de EH Bildu no plantea el desarme, sino «una disminución de armas de fuego, realizando la confección de un catálogo de actuaciones que se prestarán sin armas», tal y como plantean y ejecutan diferentes países de la UE. También plantea un «análisis sobre los efectos reales de las denominadas ‘armas no letales’, la eliminación de las más peligrosas y límites en su empleo». Respecto a la transparencia, el PNV propone dotar a los agentes policiales de cámaras individuales.

En cuanto a Arkaute, EH Bildu propone una reforma de la Academia de Policía y Emergencias la «reformulación de las actuales competencias y métodos de selección», en concreto, el «conocido sociograma y las OPEs conjuntas». El PNV apunta que «mantendremos y desarrollaremos» la Academia como «institución central de formación de la Euskal Polizia», en la misma línea que el PSE, que propone la «mejora» y «ampliación» de Arkaute.

Las polémicas actuaciones de la Brigada Móvil han suscitado el debate sobre su función y, a este respecto, EH Bildu propone la «reubicación» de los agentes de esta unidad «en las atribuciones de seguridad ciudadana en las comisarías de las capitales». También plantea erradicar «simbología, emblemas, parafernalia o actitudes de extrema derecha» así como la «reducción progresiva de competencias y festivos de las Fuerzas de seguridad españolas hacia el repliegue definitivo». En ningún punto del programa electoral del PNV o PSE se aprecian medidas encaminadas a terminar con las tendencias autoritarias de los agentes.

En cuanto a los puntos en común, estas tres formaciones plantean una policía más igualitaria, y PNV y EH Bildu recogen en su programa impulsar la incorporación de la mujer de forma paritaria, así como reforzar la atención coordinada a las víctimas de violencia machista. También comparten impulsar la especialización policial en materias como ciberseguridad. Respecto al euskara, EH Bildu propone diseñar un programa que conduzca a ofrecer el servicio de seguridad en euskara.