El último encierro de 2024 se recordará por dos sobrecogedoras embestidas de los Miura: una en la calle Mercaderes y otra en la curva de entrada a Estafeta. Dos momentos que podían haber sido trágicos pero en los que tres corredores han esquivado milagrosamente las astas.
La carrera se ha complicado desde el inicio, con un toro muy destacado en cabeza y ante el que los mozos han tenido que ceder paso en milésimas de segundo a riesgo de acabar atropellados.
No han podido hacerlo dos corredores arrollados una vez pasado el Ayuntamiento, en la parte derecha de la parte estrecha de Mercaderes. El morlaco ha alcanzado a uno de ellos por la parte alta de la espalda y ha lanzado a ambos por los aires en un tremendo golpe, pero sin cornada. El golpeado de modo más directo lleva un pañuelo con lauburus.
Tan mala o peor ha sido la imagen de la curva, 60 metros más adelante. El atrapado ahí ha sido un corredor de 68 años de Castelló, conocido por haber protagonizado varias entrevistas y reportajes este año en los que explica que corre con las cenizas de su hijo, fallecido en accidente. El hombre ha sido cogido contra las vallas durante un par de segundos eternos, pero el toro ha acabado casi retirando las astas.
Los dos incidentes han tenido el efecto de agrupar otra vez la manada, que desde ahí al final ha avanzado entre la marea humana del domingo como ha podido.
En la Plaza de Toros se ha registrado otro momento muy inquietante, por un mozo que se ha colocado ante la llegada de los toros citándoles pero sin conseguir variar su carrera. Desde la megafonía del coso se le ha recordado la prohibición. El caso es que los Miura se han ido a corrales en poco más de dos minutos y 20, en la misma tónica de todos los encierros de este año salvo el primero, en el que se entretuvieron en el ruedo.
Se han producido siete traslados a hospitales, todos ellos por golpes, dos de ellos desde Mercaderes, la zona crítica en este encierro de Miura.
Según el parte médico facilitado desde el citado centro hospitalario, J.A.M., de 39 años de Borriol (Castelló) ha sido trasladado desde Mercaderes con un traumatismo.
Desde Espoz y Mina ha sido llevado al hospital J.A.S., vizcaíno de 49 años, quien presenta un traumatismo costal izquierdo, y del tramo de Telefónica, R.P.F., de 24 años de Arganda (Madrid), con posible fractura de tobillo.
Desde el Ayuntamiento ha sido conducido al hospital E.C.C., de Reus (Tarragona) de 36 años, quien presenta una contusión torácica nasal y fractura en ambas muñecas y desde Estafeta, S.G.P, de 33 años, con traumatismo por pisotón de toro con contusión en el tórax.
En la zona de Mercaderes, F.B.J., de Iruñea de 33 años, ha sufrido una contusión torácica y un ciudadano francés de 21 años, J.E.O, ha sufrido la luxación de dos dedos de la mano en la zona del Ayuntamiento.
48 toros y una única cornada
La «miurada» era tremenda en peso, como es norma de la casa: uno de los toros alcanzaba los 650 kilos y cinco de los seis superaban los 600, algo ya poco habitual en el resto de ganaderías. Acumulaban más de 3,8 toneladas de peso. Cárdeno y castaño eran los colores predominantes.
Termina así un ciclo que ha destacado por la velocidad de las carreras, con toros y mozos compitiendo en capacidad atlética, y también por haberse producido una única cornada, a un hombre de 72 años residente en Donostia, en una axila el día 12. El primer día también se produjo un puntazo a un corredor de Beriain en la barbilla, pero posteriormente se pudo apreciar que no hubo propinado por un toro sino por un cabestro.

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