Una correcta farsa sobre el gran entertainer
EL HOMBRE QUE AMABA LOS PLATOS VOLADORES
Argentina, 2024. 107 minutos. Dirección: Diego Lerman. Guion: Adrián Biniez, Diego Lerman. Intérpretes: Leonardo Sbaraglia, Sergio Prina, Osmar Nuñez, Renata Lerman.

Habiendo domado el cine social sin renuncias comerciales en ‘Una especie de familia’ y ‘El suplente’, Diego Lerman hoy se ha asociado con Netflix para apuntar ya a todos los públicos, y especialmente el argentino. Lerman escribe sobre las líneas clásicas de la farsa, ficciona el ascenso y la corrupción de un periodista real, José de Zer (Leonardo Sbaraglia, un Steve Martin de saldo), el responsable de la entrada de la sección sucesos en su telediario; si se quiere, el padre de las fake news en Argentina. Lerman responde a la actualidad como Bruno Dumont venía de hacerlo con Léa Seydoux en ‘France’, otra sátira acerca del relativismo de nuestra faceta pública y privada, sobre lo verdadero y lo no tanto. Sbaraglia aterriza a su personaje tanto como le permite el guion coescrito con Adrián Biniez, apurado por contar la viralización del mito: con el ceño perpetuamente fruncido, el actor agrava pero no resuelve la ligereza inverosímil del peluquín blanco, cuestiona la fanfarronería sin por ello explicarla.
El primer gran logro de una película correcta, pero sobre todo automática, pasa por agujerear el montaje de su arranque para abrir la puerta a nuestro propio cuestionamiento, es decir, a que esta pueda ser, quizás, otra historia de Pedro y el lobo. El resto de puesta en escena lo corrobora, incorporando ópticas anamórficas ligeramente cantonas que destellan junto a los parcos efectos especiales que, baratos, llevan a preguntarnos si la realidad no podría ser, también, una foto trucada.

Bazofia sintética disfrazada de noticia para hacer política facha

Mutualistas vizcainos percibirán mayor importe en su pensión al ajustarse sus retenciones

Un temblor de magnitud 4 con epicentro en Iruña Oka se deja sentir en buena parte de Araba

Mikel Zabalzaren omenaldia Endarlatsan: «Guk badakigu egia eta ondorengoek ere jakingo dute»



