La importancia del mercado chino para las empresas occidentales
Un artículo publicado en ‘Harvard Business Review’ analiza sin prejuicios los puntos fuertes del sistema chino de innovación y concluye que las multinacionales occidentales que no estén en el mercado chino se arriesgan a perder ingresos y oportunidades estratégicas

En las publicaciones occidentales no abundan los artículos sobre China que dejen de lado las consignas políticas y traten con cierta objetividad el modelo económico. En vez de tratar de sacar lecciones de sus éxitos, la mayoría de ellos están dirigidos a crear una imagen distorsionada de una economía cercana al colapso.
Recientemente, ‘Harvard Business Review’ ha publicado un artículo titulado ‘Cuatro puntos fuertes clave de la economía china y lo que significan para las empresas multinacionales’ que profundiza en las fortalezas del modelo chino de innovación. Firmado por el empresario Mitch Presnick y James B. Estes, el artículo se centra en la organización que ha permitido a China liderar 53 de los 64 campos tecnológicos críticos, según el recuento del Instituto Australiano de Política Estratégica. Un logro espectacular que sirve a los autores del artículo para alentar a las corporaciones multinacionales a estar en China.
Sistema de innovación
El primer punto que destacan es su sistema de innovación. Consideran que combina de manera única la coordinación jerárquica del Gobierno con la industria con el impulso ascendente de los empresarios chinos. En ese esquema general, las empresas emergentes que actúan en sectores industriales que el gobierno considera prioritarios pueden prosperar gracias a políticas públicas y una regulación favorables, así como una inversión centralizada en investigación científica.
La investigación es un aspecto central de este modelo. Los autores señalan que la inversión en innovación china se ha multiplicado por 34 entre 1995 y 2021, mientras que EEUU, por ejemplo, apenas ha crecido cuatro veces en el mismo periodo. Esa enorme capacidad de inversión en investigación y desarrollo ha convertido a China en uno de los principales centros de investigación mundiales, algo que hasta ‘The Economist’ ha reconocido. Los científicos chinos lideran en artículos de gran impacto, especialmente en el área de inteligencia artificial, pero también en publicaciones científicas revisadas por pares.
Esta enorme inversión ha permitido, por ejemplo, que China cuente con el 80% de capacidad de producción mundial en 11 tecnologías limpias esenciales, entre ellas la fabricación de componentes de baterías de litio y placas solares. Gracias a las mejoras, estas últimas redujeron sus precios un 85% entre 2010 y 2020. Los autores reconocen que hay áreas, como la energía solar por ejemplo, donde no tiene sentido que las empresas occidentales traten de competir. Una idea que también recoge Mario Draghi en su informe sobre competitividad.
En vez de ello, los autores señalan que sería más inteligente cooperar con ellos y del mismo modo que en el pasado China se benefició de décadas de inversiones, ahora las empresas occidentales debería sacar provecho de los gastos que ha hecho China en tecnología limpia. Y ponen como ejemplo a la empresa estadounidense Invenergy que ha abierto la mayor fábrica de energía solar de EEUU en una asociación con la empresa china LONGi Green Energy tecnology.
Orientación hacia el Sur global
Los autores apuntan que mientras las multinacionales occidentales se ha centrado en productos de sectores maduros de alta gama y a precios elevados, las empresas chinas se ha caracterizado por la adaptación y la búsqueda de soluciones asequibles e innovadoras, adaptadas a las necesidades locales. Mientras el primero está dirigido a maximizar el beneficio y dar una determinada imagen de marca, la estrategia china está más enfocada en crear nuevas oportunidades de negocio. El primero es coherente con el enfoque extractivista que domina en las mentes occidentales, el chino, por el contrario, trata de impulsar el desarrollo local.
Ese enfoque hacia las necesidades del Sur global ha permitido a las compañías chinas de telefonía móvil hacerse con el 76% del mercado de teléfonos inteligentes en India y más del 60% del mercado africano en 2021. Los autores señalan asimismo que los automóviles eléctricos chinos dominan el mercado latinoamericano con una cuota estratosférica del 86% del mercado y Huawei suministra el 70% de la infraestructura de redes en África.
En este sentido, ponen el ejemplo de la compañía Cummins Inc., que creó seis empresas conjuntas con los principales fabricantes chinos de camiones y maquinaria de construcción. Aportaron la tecnología –los motores– y los socios chinos compraron los camiones. Casi treinta años después de empezar en 1995, China es su mayor mercado extranjero. Además, al innovar para adaptarse a las necesidades chinas, muy similares a las del Sur global, les ha permitido expandirse a otros países como India, el continente sudamericano y el sudeste asiático, donde los requisitos de calidad, costes y rendimiento son más parecidos a los de China. Las empresas mixtas en las que participa Cummins exportaron en 2023 300.000 camiones pesados y medianos, el equivalente al mercado de vehículos pesados estadounidenses.
«Perro come perro»
El tercer aspecto que destacan los autores del artículo es que el mercado chino es supercompetitivo y los que ganan en China terminan triunfando en el resto del mundo. Ponen como ejemplo empresas líderes como CATL (baterías), BYD (baterías y coches eléctricos) Tonwei (energía solar), Goldwind (eólica) o Huawei (TIC).
El proceso comienza cuando el Gobierno decide desarrollar un sector industrial, la administración ofrece subsidios y programas de apoyo a cientos de empresas. En esas circunstancias, las nuevas compañías necesitan «una mentalidad ágil» y rápidas iteraciones con el mercado, a fin de comprobar los puntos fuertes y débiles de sus productos para poder mejorarlos y adelantar a la competencia. Los autores reconocen que es un proceso derrochador pero «devastadoramente eficaz».
El Gobierno chino alentó en 2014 que Tesla formara parte de esta competición de «perro come perro». A medida que Tesla amplió sus operaciones, también lo hicieron los fabricantes locales empezaron a producir vehículos eléctricos de alta calidad. En seis años surgieron unas 500 empresas de fabricación de coches eléctricos. Tres años más tarde, en 2023, ya solo quedaban 100. Entre estas, BYD que el año pasado superó a Tesla como el mayor fabricante de vehículos eléctricos del mundo.
Indicativo de la crudeza de la competencia son los datos de empleo más recientes. BYD se ha convertido en uno de los mayores empleadores de China con cerca de un millón de trabajadores. Solo en el último mes la plantilla se ha incrementado cerca de un 6% y tiene casi 110.000 empleados en el segmento de investigación y desarrollo. Sin embargo, otros fabricantes de automóviles que operan en China, especialmente las marcas extranjeras, están despidiendo personal ante la desaceleración de ventas de vehículos. Entre las marcas más afectadas se encuentra SAIC Motor y sus socios en empresas conjuntas como Volkswagen y General Motors. Honda lleva meses reduciendo la plantilla en las empresas conjuntas que tiene en China.
Los autores apunta que los fabricantes alemanes han decidido recorrer el mismo camino que Tesla. Mercedes ha pasado de transferir conocimiento sobre motores de combustión a aprender de los fabricantes chinos los secretos del coche eléctrico. Otras marcas con planes similares son Audi y BMV. Posiblemente, esta apuesta de la industria automovilística alemana sea la causa de las reticencias del Gobierno alemán a apoyar los aranceles punitivos que planea implantar la Comisión Europea.
Un mercado cada vez más sofisticado
China es un mercado de 1.400 millones de consumidores. Los autores del artículo recuerdan que China representa casi el 17% del PIB mundial, tanto como la Unión Europea y por sectores el mercado chino es responsable de entre el 25% y el 40% de los ingresos mundiales de industrias como la automovilística, los equipos industriales y los artículos de lujo. De hecho, los consumidores chinos son cada vez más sofisticados, lo que supone un aliciente añadido para que las empresas continúen en esa carrera por la mejora continua.
La conclusión del artículo es que es peligroso no estar en China para las grandes corporaciones y pone como ejemplo a Amazon, que en 2004 compró una plataforma de venta en línea Joyo.com y logró alcanzar un 15% de cuota de mercado en 2011. En ese momento, Alibaba y JD.com transformaron la venta online con la creación de redes de mensajería para la entrega instantánea que servía al mismo tiempo para mantener relaciones directas con los proveedores locales y poder ofrecer precios más baratos. En 2019 la cuota de Amazon en China era menor al 1% y cerró sus operaciones. Pero ahí no quedó la evolución del comercio electrónico chino. Pindoudou (PDD) comenzó a vender productos muy baratos enviados desde la puerta de la fábrica y desafió el dominio de Alibaba y a JD. De China dio el salto a EEUU con la marca Temu en septiembre de 2022 y en menos de doce meses logró 90 millones de visitantes únicos al mes. Amazon ha necesitado 30 años para alcanzar 221 millones de visitas mensuales. En octubre de 2023, Temu logró alcanzar los 235 millones de descargas de su aplicación Temu, superando las descargas de Amazon Shopping.
Para los autores del artículo, la conclusión es muy clara: las compañías que no estén en China se arriesgan a perder ingresos y oportunidades estratégicas. A su juicio, es hora de que las multinacionales cambien de paradigma.

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