Arnaitz Gorriti
Kirol-erredaktorea, saskibaloian espezializatua / redactor deportivo, especialista de Baloncesto

Los idus de noviembre ya han empezado, pero nadie sabe cómo van a terminar

Cinco partidos de Euroliga y dos de Liga ACB esperan este mes tan determinante en el histórico de Saski Baskonia, con un balance de 2-4 en la competición doméstica y 4-3 en Europa, pero con la perspectiva de rivales durísimos y muchas incertidumbres que habrá que ir despejando.

Gesto elocuente de frustración de Pablo Laso.
Gesto elocuente de frustración de Pablo Laso. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Ya están aquí. Ya han llegado. No hay más remedio que pasar por ellos. En Saski Baskonia pocas cosas producen el mismo sobresalto que la mención a los «idus de noviembre». Entre bromas y veras, hay que recordar que la mayor parte de cambios de entrenador en Gasteiz han tenido lugar en noviembre, una suerte de Campana de Gauss de la que Peñarroya se libraba por caer en los límites de octubre de 2023 y Velimir Perasovic con los primeros días de diciembre 2019. En el ínterin, Herb Brown, Pedro Martínez –dos veces– Dusko Ivanovic –dos veces– Marco Crespi o Salva Maldonado han mordido el polvo.

Y excepto en el caso de Herb Brown y Salva Maldonado, el común denominador de decisiones tan drásticas ha estado en la Euroliga; es decir, en la situación clasificatoria de la Euroliga, en una deriva cada vez más clara de dejar la Liga ACB en segundo plano. Y es por eso que, a pesar de las dos últimas derrotas en la competición doméstica de los pupilos de Pablo Laso, que relegan a los gasteiztarras a la decimocuarta plaza con un balance de 2-4, no hay por qué preocuparse en exceso, al menos todavía, de la suerte del banquillo de Saski Baskonia.

Sería constatar lo obvio subrayar que el puesto de Pablo Laso al frente del banquillo baskonista no está en peligro. La llegada del técnico gasteiztarra luego de una trayectoria contrastada de éxitos a nivel continental generó una inesperadas ilusión entre la parroquia baskonista y de ninguna manera se puede echar por tierra esa ilusión porque las cosas no vayan del todo bien en la Liga ACB. Es cierto que el entorno baskonista empieza a moverse incómodo en su asiento, después de comprobar que la clasificación para la Copa empieza a complicarse... otra vez. Y es ese «otra vez» lo que tiene a los seguidores con la mosca tras la oreja; Saski Baskonia fue «el rey de Copas» en los primeros años del tercer milenio, con los famosos títulos de 2002, 2004, 2006 y 2009, más las finales perdidas en 2003 –en la prórroga ante el Barça que logró el triplete– y 2008 –en Gasteiz, ante el Joventut de Rudy Fernández y Ricky Rubio, los temidos «R&R«–. En 2015, un «dos más uno» de Llull dejaba al Baskonia de Ibon Navarro –sustituto de Marco Crespi– fuera de poder disputar la fase final de la Copa y aquello fue un pequeño cataclismo para el baskonismo. Pero en la siguiente década Saski Baskonia ha dejado de estar en las citas del «torneo del KO» de 2020, 2022 y 2024, y con este 2-4 en el balance de lo que viene a acercarse al primer cuarto de la temporada, la posibilidad real de volver a fallar en la cita copera empieza a tomar cuerpo.

«Nos quedan 11 partidos. Si ganamos los 11, seguro que estamos en la Copa; si perdemos los 11, seguro que no», resumía al respecto Pablo Laso, tratando de templar gaitas lo máximo posible, algo que le viene en el sueldo y que en estos casos es una necesidad aún más acuciante. Mirar a la clasificación general indica otra obviedad: los puestos de play-offs están a una sola victoria de diferencia y que remontarán a poco que los gasteiztarras enlacen una racha ganadora, algo que se presupone en un equipo de Euroliga.

Además, el calendario de la Liga ACB de noviembre da un respiro a los pupilos de Pablo Laso: juegan frente al recién ascendido Hiopos Lleida en el Buesa Arena este domingo a las 17.00 y el sábado 16 de este mes visitan una cancha peligrosa, pero asequible al mismo tiempo como es el de Basket Zaragoza, octavo clasificado en estos momentos con un triunfo más que Saski Baskonia.

Más tarde vendrán las «Ventanas FIBA» y, con toda probabilidad, Kamar Baldwin tendrá que viajar con la selección de Georgia para poder obtener el pasaporte comunitario, de forma que Pablo Laso no tendrá que hacer descarte alguno de cara a los partidos de la competición doméstica, lo cual debiera ayudar también para reforzar la plantilla gasteiztarra en los partidos de la Liga ACB.

Euroliga, la preferencia

Hasta la fecha, las mejores noticias de este Saski Baskonia vienen de Europa. Después de siete jornadas, el conjunto gasteiztarra se mantiene entre los ocho primeros con un balance de 4-3. Excepto en la paliza por 80-57 al Alba Berlín, le ha tocado sufrir en cada partido, pero al menos el Buesa Arena se mantiene inexpugnable, con victorias ante Estrella roja, Real Madrid y Armani Milano, amén del conjunto berlinés.

Los problemas llegan fuera de casa. Estrella Roja, Asvel Villeurbanne y París Basketball han superado a los gasteiztarras en partidos más bien grises de los de Laso, con detalles tan poco edificantes como el mal partido de los gasteiztarras en París, firmando un 1 de 26 en triples, o el 20-2 de parcial que encajó en la pista del Asvel Villeurbanne.

En vista de la actual clasificación de la Euroliga, da la casualidad que sus siete partidos han sido contra rivales que tiene por detrás en la clasificación –Estrella Roja, París Basketball, Partizan y Real Madrid incluidos– y que los cinco partidos siguientes –los cinco que debe disputar en noviembre– pueden marcar muy mucho el devenir continental del Baskonia: habrá que visitar al Barça en el Palau –día 8–, a Olympiacos –21– y al hoy por hoy sorprendente líder Zalgiris –28– mientras que llegarán a Zurbano en plena semana doble Anadolu Efes y Mónaco. Aparte de la perogrullada que supone decir que seguir sin ceder en casa y sumar fuera afianzaría a los de Pablo Laso en los puestos nobles de su torneo predilecto, lo cierto es que será en casa donde más se pondrá a prueba la solidez gasteiztarra, donde sacarle chispas a ser el segundo equipo, y muy cerca del líder Zalgiris, que menos puntos encaja.

Una de las razones de la destitución de Joan Peñarroya la pasada campaña estuvo en la falta de consistencia europea, sobre como local. El de Terrassa fue destituido tras cinco jornadas, con un 1-4 en su casillero, con derrotas en casa frente al Real Madrid, el Bayern de Múnich –entrenado por el propio Pablo Laso– y Zalgiris, seguido de una victoria apurada en Berlín y una derrota triste en Atenas con una plantilla mermada, mientras que su hoja de servicios en la Liga ACB era de 4-3, con una derrota casi definitiva en Gasteiz frente a Unicaja, antes de ceder con solo siete jugadores de campo en Andorra antes de cesar a Peñarroya.

De hecho, con la llegada de Dusko Ivanovic, Gran Canaria y Obradoiro superaron a los gasteiztarras antes de empezar a sumar también en la competición doméstica. Sin embargo, las derrotas ante Joventut, Barça y Real Madrid acabarían por certificar quedar fuera de la Copa.

No importó mucho, ciertamente, porque mientras el Baskonia daba tumbos en la ACB, en la Euroliga encadenaba siete victorias en ocho jornadas, incluidas las «heroicas» frente a Partizan, Olympiacos a domicilio –con aquel tiro ganador de Codi Miller-McIntyre–, Fenerbahçe y Estrella Roja. En resumen, Saski Baskonia optó por sacrificar la Copa para no perder comba en la Euroliga, aunque ese «no perder comba», sobre todo a causa de los graves problemas en el puesto de base y las lesiones de Khalifa Diop y Kotsar, significasen tener que conformarse con clasificarse por los pelos para el play-in y meterse en cuartos de final de la Euroliga sobre la bocina y ceder ante el Real Madrid por 3-0.

Casi siempre cae cruz

De los 13 partidos que se llevan de temporada, Saski Baskonia ha disputado seis como visitante y el balance es, por el momento de 1-5. Cierto que se ganó en el Palau Blaugrana, un día en el que Trent Forrest presentó sus credenciales para compensar el descarte de Kamar Baldwin y las ausencias por lesión de Tadas Sedekerskis y Sander Raieste.

Pero el 89-93 del Palau ha sido hasta la fecha la excepción que confirma la regla, sobre todo en cuanto a la gestión de los últimos cuartos. Por ejemplo, el 76-69 ante Asvel Villeurbanne se cerró con un último parcial de 23-15 con el que se echó por tierra el gran trabajo de remontada de los gasteiztarras en los diez minutos anteriores, repitiéndose el patrón del estreno de la competición contra La Laguna Tenerife, donde se cayó por 27-16.

En París, mediatizado por el famoso 1 de 26 en triples, la intentona de remontada se quedó a medias, pese a ganar por 10-17 el cuarto final. En Gran Canaria los baskonistas llegaron a adelantarse 30-44 y aún en el arranque del último acto campeaban en el marcador, para caer con todo el equipo luego de un parcial de 27-17.

En ese cara o cruz continuo del Baskonia, hasta la fecha la cara ha salido en los partidos de Zurbano, con victorias milagrosas como ante UCAM Murcia o el gran final de partido de Markus Howard ante el Real Madrid, quien mereciera un monográfico, al igual que un Trent Forrest que va camino de convertirse en el nuevo referente de Pablo Laso.

Ojalá la regla fuese el 29-22 que se consiguió frente a Partizan de Belgrado, el 28-20 contra el Real Madrid o el peleado 21-20 frente a Armani Milano. Porque lo que está claro es que equipos tan débiles como Alba Berlín ni abundan en la Euroliga y en la propia Liga ACB, aunque sí pueda haber equipos de un nivel más modesto, lo más normal será abocarse a un final apretado. Y en el cara o cruz final, este Saski Baskonia no ha mostrado aún la fiabilidad de otros años.

Y por eso hay que evocar aquella frase Shakespeariana de «guárdate de los idus de noviembre», porque a diferencia de los famosos «idus de marzo», que debían ser días de buenos augurios, pero el magnicidio de Julio César lo cambio todo. ¿Mereciera Pablo Laso que le digan que se guarde de los idus de noviembre? Salvo catástrofe absoluta de derrotas por paliza y lesiones, nadie se cree que reciba puñalada alguna, pero sí que pueden marcar el futuro deportivo de su equipo. Por eso hay que recordar que Julio César le replicó a la vidente que lo previno de los idus de marzo diciendo que «ya han llegado», y que la vidente le replicó que «todavía no han acabado». Por eso, ojo con los idus de noviembre, porque ya han empezado, y no con buen pie, y nadie sabe cómo van a terminar.