Dudas sobre si las brújulas de PNV y PSE están bien imantadas y sincronizadas
Un Gobierno que dicen que no vio venir el cambio de rumbo en la UPV-EHU, una diputación mecida en los brazos del PP en el territorio más abertzale y de izquierdas, un PSE que no se sabe qué peso tiene en sus coaliciones y un consejero al que le da igual acuerdos con la derecha o la izquierda pero que al final se queda a solas con EH Bildu. Hay dudas sobre la fiabilidad de ciertas brújulas.
En la campaña de las elecciones autonómicas de 2005, un asesor muy cercano al lehendakari Juan José Ibarretxe pronosticaba que el Partido Comunista de las Tierras Vascas, «con ese nombre», apenas conseguiría uno o dos escaños. Logró nueve y 150.644 votos. Era una evidencia de su desconocimiento de la sociedad que contribuía a gobernar. La izquierda independentista ilegalizada ya había sumado con anterioridad más de 100.000 votos nulos, lo que de salida le daba a EHAK un mínimo de siete representantes. Como dijo Arnaldo Otegi en un mitin, no hace falta que os diga qué papeleta tomar. Y en cuanto al nombre de PCTV, si la izquierda abertzale hubiera tenido una candidatura legal con el nombre de Pato Donald, habría sumado también decenas de miles de votos.
La falta de una buena imantación de la brújula política parece haberse repetido en los últimos días. Según se ha publicado, el consejero de Ciencia, Universidades y Consumo, Juan Ignacio Pérez Iglesias, había comentado a sus compañeros de Gobierno que no se preocuparan, que la todavía rectora Eva Ferreira iba a ganar las elecciones de la UPV-EHU. Perdió. Y perdió por mucho. Joxerramon Bengoetxea obtuvo el 63,63% del voto ponderado, frente al 36,37% de Ferreira. Es más, Bengoetxea ganó en todos los sectores en los que se segmenta el voto universitario. La actual rectora solo entre los doctores permanentes de Bizkaia y con 511 votos frentes a los 500 del aspirante.
Que una candidatura a la que se le ha ligado sin disimulo con EH Bildu, a la que se ha llegado a acusar desde las páginas un periódico de blanquear a fascistas o estar compuesto directamente por fascistas; lista contra la que se desató una vergonzosa campaña de troleo en redes... y que con todo eso esa candidatura se imponga con tal mayoría nada menos que en la Universidad Pública Vasca, evidencia un importante cambio sociológico en Euskal Herria.
¿Quién iba a decir hace unos años que fuera a producirse un resultado así en la UPV-EHU cuya cúpula tuvo en su día mucho de búnker del Pacto de Ajuria Enea? ¿Pero quién iba a decir tampoco que EH Bildu ganaría las elecciones municipales en Gasteiz, que sería primera fuerza en Araba en las autonómicas? ¿Y quién que gobernaría el Ayuntamiento de Iruñea, mientras UPN, PP y Vox llevan ya tres legislaturas fuera de las esferas de poder de Nafarroa que hace no tanto creyeron de su única y absoluta propiedad?
Pero donde la victoria electoral de la izquierda independentista es más que previsible es en Gipuzkoa y, por ello, sorprende la apuesta de PNV y PSE de dejarse mecer de nuevo en los brazos del PP. No se entiende tampoco hacia dónde apunta esa brújula si no es que solo se deja atraer por el imán de no bajarse del poder mientras se pueda.
En las pasadas elecciones forales en Gipuzkoa ganó EH Bildu con el 36,64% del voto y 22 escaños, mientras el PNV sumaba el 32,05% de las papeletas y 17 procuradores. Los jeltzales optaron por coaligarse con el PSE, 15,68% y 7 asientos, y ambos admitieron el apoyo del PP para hacer diputada general a Eider Mendoza.
Menos de un año después, se celebraron las elecciones autonómicas: en Gipuzkoa EH Bildu subió al 39,82% del voto, el PNV bajó al 31,38% y el PSE al 13,38%. Pese a ello, desde el GBB celebraron los resultados como exitosos, porque con la Ley D'Hondt y sus socios del PSE las sumas daban y conseguían mantener el gobierno y a su nuevo candidato, Imanol Pradales, en Ajuria Enea.
En las elecciones forales de Gipuzkoa ganó EH Bildu pero PNV y PSE se dejaron aupar por el PP para lograr la Diputación. Once meses después, en las autonómicas, EH Bildu subió mientras que PNV y PSE bajaron. Pese a ello, vuelven a dejarse querer por el PP
No hay evidencia científica de que llegar al poder foral con el apoyo del PP haya reportado réditos a PNV y PSE en términos de apoyo electoral. Los número dicen más bien lo contrario. Y, sin embargo, Eider Mendoza y José Ignacio Asensio han vuelto con ese cántaro a por más agua de la fuente de Feijóo. El PP apoyará los presupuestos y en lo acordado hay materia de inmigración.
¿Cuánto pesa el PSE en las coaliciones de gobierno que tiene con el PNV? Con motivo de las negociaciones presupuestarias del Gobierno de Lakua, el consejero de Hacienda y Finanzas, Noël d'Anjou, afirmó la semana pasada que él buscaba puntos de acuerdo y que le daba igual que fuera con la derecha y la izquierda. Preguntado sobre ello, el secretario general del PSE, Eneko Andueza, aseguró que a él no le daba lo mismo, que quería hacer políticas progresistas y que el PP y el progresismo son antagónicos. Por ello dijo preferir acuerdos con EH Bildu.
Enfrascado como debe de estar en el Congreso Federal del PSOE en Sevilla de este fin de semana, a la hora de escribir estas líneas no consta que Eneko Andueza se haya pronunciado sobre el pacto guipuzcoano con esa derecha que no hace ascos a juntarse son la extrema derecha. Lo que lleva a preguntarse por cuál es el peso del PSE en los gobiernos del PNV o también, si se quiere, cuál es la lealtad de los jeltzales para con ellos.
Es difícil concebir que a un gobierno le dé igual pactar con el PP o con EH Bildu cuando ambos representan polos opuestos tanto en materia nacional como social. ¿Cree Eider Mendoza que con el PP puede avanzar hacia un Nuevo Estatus con reconocimiento nacional y derecho a decidir? ¿Piensa José Ignacio Asensio que con los de Feijóo puede ahondar en políticas sociales o en una fiscalidad más justa? Hay que reimantar esas brújulas.
Pero quienes miran más lejos afirman que el PNV está ya embarcado en los trabajos de blanqueamiento del PP por si Pedro Sánchez acaba convocando nuevas elecciones y esta vez toca dar cremita a Alberto Núñez Feijóo, como en su día se la dieron a José María Aznar y al Mariano Rajoy del 155.
Sea o no cierta la puesta en marcha de esta operación o solo haya el cálculo de superar como se pueda el escollo presupuestario, es difícil saber qué pinta el PSE dejándose apoyar nuevamente por el PP.
Entre tanto, en Lakua la negociación presupuestaria sigue adelante con EH Bildu y la sensación de que el Gobierno no encuentra la forma de romper aunque le gustaría. Algo parecido ocurrió en diciembre de 2021 con las cuentas de 2022 y se podría pensar que casi sin querer ambas partes acabaron llegando a un acuerdo. También entonces PNV y PSE tenían mayoría absoluta y también entonces hubo quien no entendió por qué los jeltzales dieron aquel paso, salvo que los dos socios de gobierno estuvieran intercambiando mensajes entre ellos. Eran tiempos de un Eneko Andueza recién llegado a la secretaría general del PSE prodigando mensajes de posibles nuevos acuerdos de futuro, a quien el experimentado Andoni Ortuzar quizá quiso decirle que aquí podemos pactar todos con EH Bildu.
En todo caso, quienes llevaron aquellas negociaciones y otras anteriores y posteriores desde la izquierda soberanista, no acaban de ver adónde quiere ir el Gobierno de Imanol Pradales, si tiene brújula o la ha perdido. Pero sabiendo que la alternativa es no conseguir nada porque el Ejecutivo tiene mayoría absoluta para aprobar el presupuesto, su apuesta es ver si resulta posible conseguir mejoras en materia de vivienda y compromisos sobre el Salario Mínimo Interprofesional que puedan ser beneficiosas para los más necesitados. Y para la semana entrante queda por dilucidar hacia dónde van a apuntar las brújulas en la negociación de los presupuestos de la Diputación Foral de Araba.