
La sala de fiestas Florida Park, en el madrileño parque del Retiro, ha acogido, como cada año, un encuentro informal entre los nominados y nominadas a los premios Goya, que tendrán lugar, esta vez, el próximo 8 de febrero en la ciudad de Granada. Un año atípico para el audiovisual estatal donde la diversidad de la producción y la pluralidad de los filmes estrenados hacen que no se vislumbre un gran favorito o una propuesta de consenso de cara a imponerse en el reparto de estatuillas.
No obstante, como ya ocurriera en las últimas ediciones de los Goya, la apuesta de la Academia parece ir dirigida a visibilizar lo que ya es visible (como lo demuestra el gran número de candidaturas que atesoran dos películas como “El 47” y “La infiltrada” favorecidas por el apoyo del público), en lugar de dirigir nuestra mirada hacia propuestas más audaces.
Prueba de ello es que este año (y eso sí que resulta una novedad) ninguno de los títulos estatales que formaron parte de la Sección Oficial de Zinemaldia está entre las candidatas a la Mejor Película, tampoco “La habitación de al lado”, con la que Pedro Almodóvar ganó el Festival de Venecia. En medio de tanta confusión y tantas cábalas se impone, sin embargo, una certeza: el cine sigue vasco sigue pisando fuerte en los Goya.
Tras ser candidatos a la Mejor Película con sus tres anteriores largometrajes, “Loreak”, “Handia” y “La trinchera infinita”, los Moriarti vuelven a ser protagonistas en los Goya con su última realización, “Marco”, que no ha logrado colarse entre las nominadas a Mejor Película pero que sí ha conseguido que Aitor Arregi y Jon Garaño figuren entre los candidatos para el premio de Mejor Director: «Yo estoy bastante más tranquilo que cuando nos nominaron con “Handia”. En ese sentido se notan las horas de vuelo, pero la ilusión se mantiene intacta. Hacer una película es muy costoso y las cinco nominaciones que hemos recibido al final son el reconocimiento al curro de mucha gente«, nos confesaba Aitor Arregi en declaraciones exclusivas para NAIZ.
Junto a él, Jon Garaño asentía para reafirmar que ya no constituye sorpresa alguna la presencia, cada vez más numerosa, de profesionales del audiovisual vasco en la gran fiesta del cine estatal: «Siempre ha habido directores vascos nominados a los Goya pero hasta hace diez años rara vez lo eran por películas producidas en Euskadi. Pero desde hace diez años cada vez hay más producciones vascas nominadas e incluso rodadas en euskera, con lo cual se empieza a normalizar algo que ha dejado ya de ser una excepción».
Ambos cineastas son conscientes de que la mejor baza que tiene su película de cara a rascar un Goya pasa por Eduard Fernández, un intérprete sobre el que se deshacen en elogios. El actor catalán, por su parte, devuelve esos piropos manifestando que el de “Marco” ha sido uno de los proyectos y de los personajes con los que más ha disfrutado: «Más allá de su labor como directores, los Moriarti son capaces de formar un equipo que trabaja con elegancia de una manera natural, nada afectada, y eso se nota en cómo ruedan, en el cuidado que le ponen al guion o al trabajo con los actores. Me acuerdo una vez en la que les dije ‘bueno, da igual, ya lo hago así, como decís’ y su respuesta fue ‘no Eduard, si no lo ves explícanos porqué’. Y como ese hubo mil detalles más. Interpretar un personaje como éste constituye un desafío enorme pero ese desafío el actor lo asume de manera mucho más placentera si le acompañan como me han acompañado a mí en esta película».
Entre los contendientes que tendrá enfrente Eduard Fernández destaca el bilbotarra Urko Olazabal quien ya se hizo con el Goya al mejor actor de reparto con “Maixabel” y que en esta ocasión compite en la categoría de protagonista gracias, de nuevo a Icíar Bollaín quien confió en él para conferir una dimensión humana a ese depredador sexual que fue el ex alcalde de Ponferrada Ismael Álvarez en la película “Soy Nevenka”: «Profundizar en un personaje como éste, tan alejado de mí, me llevó a atravesar unos campos de minas que alteran mucho la tranquilidad del propio actor. Pero lo que más ilusión me hace de esta nominación es la visibilidad que le da a una película que nos habla de abuso de poder y de violencia machista, coyunturas que, por desgracia, siguen vigentes en España».
Olazabal reconoce que ganar el Goya por “Maixabel” le cambió la vida en el sentido de que le posicionó dentro de la industria y le convirtió en un elemento fiable para los productores, un hecho que le vincula, de alguna manera, a su paisana Arantxa Echevarría. La directora de Bilbo ganó el Goya a la mejor dirección novel con “Carmen y Lola” y ahora opta a 13 Goyas con “La infiltrada”, una película que, según reconoce la directora hace unos años no se habría podido haber hecho: «Series como ‘Patria’ o películas como ‘Maixabel’ rompieron con ese miedo que muchos productores tenían a hablar de una realidad social que pensaban que podía levantar muchas ampollas. Y eso al final te anima a arriesgarte, pero luego nunca sabes como va a conectar el público con la película. Si existiera un patrón de éxito, el cine lo harían los bancos y se forrarían, así que con independencia de la película que hagas, siempre te estás arriesgando».
Echevarría se mostró especialmente ilusionada con la nominación de su protagonista, Carolina Yuste, cuyo Goya da por hecho, pero también con las recibidas en las llamadas categorías técnicas: «En el equipo hemos tenido a muchos profesionales vascos y su trabajo da la medida del buen estado de salud que tiene el cine en nuestro país. Antes si querías dedicarte a esta industria estabas casi obligado a abandonar Euskadi mientras que ahora la gente va a hacer cine allí. Las inversiones y el apoyo institucional a la industria del audiovisual han revertido esa dinámica».
Escritoras vascas como inspiración
Pero más allá del buen momento del audiovisual vasco, la fiesta de los nominados a los Goya también sirvió para evidenciar la pujanza de las escritoras vascas. En la categoría de mejor guion adaptado la directora catalana Mar Coll y su coguionista Valentina Viso, autoras de “Salve María”, competirán con la cineasta aragonesa Pilar Palomero, responsable de “Los destellos”. Dos películas que deberían haber corrido mejor suerte, dos propuestas inspiradas en sendos libros de autoras vascas. “Salve María” es una adaptación de “Amek ez dute”, de Katixa Agirre: «El proceso de escritura nos llevó tres años. Se trata de un libro que no es fácil adaptarlo al cine precisamente porque huye de lo obvio y eso es justamente lo que más ilusión nos hace de esta nominación», manifestaron a NAIZ Coll y Viso.
Por su parte, Pilar Palomero, cuyos dos anteriores películas, “Las niñas” y “La maternal” tuvieron buen recorrido en los Goya, se ha visto apartada en esta ocasión de las categorías principales con “Los destellos”. Aún así, ella misma reconoce que esta adaptación del relato “Bihotz handiegia” de Eider Rodríguez, protagonizada por la gasteiztarra Patricia López Arnaiz, es su película más personal hasta la fecha: «Con el tiempo me he dado cuenta de que partir del relato de Eider me ha permitido vehicular vivencias muy íntimas sin tener que recurrir a la autoficción. Creo que si hubiera partido de mí misma no podía haber hablado de cosas tan personales del modo en que lo he hecho tomando como referencia el relato de Eider».
Asimismo, otra categoría en la que medirán su talento dos candidatos vascos será la de mejor cortometraje de ficción. De un lado, Ion de Sosa con “Mamántula”, una insólita propuesta coproducida por Leire Apellaniz que, tras su presentación en Zabaltegi ha conseguido irse imponiendo más allá de las restricciones: «Al ser una película de 48 minutos no entrábamos en el paquete de cortometrajes pero tampoco podíamos explotar el film como un largometraje. Sin embargo, ha habido festivales que han llegado a cambiar sus normas porque querían contar con nuestra película e incluso la Academia, este año, ha optado por modificar esa restricción ligada a la duración y gracias a eso estamos aquí. Todo eso para nosotros son logros que nos hacen sentir muy orgullosos», nos comentó un ilusionado Ion de Sosa. Uno de sus rivales de cara a hacerse con el Goya será Eneko Sagardoy que con esta nominación clausura un recorrido triunfal para su cortometraje “Betiko Gaua”: «Me vienen muchos flashbacks del año en que estuve nominado como actor revelación por “Handia”. Ojalá esto acabe tan bien como acabó aquello. Lo que sí te digo es que este año vengo más tranquilo. Es muy diferente estar nominado como actor que como director. Aquí no he puesto yo la cara sino que la han puesto otros y eso, en cierto modo me relaja».

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