
La crisis de los seis días, podría llamarse. Se desató el miércoles pasado cuando en el pleno extraordinario de enero las derechas de PP-Vox-Junts-UPN tumbaban el decreto ómnibus de alta relevancia social para la clase media y trabajadora. El presidente del Gobierno imprime este tipo de seísmos a su gestión: hace menos de un año la política se paralizaba con la crisis de los cinco días de abril y la reflexión sobre dimitir o no.
Pero esta vez no se trataba de pugna política y parlamentaria sino que la caída del Real decreto perjudicaba a la enorme mayoría social del Estado español: millones de pensionistas no tenían su aumento, así como millones de usuarios de transporte público perdían subvenciones y los damnificados por la trágica DANA en València y los del volcán de La Palma no recibían compensaciones. Una debacle.
Pero este martes Pedro Sánchez y Carles Puigdemont han elegido que tocaba acordar. Con los siete escaños de Junts alcanza para la aprobación en el Congreso (incluso alcanza para que Podemos se abstenga si quisiera). El líder del PSOE rompe así la mayoría coyuntural de Junts con PP y Vox, que venía en franco acercamiento.
Ómnibus 2.0
El nuevo Real Decreto que tanto el Gobierno central como Junts informaron al mediodía que habían consensuado mantiene los tres ejes principales: aumento de las pensiones, subsidios del transporte público por seis meses y ayudas a damnificados en València y La Palma.
El otro tema de menor relevancia social pero de alto impacto político es el edificio de la sede del Gobierno Vasco en el exilio ubicado en la avenida Marceau de París, valorado en 16 millones de euros. Su traspaso fue el nudo del discurso del PP estos seis días para tumbar el decreto social y llevó al peor enfrentamiento verbal en mucho tiempo entre jeltzales y «populares». Por supuesto, Junts no objetaba esto y el traspaso del palacete ha sido incluido en el nuevo pacto.
El nuevo texto ha sufrido una amputación para que Junts dé el sí: se modera el escudo antidesahucios con cambios técnicos que fortalecen la posición de los propietarios
Pero el nuevo texto ha sufrido una amputación para que Junts acepte dar su sí: se ha moderado el escudo antidesahucios y desaparece como estaba antes, con unos cambios técnicos que fortalecen la posición de los propietarios. «Se prevén ayudas a familias vulnerables así como medidas para garantizar el cobro del alquiler a los propietarios y el pago a ellos de los desperfectos ocasionados por las ocupaciones», informaba el partido de Puigdemont, que había señalado este aspecto como su principal objeción al texto rechazado el miércoles.
También quedan fuera todas las medidas tributarias (que se negociarán más adelante y por separado), las ayudas a las empresas electrointensivas, el cambio legal que propiciaba ayuda a empresas que no presenten balance previo, y tampoco se incluyen las modificaciones a la ley de Sociedades de Información o del servicio postal, ya que estas dos últimas según Junts representaban una invasión de competencias.
El pacto con Junts incluye dos elementos de relevancia política: el compromiso del PSOE para «la tramitación» (pero no la aprobación) de la llamada cuestión de confianza, y que la formación independentista haya dispuesto que desde hoy «levanta la suspensión» que había puesto a las «negociaciones sectoriales» con los socialistas.
Pedro Sánchez ha comparecido ante los medios en la Moncloa tras el Consejo de Ministros, ha destacado las 29 medidas que incluye el nuevo Real Decreto (que deberá ser debatido por los diputados en el plazo de no más de 30 días), y ha hecho gala de optimismo al opinar que «incluye la práctica totalidad» del contenido del decreto tumbado.
Sobre la cuestión de confianza, ha respondido: «Es una prerrogativa constitucional de la Presidencia del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros. Lo que puedo decir es que el Gobierno no ve necesidad de hacerlo». Además ha ironizado con que los periodistas «dan por amortizada la convalidación de este decreto» en el hemiciclo y ha preferido cautela: «Yo les agradezco pero lo que digo es… partido a partido».
Fuentes de Junts han informado a la prensa de que «el acuerdo prevé la tramitación de la PNL sobre la cuestión de confianza», y desde el PSOE aseguran que se hará pero con otro texto. En los próximos días habrá más claridad al respecto pero lo que se entiende hasta ahora es que el PSOE no bloqueará el trámite legislativo de la PNL pero no someterá a Sánchez a la votación en el hemiciclo.
Guerra semiótica
La batalla por ganar el relato e influir en la narrativa de la caída de las medidas sociales ha sido insoslayable y permanente estos seis días y comenzó al minuto que el PP y Junts se decantaron por el ‘no’. Alberto Núñez Feijoó, con la mayoría de los potentes altavoces mediáticos de Madrid a su favor, se ocupó de reparar daños y mantuvo una importante agenda para que cale el mensaje que buscaba: ellos apoyaban las tres medidas principales pero no el resto, principalmente lo del «regalo a los socios» del PNV y las medidas antidesahucios.
El líder de la oposición este lunes hasta visitó una residencia geriátrica en Andalucía, acompañado por el barón territorial principal del PP, Juanma Moreno Bonilla. Feijóo y sus portavoces ofrecían sus votos al Gobierno para las tres medidas y nada más.
Pero otra vez hubo alguien que ofreció un pacto más barato: Puigdemont. Por algún motivo, todo duró menos de lo que se pronosticaba. La cúpula del Gobierno salía rauda y enfadada el miércoles pidiendo a la prensa que «pregunte a los que votaron en contra» y no daban soluciones. Querían que las derechas se retraten ante la ciudadanía y dejaban saber a los medios más cercanos que no estaba previsto en el corto plazo un nuevo decreto.
¿Por qué la crisis de los seis días no ha durado más? No hay todavía encuestas serias al respecto y quizás no las haya pero algunos creen que la batalla por el relato no ha tenido un ganador nítido, y que si hubo uno, ese no era el Gobierno central. Los ecosistemas mediáticos son muy disímiles en todo el Estado español e imponer una narrativa al unísono en un asunto repleto de complejidades jurídicas no es nada sencillo.
En Ferraz, igualmente, no había autocrítica sino algarabía. Desde la cima de la Ejecutiva, respondían esta tarde a NAIZ: «La derecha está retratada, no se puede dejar a millones de pensionistas en la duda. Feijóo se lleva hoy un mazazo y si su valoración ya era mala, tras esto va a tener que visitar cientos de centros de mayores para tapar su metedura de pata».
Sobre la estrategia seguida estos días y la narrativa, en la cúpula socialista aseguran: «Nosotros la batalla que hemos dado es la de garantizar la subida de las pensiones. El PP votó no, PSOE votó sí, son hechos y son irrefutables».
Sin embargo, desde el grupo Plurinacional Sumar, que respiraba más aliviado luego del acuerdo, han asegurado a NAIZ que ellos advirtieron al PSOE por los daños colaterales que podía haber si se apostaba por la táctica de retratar a las derechas y no hacer todo lo posible para aprobar el Real Decreto. Además, señalan que dentro del mismo PSOE hubo al día siguiente voces críticas con la estrategia.
«María Jesús Montero lideró la idea de dar la batalla por el relato y Félix Bolaños apostó al día siguiente por negociar y buscar un nuevo real decreto. A las pocas horas vieron que la estrategia frentista no funcionaba y recularon», ha asegurado una persona de relevancia dentro de Sumar.
El PP ya tuvo dudas el pasado miércoles, cuando estuvo a la espera de la decisión de Junts: se intuyó que quizás preferían abstenerse para no pagar costes
La contradicción no es solo socialista: el PP también exhibió dudas y grietas. De hecho, uno de las diez personas más importantes en la cúpula de Génova respondió a NAIZ y otros medios presentes en el Congreso el miércoles pasado que el sentido de la votación del PP todavía no estaba seguro y que se seguía debatiendo. Sin decirlo, admitían que estaban a la espera de la decisión de Junts. ¿Por qué había dudas hasta bien comenzado el pleno, si el texto era tan malo como luego saldrían a vociferar, como para dejar a la mayoría social con beneficios recortados? ¿Acaso preferían abstenerse si Junts votaba a favor para no pagar costes?
Otro inciso merece el decreto de las energéticas. La crisis de los seis días ha permitido que se borre del debate público el hecho de que las derechas, y aquí también incluido el PNV, han evitado que se prorrogue el gravamen a las ganancias extraordinarias de las energéticas y por tanto, en el mismo pleno, se amputaba beneficios a la clase media y trabajadora y se permitía un aumento de las ganancias (por la vía de la menor tributación) a un sector por demás beneficiado de la economía.
Dos víctimas y dos ganadores
Por último, la crisis de los seis días deja a dos víctimas y dos ganadores. Las víctimas son la relación entre el PP y PNV, que están en el peor momento en mucho tiempo y todo por un decreto que al fin y al cabo será aprobado; y en segundo y principal lugar, Feijóo. El líder de la oposición quería retratar que en el Congreso las votaciones se inclinaban según su voluntad, con Vox y Junts bailando a su compás. Ha durado poco.
Quienes salen fortalecidos son, cómo no, Sánchez y Puigdemont. El líder del PSOE aísla a Feijóo y vuelve a demostrar que el PP está muy lejos de consolidar una mayoría propia, y el líder de Junts exhibe una vez más su poder de negociación y su capacidad de marcar el paso en el Congreso. El primer gran round del año político ha concluido. Nadie duda que muy pronto comenzará otro.

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