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Suerte desigual para los cineastas vascos en unos Goya desconcertantes

Sabedores de que no partían en «pole position», distintos nominados vascos explican a NAIZ las sensaciones con las que acudieron a la 39 edición de los Goya. ‘Marco’ fue la que mejor suerte corrió haciéndose con dos galardones: mejor actor para Eduard Fernández y mejor maquillaje.

El equipo de «Marco» en la alfombra roja granadina.
El equipo de «Marco» en la alfombra roja granadina. (Eduardo PARRA | EUROPA PRESS)

Más allá de la anomalía que supone conceder ex aequo el premio a la mejor película y reconocer con él dos films que no han pasado por el filtro de los festivales más importantes, los Goya de este año pusieron de manifiesto la disparidad de criterios que conviven dentro de la Academia, tal y como reconocía Aitor Arregi en los momentos previos a la gala: «Bueno, entre los académicos hay muchas sensibilidades y este año ha habido más sensibilidad hacia un cine más comercial por así decirlo». A su lado, Jose Mari Goenaga, asentía y nos comentaba que «ha sido un año raro, más por las ausencias que había entre los nominados que por las nominaciones en sí».

Ellos mismos, nominados en las categorías de mejor guion y mejor dirección, acudieron a la gala sabiendo que su largometraje ‘Marco’ no estaba entre los seleccionados al Goya a la Mejor Película, algo que, obviamente, reducía, en esta ocasión, sus opciones de premio, aunque finalmente lograron dos de los cinco galardones a los que optaba el film: «No ir de favorito te quita bastante presión –nos reconocía, por su parte Jon Garaño–. La única presión que sentíamos era de cara al premio de Mejor Actor. Eduard figuraba como candidato máximo en todas las quinielas, si finalmente no lo hubiera recibido habría sido un palo».

El film de los Moriarti se convirtió, con sus dos Goyas en la producción vasca más galardonada de una noche donde los premios estuvieron bastante repartidos, lo que vendría a constatar esa disparidad de sensibilidades antes mencionada (cinco tuvo ‘El 47’, tres ‘La habitación de al lado’, tres también ‘Segundo premio’, mientras que ‘La infiltrada’, ‘La estrella azul’, ‘Marco’ y ‘La virgen roja’ lograron dos Goyas cada uno).

Otros corrieron peor suerte, “Los destellos” (adaptación del relato de Eider Rodríguez) no logró concretar ninguna de sus cuatro nominaciones, ni siquiera la de mejor actriz, donde Patricia López Arnaiz parecía una baza segura después del premio de interpretación que obtuvo en Zinemaldia: «Yo creo que ‘Los destellos’ es una película que hubiera merecido mejor suerte. Hay pelis que haces y piensas, ‘no han quedado mal’, pero es que en este caso me parece una película redonda. He acabado admirando mucho a Pilar, sus procesos de trabajo, su manera de rodar, de montar… Pilar hace que estés trabajando en un nivel de lenguaje muy sutil para llegar a un grado de veracidad que exige mucho al actor. Detrás de nuestras interpretaciones en “Los destellos” hay mucha complejidad y muy poco exhibicionismo. No hay una cota concreta a la que tengas que llegar con tu trabajo», confesaba la actriz alavesa.

Tampoco tuvieron suerte ni Eneko Sagardoy ni Ion de Sosa, nominados ambos al Goya al mejor cortometraje de ficción. El protagonista de ‘Handia’, en su debut como director quiso valorar, sin embargo, «el hecho de haber venido aquí, con todo el equipo, el hecho de ver a tanta gente amiga y sentir ese amor de que con tu primer corto te nominan. Es como para estar muy satisfecho». Sagardoy confesó que acudía a la ceremonia «mucho más centrado y más tranquilo que hace siete años cuando me nominaron a mejor actor revelación. Quizá porque estoy trabajando y eso te hace relativizar todo un poco más».