Xole Aramendi
Erredaktorea, kulturan espezializatua
Entrevista
Anael Bazterrica
Actriz

«Escuchar testimonios sobre el bombardeo de Gernika marcó un antes y después para mí»

Aunque sí tenía interés y curiosidad por ello, Anael Bazterrica creció sin referentes culturales vascos en Uruguay. Fue su bisabuelo quien emigró allá desde Ataun. La visita llevada a cabo en 2022 al Museo de la Paz de Gernika fue determinante y la llevó a crear la obra ‘Ainara de Gernika’.

Anael Bazterrica, en una escena de la obra ‘Ainara de Gernika’.
Anael Bazterrica, en una escena de la obra ‘Ainara de Gernika’. (Lucía REHERMANN)

Anael Bazterrica tiene en su haber una dilatada carrera sobre los escenarios en Uruguay. No en vano, es miembro de la compañía El Galpón desde 1987. Un proyecto muy especial trae a Euskal Herria a la actriz. Se trata del monólogo ‘Ainara de Gernika’.

Su apellido paterno delata sus orígenes vascos. Le preguntamos por la historia de su familia. «Mi familia proviene de Ataun, del caserío Bazterrika. Es de 1500, situado en el barrio de San Martin. Fue mi bisabuelo, Francisco Antonio Bazterrica Igartua, quien emigró del País Vasco. Mi abuelo nació en Uruguay y no nos transmitió la cultura vasca. Él no hablaba euskara. Justo hoy [el pasado martes] he ido con mi hijo a verlo. He hecho la búsqueda de mis ancestros hasta el año 1600 [sonríe]. Está en pie la mitad del caserío, lo tiraron abajo cuando construyeron el camino que atraviesa el municipio. Es lo que me dijeron los lugareños. Incluso pude hablar con una mujer que había estado viviendo en el caserío. Hoy en día se utiliza solamente como establo», cuenta a NAIZ.

El proyecto teatral es la historia de la búsqueda de sus raíces. Fue en 2022 cuando pisó por primera vez tierras vascas. Lo hizo acompañada de su hermana Amparo. Es cuando tuvo la ocasión de visitar el Museo de la Paz de Gernika. ¿Fue un antes y un después en su vida? «En el museo se pueden escuchar testimonios de personas que eran adolescentes en el momento del bombardeo de Gernika. Escucharlo fue muy fuerte para mí. Me conmovió tanto que se me caían las lágrimas y dije ‘acá me pasó algo’. Mi hermana me preguntaba qué me pasaba. Sí, fue un antes y un después para mí, fue un momento de inflexión para mí. Fue el reencuentro con mis voces ancestrales. Mi familia no viene de Gernika, pero somos vascos... Uno conecta o no conecta. Hay tantas personas en Uruguay, vascos que se fueron y que no tienen nada que ver con la cultura vasca... También estuve hablando con ellos. Viven en el interior de Uruguay y no tienen nada que ver con la transmisión de su cultura. Es un misterio eso».

Ella misma no tuvo ningún contacto con la cultura vasca hasta 2022. «Nada. Sí el interés, sí la curiosidad por mi apellido, pero no sabía cómo buscar la información. Ahora con las redes sociales es más fácil. Contacté con la Diócesis de San Sebastián y a partir de ahí fui encontrando información sobre mi familia y llegué al año 1600 y algo» [risas].

Le preguntamos por la reflexión que siguió a la emoción inicial. «A nivel personal, fue un vínculo con mis ancestros que yo no había vivenciado de un modo tan fuerte hasta entonces. También me di cuenta de que el mundo de hoy no ha cambiado nada. Y que la memoria es un factor fundamental. El personaje, cuando deambula por su casa explotada en la obra, dice ‘aquí estoy de nuevo, siempre vuelvo’. Fue un revisitar la memoria de un pueblo».

Sobre la vigencia de la obra escénica, afirma que «cuando vi cómo había sido el ataque de destrucción absoluta de la población civil, que ese era su objetivo, el primer ensayo antes de la II Guerra Mundial, y seguir viendo cómo siguió la Historia y cómo estamos... Tiene una vigencia enorme. El lehendakari Agirre, en un momento de su discurso dice ‘ante Dios y ante la Historia que a todos nos ha de juzgar afirmo que durante tres horas y media los aviones alemanes bombardearon con saña desconocida la población civil indefensa de la histórica villa de Gernika reduciéndola a cenizas, persiguiendo con fuego de metralla a mujeres y niños que han crecido en gran número, huyendo los demás alocados por el terror’. Al escucharlo yo pensaba en la situación real del pueblo de Gernika. Cuando estalló la guerra en Palestina pensaba en los palestinos... cuando suceden las guerras acá y allá en este terrible mundo que estamos viviendo... son distintas capas de mi vivencia sobre esta historia».

A su regreso a Uruguay contactó con Sandra Massera. «Ella es una dramaturga uruguaya muy reconocida. Le conté mi experiencia, me propuso hacer algo y salió el espectáculo. Tuvo varias nominaciones –Mejor Actriz, Dramaturga, Diseño de Luces y Escenografía– en unos premios de la crítica teatral, los premios Florencio. Fue muy bien recibida por la crítica y el público».

Tras las representaciones, teatro tras teatro, vivió un sinfín de experiencias con el público uruguayo emocionado por lo visto sobre la escena. «Tras terminar la función se quedaba la gente en la sala y me hacía preguntas. O me abrazaba y me daba las gracias. Y me contaba lo que le había pasado al ver la obra. Un señor me dijo que sus dos abuelas habían muerto en el bombardeo. Y otra persona muy joven me comentó ‘ahora entiendo el cuadro de Picasso’. También se me acercaron personas que habían estado en la cárcel en Uruguay. El personaje vive el Uruguay de la dictadura en los 70, ya en el público había presos políticos y a ellos también les tocaba el tema... Yo canto una estrofa de ‘Gernikako Arbola’ y de repente escucho en el público gente que me acompañaba cantando. Y eso no es frecuente. Ocurrieron cosas muy variadas, y todas ellas me tocaron, me llegaron».

Fascismos

La protagonista, Ainara, es una mujer que tenía 12 años el 26 de abril de 1937. Después vive bajo el régimen de Franco y también experimenta el exilio. Termina viviendo en Uruguay y esto permite que la obra reflexione sobre la historia reciente del país, con las diversas formas de fascismo. Ante todo, lanza un mensaje: «la importancia de mantener la memoria», remarca la intérprete uruguaya.



A lo largo de la obra, Ainara revisita su casa de Gernika y también la historia de su pueblo. Es una invitación a repensar acontecimientos del siglo XX desde la voz de Ainara. «La obra cuenta la historia de su familia. Es la mujer que con sesenta y pico años cuenta qué fue de su vida. Hablo de los niños que salieron del País Vasco hacia Rusia, por ejemplo, es una situación que se repite hoy en día en otros lugares. Cuando mandaban niños ucranianos a Alemania, por ejemplo... Es la historia de nunca acabar», afirma.

¿Cómo fue el proceso de investigación previo al montaje de la obra escénica? «Yo registré una gran cantidad de material en el Museo de la Paz de Gernika en mi visita. También leí el libro ‘Marinka, una rusa niña vasca’ (Planeta), de Rodolfo Luna Almeida. Lo utilicé de referencia. Asimismo, he trabajado con las entrevistas, son muchísimas, que he encontrado en redes sociales».

Ha contado con la asesoría de Leonat Egiazabal. «Es profesor de lengua y cultura vascas en la Universidad de la República de Uruguay. Nos aportó muchos datos acerca de la mitología y la historia, nos habló de Barandiaran y de sus investigaciones. Nos trajo libros. Uno de ellos era uno de fotografía de vascos en sus trabajos. Para mí es muy importante empaparme de diverso material, ya sea pintura o fotografías, siempre lo he hecho en mis proyectos. También me ayudó a tratar de pronunciar algo en euskara [risas]. Nos proporcionó información del entorno fundamental que ni yo ni Sandra teníamos. Fue muy interesante», cuenta.

Queremos saber qué supone para ella subirse al escenario de Gernika el 24 de abril. «Es la razón de ser de este proyecto y mi visita al País Vasco. Yo quería llevar el espectáculo al lugar donde nació. Aunque solamente fuese una función. Después fueron surgiendo otras actuaciones. xxxx FECHAS

La actriz se muestra agradecida por la colaboración de numerosas personas en el proyecto. «En todo esto participó mucha gente que me fue ayudando. Uno de ellos es Pati Domenech, amigo y director de La Teatrería de Ábrego, sala ubicada en Oruña de Piélagos, en Cantabria. En Uruguay no tenemos recursos económicos como para venir con un equipo. Pati es técnico también y me acompañará en todas las presentaciones, si no yo no hubiera podido hacerlo. No quiero que queden en el anonimato, gracias a personas así las cosas avanzan. Me parece importante poner en valor la colaboración entre pueblos».

Consecuencias de la barbarie

La familia de Ainara no vive la muerte directamente pero cada uno de sus miembros sufre las consecuencias de la barbarie. «No quiero adelantar la historia que contamos en la obra... Ainara tiene un hermano bebé, tenía seis meses en ese momento. ¿Qué consecuencias puede tener para él? Alguien puede pensar que fue el menos afectado, o no... Otro hermano de Ainara, cada vez que escucha las sirenas sale corriendo a esconderse en el cuarto y es una persona tímida y alejada del mundo real durante toda su vida. En fin, consecuencias reales de hechos tan tremendos como estos».

Bazterrica lo tiene claro. «No hay palabras, ni pintura, ni puesta en escena capaz de abarcar todo lo que supuso, todos los efectos que tuvo».

La historia de las personas se cuenta a través de sus objetos. No hay personas muertas, lo que desaparecen son los objetos. La parte central del montaje teatral incluye la recreación del bombardeo. Bazterrica no diría que es la parte más emotiva de la obra. «Hay muchas partes muy emotivas. Por ejemplo, está el abuelo, un personaje muy interesante. Alguien que continúa las tradiciones, incluso ‘dialoga’ con el Árbol de Gernika, preguntándose qué está pasando y por qué. Incluso hay momentos de humor, en la historia familiar pasan cosas graciosas también. No es un espectáculo trágico en su contenido absoluto. Los personajes pasan por distintos estados».

Bazterrica y Massera también se han encargado de la ropa de la protagonista de la obra. «Nosotras no trabajamos con diseñadores de vestuario. Solamente lleva un vestido de época al que vamos agregando diversos accesorios. Fui al vestuario de El Galpón y busqué prendas que yo sintiera que pudiesen pertenecer al personaje. Encontré material que va a la perfección con la historia que se cuenta. Incluso incluí unos guantes de niña que eran míos, es parte de mi implicación en el proyecto. Fuimos encontrando prendas de ropa que nos remitían a los personajes. Hay ropa de niños, escarpines (patucos), blusas, pantalones...», señala.

La escenografía es obra de Dante Alfonzo, compañero del Teatro El Galpón desde hace 40 años. Y por lo que respecta a la música, incluye piezas de Euskal Barroque Ensemble. «Nos gustó su música. También busqué canciones infantiles, ¿qué canta una niña para sacarse los nervios cuando está nerviosa? Tuve que buscar mucho, porque yo no tenía contacto con la cultura vasca», dice.

‘Ainara de Gernika’ fue estrenada en el Teatro El Galpón (la compañía tiene tres salas en Montevideo) en julio de 2023, donde realizó una larga temporada. Después, pasó por el Solís de Montevideo, el principal teatro uruguayo. Ahora, se podrá ver por primera vez en Euskal Herria. El estreno ha sido en Bilbo esta semana, los días 10 y 11 de abril en la sala La Fundición. Después, la pieza pasará también por Asturias, Cantabria..., para volver a Euskal Herria a ofrecer dos últimas funciones: una en la propia Gernika (el 24 de abril, justo un día antes del 88º aniversario del bombardeo) y otra en Durango (día 27).