
La temperatura en la superficie de las aguas del Golfo de Bizkaia ha subido una media de 0,2 grados por década desde los años 80 del pasado siglo, mientras que el nivel del mar ha ascendido 2,81 centímetros cada diez años.
Estos datos son dos de las conclusiones más llamativas el último informe del Observatorio Marino-Costero de Naturklima, un dosier que da continuidad a los que vieron la luz en noviembre de 2022 y abril de 2024 y al que ha tenido acceso NAIZ.
En esta ocasión se hace especial hincapié en la evolución de estos dos indicadores y otros como el oleaje, la erosión costera o las variaciones en el pH (acidificación), así como en el impacto que las olas de calor marinas tienen en algunas especies.
Naturklima Fundazioa es un organismo adscrito a la Dirección General de Medio Ambiente de la Diputación de Gipuzkoa, puesto en marcha para analizar las consecuencias del cambio climático en este territorio y tratar de ofrecer respuestas ante este desafío.
José Ignacio Asensio, diputado de Sostenibilidad de Gipuzkoa, y presidente de Naturklima, destaca la importancia de actuar con determinación ante los efectos del cambio climático en el medio marino: «Este informe no es solo un diagnóstico, es una llamada urgente a la acción. Desde el Departamento de Sostenibilidad de la Diputación de Gipuzkoa estamos impulsando una respuesta estructurada frente al cambio climático, basada en datos científicos y respaldada por un firme compromiso político. El Observatorio Marino-Costero de Naturklima, pionero en Euskadi, nos ofrece herramientas para anticiparnos y tomar decisiones informadas».
En el informe se subraya que «los océanos desempeñan un papel fundamental en la producción de alimentos, de energía, en el transporte, en la calidad de vida y en la regulación del clima». Sin embargo, están experimentado alteraciones «sin precedentes, debido al cambio climático y a otros factores asociados a la actividad humana, como la contaminación o sobreexplotación».
El 90% se almacena en los océanos
Alrededor del 90% del calor acumulado en el planeta se almacena principalmente en los océanos. Dicho incremento «contribuye al 30% del aumento del nivel del mar observado y modifica las corrientes oceánicas, aumenta la estratificación de los océanos y puede conducir a cambios en los ecosistemas marinos».
En el Golfo de Bizkaia se aprecia un calentamiento del mar a partir de los años 80 del pasado siglo, con un incremento medio en la superficie del agua de 0,2 grados por década, hasta los 16,82 grados de 2022. Esto contrasta con la tendencia decreciente que se registró desde mediados de los 40 del pasado siglo hasta 1980, año en que la temperatura media fue de 15,77 grados.
Por su parte, los cambios en el nivel medio del mar son un indicador esencial de la evolución del clima, al reflejar tanto la expansión térmica del océano como el aumento de la masa oceánica, debido al deshielo de glaciares y capas de hielo.
El nivel medio del mar a escala global ha tenido un incremento de 10,3 centímetros en los últimos 30 años. Una subida que no es sostenida, sino que se está acelerando.
El Golfo de Bizkaia no escapa a esta tendencia, llegando a una media de subida de 2,81 centímetros por década en el periodo entre 1993 y 2022. Esto suma un total de 8,43 centímetros, casi dos centímetros menos que la media global.
En las zonas costeras, estas variaciones del nivel del mar generan el retroceso de la línea de costa. Los escenarios proyectan un agravamiento de la erosión y las inundaciones costeras.
Naturklima analiza la evolución de la línea de costa procesando la información de las imágenes capturadas por la Red Foral de Videometría Litoral de Gipuzkoa. La serie de datos de la playa de Zarautz es la más larga (2010-2022) y la que, por tanto, se utiliza para el análisis de la evolución histórica de la erosión en playas.
Según el informe, se observa en este arenal «cierto grado de erosión, reflejado en un retroceso significativo hacia el interior de la línea de costa. Siendo la serie aún corta, no es posible asociar o descartar estas tendencias al ascenso del nivel del mar u otros efectos del cambio climático».
Asensio remarca al respecto que «contamos con una red de sensores y sistemas de monitoreo que nos permite obtener datos en tiempo real sobre parámetros clave del ecosistema marino, como la temperatura del agua, el nivel del mar o la acidificación. Esta información es esencial no solo para diseñar políticas eficaces, sino también para sensibilizar a la ciudadanía y alinear esfuerzos institucionales y sociales en una misma dirección: la adaptación y resiliencia de nuestro territorio frente al cambio climático».
Olas de calor marinas
En el informe de Naturklima se apunta asimismo que el calentamiento global provoca olas de calor marinas, cada vez más frecuentes, largas e intensas. Estos son eventos extremos en los que la temperatura del agua es anormalmente elevada durante un periodo de tiempo de al menos 5 días, aunque en algunos casos pueden durar incluso meses. Por contra, se viene registrando un descenso en las olas de frío, y en el golfo de Bizkaia no se ha anotado ninguna desde 2016.
Este fenómeno tiene impacto «sobre los procesos ecológicos y biogeoquímicos de los ecosistemas oceánicos, y sobre la flora y fauna, con repercusiones devastadoras sobre la estructura y funcionamiento de ecosistemas, y afectando a los recursos que obtenemos del mar».
Este estudio analiza en concreto los efectos en la comunidad microbiana del plancton y en el crecimiento de los juveniles de anchoa. Respecto a la comunidad microbiana del plancton, que constituye la base de la cadena trófica –el primer pilar de la alimentación–, el informe apunta que «no se han observado cambios en la abundancia mensual de los tres grupos de plancton más abundantes después de las olas de calor marinas estivales».
Sin embargo, sí parece que el incremento de las olas de calor ha tenido efecto en la población de anchoa. «Los resultados indican que el aumento de la temperatura media y de las anomalías térmicas acumuladas inducen un aumento del tamaño de los juveniles. Este resultado es acorde con otros estudios que indican que la temperatura acelera el crecimiento inicial con respecto a los congéneres que se desarrollan en aguas más frías, pero la talla máxima que alcanzan a lo largo de su vida adulta es menor». Es decir, las anchoas crecen más rápido, pero menos, una disminución del peso y longitud en las anchoas adultas que ya se viene observando desde el año 2000.

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