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Identifican otras seis víctimas de la prisión franquista de Urduña

Gogora ha identificado genéticamente los restos de otras seis víctimas de la prisión franquista de Urduña. Una delegación viajará a Málaga y Badajoz para entregar los restos a sus familiares.

Columbario en el cementerio de Urduña.
Columbario en el cementerio de Urduña. (Iñigo URIZ | FOKU)

El Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos Gogora ha identificado genéticamente los restos de otras seis víctimas de la prisión franquista de Urduña (Bizkaia), recuperadas del cementerio de la localidad en las campañas de 2022 y 2024.

Según ha informado Gogora, los últimos identificados son José Gómez Narváez, Aquilino Flores Bautista, y Manuel Vivas Fernández, de la provincia de Badajoz; Zollo Villar Toledo, de Ciudad Real y Antonio Bootello Negrete, de Málaga.

Un equipo se trasladará a las provincias de Badajoz y Málaga para entregar los restos de Narváez, Vivas, Pozo y Negrete a sus familias de forma privada. Viajará también la consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José, para explorar vías de colaboración que permitan impulsar nuevas identificaciones.

Las labores de exhumación en el cementerio de Orduña finalizaron en diciembre de 2024 y en total se recuperaron restos pertenecientes a 93 personas, y ya son 17 los restos identificados y entregados a las familias. El reto para Gogora es localizar al mayor número de familiares de prisioneros fallecidos posible para identificar a los 76 restantes.

Campo de concentración y cárcel

El campo de concentración de Orduña comenzó a funcionar en julio de 1937, cuando el bando franquista puso en marcha una red de campos para concentrar de forma masiva a los combatientes republicanos apresados, ha explicado.

La arbitrariedad y las condiciones de vida infrahumanas eran el denominador común: hacinamiento, humillaciones, hambre, frío, enfermedades y muertes, ha constatado Gogora.

La mayoría de estos campos se clausuraron en 1939, salvo algunos, como el de Urduña (1939-1941), que pasaron a ser prisiones.

Finalizada la guerra, Urduña pasó a ser parte del engranaje de la política penitenciaria del franquismo. El perfil de los presos cambió, provenían de lugares alejados de Euskal Herria. La mayoría de las personas que fallecieron cautivas en este centro procedían de Extremadura, Andalucía, Castilla la Mancha y Catalunya.

Por la documentación histórica existente se conoce que, de los 225 prisioneros fallecidos en esta prisión, más de la mitad (127) eran de origen extremeño (125 de Badajoz y 2 de Cáceres), y que 87 de ellos trasladados desde el penal de Castuera.

A estos presos extremeños muertos se unieron 41 castellanomanchegos (34 de Ciudad Real, 4 de Toledo y 3 de Albacete), 22 trasladados desde la prisión de Málaga, 7 de Tarragona y los 28 restantes de otras provincias del Estado.

ADN de los familiares para identificar restos

Para que identificación genética sea posible, es necesario cotejar muestras de ADN de descendientes de los fallecidos, con las muestras extraídas de los restos óseos.

Por ello, el instituto vasco de la memoria ha vuelto a hacer un llamamiento para que familiares de víctimas contacten con Gogora (gogora@euskadi.eus /+34 944 032845) especialmente en Extremadura, de donde procedían más de las mitad de los reclusos fallecidos, en aras a ampliar el banco de ADN que está confeccionando para facilitar las identificaciones.

Las últimas personas identificadas

Antonio Bootello Negrete era de Pizarra (Málaga), trabajaba en el campo, casado y con 2 hijos. En octubre de 1939 fue condenado por rebelión a 20 años de prisión. Pasó por varias cárceles e ingresó en Urduña en diciembre de 1939, donde falleció el 22 de marzo de 1941 de gripe, a los 45 años.

Aquilino Flores Bautista, de Valencia de las Torres (Badajoz), era jornalero, casado y con 2 hijos. Condenado por rebelión a 12 años y 1 día de reclusión menor, ingresó en Urduña en diciembre de 1940, donde falleció tres meses más tarde, «de reumatismo», a la edad de 38 años.

José Gómez Narváez, de Castuera (Badajoz), era carpintero, estaba casado y tenía 4 hijos. Condenado por auxilio a la rebelión a 20 años de prisión, ingresó en Urduña en febrero de 1940, donde murió el 6 de abril de 1941, a causa de "avitaminosis", a los 50 años.

José Pozo García, de Aceuchal (Badajoz), era jornalero, casado y con un hijo. Ingresó en Urduña en marzo de 1940 y falleció un año después, a los 48 años.

Zoilo Villar Toledo, de Torrenueva (Ciudad Real), era carnicero, estaba casado y tenía 7 hijos. Llegó a Urduña en diciembre de 1939, donde falleció el 12 de marzo de 1941 debido a una embolia cerebral a los 59 años.

Manuel Vivas Fernández, de Villagonzalo (Badajoz), jornalero, casado y con 4 hijos. Ingresó en Urduña en diciembre de 1939 y falleció el 14 de abril de 1941, a los 46 años.