
Final épica, con tantos para el recuerdo, con el vigente campeón entre las cuerdas, emoción no apta para cardíacos para que Jokin Altuna, una vez más, sacase su enésimo truco de la chistera y coronarse como campeón Manomanista. El de Amezketa ha sufrido de lo lindo ante un Artola que ha tirado de astucia e inteligencia que caracteriza a los zorros a mitad de partido para levantar un 10-3 en contra que parecía condenarle a ser un mero titiritero en el espectáculo del mago, que iba bien encaminado a por su cuarta txapela en la modalidad, igualando en la clasificación con figuras como Olaizola II –contra el que ganó su primer título en el Individual–, Beloki y Atano III.
Y es que Altuna ha empezado enchufadísimo ante un Artola al que le han pesado los nervios. El de Alegia ha tenido que parar el partido con el primer parcial de 3-0 en el que le ha pillado todavía situándose en la gran cita del frontón Bizkaia de Bilbo. Se ha resarcido de los primeros errores con un buen gancho con el que hizo buenas migas a partir del 10-4. Hasta entonces, ha sido Altuna el que ha llevado el mando del partido, como buen especialista de la modalidad y como buen veterano de las finales. El de hoy era su sexta final Manomanista y ha actuado de buen anfitrión en la primera parte del partido, enseñando a su amigo Artola que las finales están para ganarlas.
Un propósito que el amezketarra ha cumplido en nueve de 14 finales disputadas entre las tres modalidades principales, convirtiéndose en el pelotari a batir de esta nueva época. Domina, además, todas las circunstancias y hoy lo ha vuelto a demostrar. Porque Artola ha sido un digno finalista, como aquellos que se dejan la piel a pesar de las dificultades. El delantero de Baiko no ha reparado en la grandeza de Altuna, no se ha achantado cuando las cosas se pusieron difíciles y ha encontrado en el gancho su mejor aliado para meterle miedo al gran mago de Amezketa. «Ha sido una final muy dura, ha dominado gran parte del partido, me llevaba muy lejos y me ha hecho correr», confesaba Altuna una vez coronarse campeón por cuarta vez.
En la entrevista posterior a disputar la final, el amezketarra ha demostrado que había dado muchas vueltas a la cabeza. ¿Qué habría ocurrido si en el 10-3 hubiera acertado en el saque-resto? Hasta entonces, Altuna ha logrado arrinconar a Artola a través de saques potentes y jugándole al pie, centrando el juego en el espacio del cuatro y medio. Con el 10-3 en el marcador, sin embargo, no ha acertado restando, ha dado opciones a Artola y con un poco de suerte, con una pelota al txoko, ha pillado desprevenido a un Altuna que se ha visto sobrepasado a partir de entonces. Con la pelota número cuatro que ha sacado Artola en su cuarto saque, el de Baiko ha hecho una tacada de ocho tantos para voltear el marcador y meterse de lleno en el partido. No solo eso, ha paado a dominar el partido, tal y como analizaba Altuna al final de choque.
Artola, muy resolutivo
Con un juego muy resolutivo, sacando el máximo provecho al resto y con un gancho perfecto, el de Alegia ha ido imponiéndose sobre la cancha del frontón Bizkaia ante un Altuna que no lograba cortar el vuelo de su amigo. Artola parecía dispuesto a volar, a tocar el cielo, a sacarse la espina de aquella final maldita del 2021 en la que una lesión inoportuna le privo de disputarla. Ha obligado a Altuna a parar el tiempo en dos ocasiones (en el 10-6 y en el 10-10) y así igualar también en esa faceta.
El primer descanso obligado ha llegado con Artola por delante, con el peso psicológico que ello conlleva (10-12). Altuna ha logrado salir de su racha negativa con un pelotazo que rozaba la pared izquierda al que Artola no ha llegado. Ha podido suponer el renacer del delantero de Aspe, que tiene mucho oficio en este tipo de partidos pero aún ha tenido que esperar mucho más –haciendo sufrir a su familia, amigos y aficionados– para salir de ese agujero negro al que le ha metido Artola jugando al bote, con derechazos potentes que forzaban a Altuna a salir de su zona de confort.
Con una dejada perfecta ha vuelto a abrir brecha Artola (11-14) al que se veía ya asentándose en la final ampliando su repertorio. Pelotas al txoko, dejadas, ganchos... Estaba con confianza y ha dejado dubitativo a un tipo sereno como Jokin Altuna, que se ha marchado muy pensativo al segundo descanso obligado (15-18). De repente, se habían tornado los roles: el filósofo se convirtió en mago y el mago, en pensador. Artola, que parecía dispuesto a dar la campanada, ha demostrado que ya había interiorizado muy bien el patrón del partido: saque largo y gancho en el resto. Era la criptonita de Altuna, hasta que el disfraz de filósofo le sirvió al amezketarra para dar de su propia medicina al inventor de la criptonita. Una tacada de 7-0 resurgió al de Aspe de las tinieblas para coronarse por cuarta vez campeón del Manomanista, unos números al alcance de muy pocos.

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