
Desde este miércoles hasta día 18 de junio el popular ciclista solidario de ultrafondo Alberto Vallés Setién, más conocido como Alberto Il Diavolo, subirá al monte Oiz para pedir que se haga justicia en el caso de la violación que sufrió una menor de edad en diciembre de 2023 en Bilbo. En concreto, el muskiztarra pide a la Fiscalía que «haga su trabajo» ordenando la práctica de una prueba de ADN y que las personas implicadas en el caso «lo paguen».
El deportista se hace eco así de la denuncia de la asociación Clara Campoamor, que ha alertado de que si la Fiscalía no acuerda la práctica de esta prueba antes del miércoles 18 de junio, este caso de violación quedará abocado al archivo, ya que, si no hay novedades, finaliza la fase de instrucción judicial.
La agresión sexual se produjo a mediados de diciembre de 2023, cuando una menor fue violada y se identificó a dos presuntos autores. Uno, mayor de edad, se sometió a la prueba de ADN y dio negativo. Este joven negó haber violado a la víctima, pero si reconoció que efectuó tocamientos y señaló al otro implicado, menor de edad.
El Ministerio Público solicitó a este joven una prueba voluntaria de ADN, pero la defensa se negó y solicitó a la Diputación de Bizkaia un informe sobre la capacidad real del acusado de acceder voluntariamente a esta prueba, alegando su «inmadurez». Ese informe determinó que el implicado tiene una discapacidad física del 20%.
Hasta Oiz
A pesar de que todos esos informes se incluyen en el procedimiento, la Fiscalía sigue sin ordenar que se practique la prueba de ADN. Es en ese contexto en el que se produce la iniciativa de Alberto Il Diavolo. «Subimos a Oiz a pedir justicia y que la violación de una niña en Bilbao no quede impune», expone. «Ni un violador en la calle, Fiscalía haz tu trabajo», enfatiza.
El motivo para elegir ese monte es «porque con su dureza quiero que represente por lo que está pasando esa niña y su familia, primero con su agresión y ahora con esta locura de fase judicial». «Espero que no sea necesario subir los siete días», comenta.
Añade el carácter de monte bocinero de Oiz, desde donde se llamaba a Juntas Generales, que «quiero que represente un llamamiento a la solidaridad con una víctima de violencia machista a punto de quedar impune por la inoperancia y dejación del sistema».

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