
En una entrevista publicada este domingo en ‘El Mundo’, el expresidente del Gobierno español José María Aznar (Madrid, 1953) hace su particular análisis de la coyuntura política con la excusa del próximo congreso del PP, en el que parece que jugará un papel relevante como ideólogo y mediador entre las diferentes facciones.
En general, en esta entrevista Aznar profundiza en la retórica del PP sobre el carácter mafioso del PSOE, utilizando de forma reiterativa términos como «bajos fondos» o «delincuencia». A raíz de la situación generada por el «caso Koldo», Aznar acusa a Pedro Sánchez de ser capaz de un pucherazo. En ese sentido, el líder derechista acusa a Sánchez de «adulterar unas elecciones en su partido» y se pregunta: «¿Por qué no va a ser capaz de alterar unas elecciones generales?».
Siguiendo con su argumento, Aznar se plantea que «no hay que pensar que alguien que asalta una joyería no está dispuesto a asaltar un banco. Los límites no existen. Lo más interesante es la posibilidad de que se intente salir de esta crisis creando una crisis mayor».
En ese sentido, Aznar considera que los dirigentes del PSOE «son capaces» de provocar una crisis constitucional para intentar salvar la situación crítica en la que se encuentran tras el informe de la UCO y el procesamiento de Santos Cerdán. Aznar pinta un escenario en el que vislumbra «una legislatura hasta 2027 y una crisis constitucional que aboque a unas elecciones casi constituyentes».
El presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), considera que en el escenario actual existe un riesgo «total» de depredación del Estado por parte de los socios independentistas del Gobierno, y por eso afirma que «una crisis constitucional sería lo normal».
Ahondando en esa idea, valora que «si el precio por estar en el Gobierno va a aumentar, y está dispuesto a pagarse, lo que queda es la crisis constitucional. El concierto económico de Cataluña, una consulta, y se creará el ambiente para que en las próximas elecciones los españoles tengan que pronunciarse sobre la España confederal y plurinacional. Eso es lo que yo llamo crear la crisis constitucional», afirma.
Mensaje a nacionalistas catalanes y vascos
A la pregunta de qué relación debe tener el PP con los nacionalismos (catalán, vasco y galego, se entiende), Aznar responde como si fuese presidente, o rey: «El nacionalismo tiene que tener claro que las políticas que ha venido practicando de chantaje se han terminado. Y que jugar con los elementos básicos de la Constitución se ha terminado. Una vez rota su lealtad a la Constitución, no puedan aspirar a seguir ampliando su ámbito competencial. Y si plantean un escenario de reforma constitucional, que no piensen que eso significa partir de lo que hay hoy. Significa partir desde cero».
En un momento de la entrevista, Aznar cita al lehendakari Imanol Pradales y al president Salvador Illa para recriminarles la utilización de las lenguas oficiales y «los pinganillos» en la Conferencia de Presidentes, algo que él considera un síntoma de haber «perdido el juicio».
En todo caso, Aznar directamente aboliría ese órgano, porque transmite la idea «incorrecta» de que el Estado español es «plurinacional».
En cambio, Aznar ve muy positivo el nacionalismo español, que considera que recoge muy bien la expresión de arranque de la ponencia del PP: «‘Nosotros, los españoles...’. Es todo un programa político porque es la expresión de lo común, de lo compartido, de lo solidario, de lo que nos ha unido históricamente, de lo que tenemos que hacer juntos. Eso es lo que el PP tiene que explicar, con enorme fortaleza. Ése es un proyecto para la mayoría de los españoles. ‘Nosotros, los españoles’. Esa es la expresión correcta».
Obsesiones y posturas
En la entrevista, Aznar aparece obsesionado con Pedro Sánchez, aunque solo lo cita por su nombre una vez. De él afirma «que España tiene un presidente que es un peligro democrático», que «se está deslizando al iliberalismo democrático» y que «esta situación solamente puede agravarlo».
Respecto a la posibilidad de presentar una moción de censura, asume que «solo generaría más frustración y no daría ningún resultado».
En cuando al proyecto del PP, retoma el constitucionalismo que en sus tiempos de presidente regía el espíritu de Ermua y cree que debe «apelar a la mayoría que cree en la Constitución». También cree que debe definirse de «centro reformista». En clave política general, pese a mantener posturas similares a las de la ultraderecha europea, Aznar entiende que «la centralidad hoy es revolucionaria».

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