Isidro Esnaola
Iritzi saileko erredaktorea, ekonomian espezializatua / Redactor de Opinión, especializado en economía

El código abierto rompe el monopolio estadounidense

Mientras EEUU continúa intentando detener el avance de China en inteligencia artificial mediante la fuerza bruta de las sanciones y la capacidad de cálculo, Pekín ha optado por el código abierto y la cooperación que, además de flexibilidad, reduce la extracción de rentas de las empresas de EEUU.

Iconos de las aplicaciones de chatbot ChatGPT de OpenAI, Copilot de Microsoft, Claude de Anthropic, Gemini de Google, DeepSeek y Le Chat de Mistral AI
Iconos de las aplicaciones de chatbot ChatGPT de OpenAI, Copilot de Microsoft, Claude de Anthropic, Gemini de Google, DeepSeek y Le Chat de Mistral AI (Andre M. CHANG | EUROPA PRESS)

Este mes de junio la revista “The Economist” ha publicado un artículo titulado “¿Por qué China regala su tecnología?”. Explica que, aunque no lo parezca, el mundo funciona con software libre (la mayoría de servidores funcionan con Linux, por ejemplo). Tiene, además, dos ventajas: es transparente –permite que otros usuarios puedan estudiarlo– y descentralizado –a partir de los programas existentes, cualquier desarrollador puede crear las aplicaciones que le parezcan–.

Cuando DeepSeek lanzó su modelo de inteligencia artificial de vanguardia construido con un presupuesto muy limitado, revolucionó todo lo hecho hasta entonces. También liberó el código para que cualquiera pudiera analizarlo y usarlo. El artículo relaciona esta fiebre por el código abierto con las restricciones que está imponiendo EEUU para obstaculizar el acceso a las empresas chinas, no solo a chips, sino también a los programas.

El 29 de mayo, por ejemplo, EEUU notificó a los tres gigantes de la industria del software EDA: Cadence, Synopsys y Siemens que debían cesar sus servicios a grupos chinos. Estas tres empresas controlan más del 74% del mercado global de estas herramientas. El software EDA (automatización de diseño electrónico, en inglés) son herramientas que permiten acelerar el diseño de todo tipo de sistemas electrónicos, desde semiconductores hasta placas de circuito impreso. En menos de dos semanas desde la entrada en vigor de la prohibición, la Academia China de Ciencias, una de las principales instituciones científicas del país, ha publicado en GitHub, un repositorio de software libre, un documento en el que explica sus avances con QiMeng, que es un proyecto similar al software EDA, pero de código abierto y de carácter académico.

Ante cada intento de EEUU de prohibir el acceso a China a productos y programas, Pekín ha respondido con más código abierto

Ante cada intento de prohibir el acceso a China a productos y programas, Pekín ha respondido con más código abierto. A pesar de ello, el artículo de “The Economist” concluye que tanta transparencia y descentralización «resulta incómoda para un Estado autoritario», y vaticina que cuando pierda la paciencia, obstaculizará su desarrollo.

Del desprestigio a la desconfianza

La historia de “The Economist” no provoca temor, de manera que, una semana más tarde, la agencia Reuters publicó un artículo titulado "DeepSeek ayuda al Ejército chino y evade los controles de exportación". La tesis fundamental la aportaba un alto funcionario estadounidense que señalaba a Reuters que «DeepSeeek ha brindado apoyo voluntariamente, y probablemente continuará brindándolo, a las operaciones militares y de inteligencia china», sin aportar ninguna prueba más.

También acusa a la empresa de tratar de burlar los controles a la exportación de EEUU para hacerse con chips de alta gama de Nvidia. Esto sí que no es una novedad. Muchas empresas están haciendo grandes negocios habilitando caminos para sortear esos controles. Precisamente las prohibiciones han impulsado una nueva industria especializada en esquivarlos. En cualquier caso, el principal fin del artículo de Reuters es erosionar la popularidad de DeepSeek: si no se puede detener su uso, no queda otra opción que ensuciar su reputación.

Dos estrategias

EEUU y China siguen estrategias diferentes en la guerra fría de la inteligencia artificial. Mientras EEUU cierra los modelos extensos de lenguaje (LLM) que se utilizan para alimentar los programas de IA, restringe el acceso al código fuente y endurece los controles a la venta de chips y las sanciones a empresas, China ha optado por una estrategia completamente diferente: la inteligencia artificial se basa en el modelo de código abierto que se utiliza, tanto los programas, como todo el resto de herramientas necesarias.

La estrategia china no solo evita las sanciones, sino que descentraliza el desarrollo de la IA, lo que le da acceso a recursos que las sanciones le quitan. Como sus modelos son de código abierto, el acceso a los chips más avanzados ya no es un problema; cualquier usuario, por ejemplo, uno europeo, puede probarlo y mejorarlo voluntariamente utilizando las máquinas a las que EEUU sí le da acceso.

Todavía más importantes son las consecuencias económicas. Si los modelos de inteligencia artificial de código abierto se vuelven tan potentes como los modelos cerrados estadounidenses, la capacidad de extraer rentas de su uso desaparecerá rápidamente, dejando a las compañías estadounidenses sin ingresos. 



Por otra parte, también pone en cuestión el actual modelo de desarrollo de la inteligencia artificial basado en el modelo de OpenAI, esto es, en un grupo de pequeñas empresas que concentran y capitalizan los últimos avances tecnológicos. El modelo cooperativo abierto de código abierto que está impulsando China puede resultar mucho más fructífero.

Monopolio versus cooperación

China está en condiciones de demostrar que no hace falta ser el primero para dominar cualquier campo. Su enfoque está cambiando el equilibrio de poder en el desarrollo de la inteligencia artificial. No está claro si en la elección de este rumbo ha prevalecido la intención de secar las fuentes de ingresos de unas empresas monopolísticas altamente financiarizadas que basan todo su poder en la extracción de rentas o, si como predica el Gobierno chino en el ámbito político, se ha impuesto la convicción de que es necesario terminar con los juegos de suma cero (lo que uno gana, otro lo pierde) propios de la competencia capitalista, y apostar por modelos cooperativos en los que todos los participantes que cooperan, ganan, aunque no todos lo hagan en la misma proporción. Un cambio de paradigma que pronto mostrará la debilidad de empresas como Nvidia, que se acaba de convertir en la mayor empresa del mundo por capitalización bursátil, pero que no fabrica nada: solo diseña chips.