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Entrevista

«Es interesante que dirijamos el foco a las sombras»

Ido Fluk dio la sorpresa en el pasado Festival de Berlín con ‘Köln 75’, largometraje en el que evoca la intrahistoria de uno de los conciertos más legendarios de la historia del jazz. La película llega ahora a las salas tras hacerse con el premio de la Crítica en el BCN Fest.

El director de cine Ido Fluk.
El director de cine Ido Fluk. (Jens KOCH | BERLINALE)

En 1975, un Keith Jarret que arrastraba la frustración propia del artista incomprendido y un dolor de espalda crónico se embarcó en una gira por diversas ciudades de Europa. Una de las etapas de dicha gira le llevó a Colonia, donde ofreció un concierto totalmente improvisado con un piano a medio afinar y ante una audiencia escéptica. Aquel caótico recital, organizado por Vera Branes, una joven de apenas 20 años empeñada en triunfar como promotora de conciertos, fue grabado y editado en formato disco bajo el título de ‘The Köln Concert’, convirtiéndose en el álbum de jazz más vendido de la historia y agrandando la leyenda del propio Jarret.

¿Cómo llega usted a esta historia?

Todo arrancó con la lectura de un artículo bastante breve sobre Vera Brandes. No obstante, aquello suscitó mi interés porque hablaba de un concierto mítico como el que ofreció Keith Jarret en la Ópera de Colonia centrándose en la trastienda de todo aquello. Entonces pensé que, a través de ella, podía hacer un film musical alejado de la fórmula, de esos relatos protagonizados por músicos que luchan por salir adelante y demostrar algo al mundo, relatos que ya me parecen aburridos de puro tópicos. Sin embargo, la historia de Vera me ofrecía un escenario novedoso.

Eso iba a comentarle, que su película parece una enmienda a la narrativa del típico biopic, centrándose en una figura apenas abordada en el cine, como la del promotor musical.
El biopic musical al uso es un género que enaltece la consecución del éxito como una aventura individual y ese es un tipo de relato que me aburre bastante. Si tú piensas lo que supone hacer una película, parece claro que se trata de una labor de equipo donde intervienen unas cien personas. Sin embargo, luego, a la hora de comentar el film, se pone el foco casi en exclusiva sobre los actores o sobre el director. Con la música ocurre algo parecido, en el sentido de que detrás de la carrera de tal o cual músico hay una cantidad ingente de personas que permanecen invisibles. Y yo creo que es interesante, más en esta época, que dirijamos el foco a las sombras, que a la hora de contar una historia hagamos por dirigir nuestra mirada a aquellos lugares y personajes de los que, históricamente, nadie se ha preocupado.

«Pensé que a través de Vera Brandes podía hacer un film musical alejado de esos relatos sobre músicos que luchan por salir adelante y demostrar algo al mundo»

¿Por qué comenta que eso es algo que en esta época debería ser una prioridad? ¿Cree que estamos presos de la cultura del éxito y de los relatos que dicha cultura genera?

El éxito es un concepto que siempre ha estado ahí y que sigue generando una suerte de fascinación. Pero lo que quiero decir es que yo creo que ahora la gente está más abierta a confrontarse con la cara b del éxito, por así decirlo, está más dispuesta a conocer a aquellos personajes sobre los que rara vez se ha puesto el foco. Se han hecho muchas películas sobre cantantes pero muy pocas sobre promotores musicales y yo creo que a la hora de rodar esta película me he visto beneficiado por esa demanda creciente de conocer a aquellos que están detrás del éxito, como fue el caso de Vera Brandes. 

De hecho, hay algo muy llamativo en su película y es que, tras narrar todo el proceso que llevó a la organización del mítico concierto de Keith Jarret en Colonia, opta por no mostrarnos el concierto en sí, como si el éxito de dicha empresa radicase en el hecho de haberla emprendido y no tanto del resultado que tuvo.

Sí, bueno, se trata de una opción de puesta en escena que, efectivamente, refuerza ese punto de vista que comentas, pero, en este caso, si he de ser honesto, se trata de una elección condicionada un poco por las circunstancias. Y es que Keith Jarret no quiso cedernos los derechos para utilizar su música en la película. A pesar de que ‘The Köln Concert’ es el álbum de jazz más vendido de la Historia, él nunca ha sido muy fan de esa grabación, de hecho siempre ha intentado poner una cierta distancia respecto a este disco. Entonces, al no poder usar su música, no tenía mucho sentido que culminásemos nuestra película narrando el concierto en sí. A esto hay que sumar que ni a Jarret ni a su discográfica les hizo especialmente felices la idea de que la historia de esta película girase en torno a Vera Brandes e incidiéramos en la idea de que si aquel mítico concierto tuvo lugar fue gracias a ella. Y aquello no hizo sino reafirmarme en que estábamos en el camino correcto pues, más allá de otras consideraciones, un film como ‘Köln 75’ lo que busca es reparar una injusticia. Nunca le dieron las gracias y ella tampoco recibió nada a cambio del esfuerzo que hizo por organizar aquello.

(SELECTAVISIÓN)

En este sentido, ¿cómo fue su colaboración con Vera y el resto de personas que aparecen retratadas en el film? Porque toda película basada en hechos reales presenta un territorio lleno de trampas.

Con Vera tuvimos una colaboración muy estrecha. Después de leer el artículo que me puso sobre la pista de esta historia, mi siguiente paso fue conocerla a ella y a aquel primer encuentro le sucedieron muchos otros. Fueron horas y horas de conversación las que tuve con ella. Me fue desgranando su vida hasta el más mínimo detalle, por lo que te puedo asegurar que todo lo que aparece en la película, desde la relación con sus padres hasta aspectos relacionados con la decoración de su estudio, está bastante ajustado a la realidad histórica. Dicho lo cual, mi pretensión nunca fue hacer un documental ni un retrato fidedigno de aquellos años. De hecho, cuando contratamos a Mala Emde, la actriz que interpreta a Vera, le di toda la documentación de la que disponía y una vez la hubo leído le dije: ‘Muy bien, ahora ya puedes olvidarte de todo lo que has leído y comenzar a construir el personaje desde tu propia intuición. Porque esta no es mi película, es nuestra película. Tú vas a ir por delante y yo te sigo, así que siéntete libre’.

«A pesar de que ‘The Köln Concert’ es el álbum de jazz más vendido de la historia, Keith Jarret nunca ha sido muy fan de esa grabación, siempre ha intentado poner una cierta distancia»

Supongo que el hecho de que Keith Jarret no quisiera involucrarse en el proyecto condicionó el hecho de que, a la hora de retratarlo, usted se aproxime a él anteponiendo ese aura legendaria que desprende su figura sobre el hombre de carne y hueso.

Vaya por delante que siento un gran respeto por Keith Jarret y que una de las razones por las que quise hacer esta película es por el profundo amor que siento por su música. Pero él no quiso en ningún momento hablar con nosotros y eso, de inicio, me generó una cierta incertidumbre porque yo quería construir un guion sólido sobre unos personajes verosímiles. Entonces lo que hice fue leerme prácticamente todas las entrevistas y las declaraciones que él hizo durante esos años y de ahí se infiere esa relación casi mística que él tenía con la música. El hecho de potenciar ese rasgo de personalidad es el que puede que confiera un carácter legendario a su figura tal y como aparece en la película. Sin embargo, déjame decirte que aunque él no quiso participar en el proyecto, su hermano, Chris, que vive en Alemania y que también es músico, tuvo a bien hacernos de asesor y cuando leyó el guion definitivo nos dijo: ‘Cualquiera de estas frases podría haberlas dicho mi hermano’.

(SELECTAVISIÓN)

En un momento de su película se dice que en EEUU el arte ha sucumbido frente al negocio. Este comentario se hace en el contexto de los años 70. ¿Piensa que es algo que ha ido a más en estas últimas cinco décadas?

Es una frase que hay que contextualizar no solo en una época sino también referida a un tipo de arte muy concreto como es el jazz. El jazz probablemente sea una de las manifestaciones culturales más genuinamente norteamericanas que existen, es la música que mejor representa el carácter afroamericano y, sin embargo, se trata de un tipo de música que, a partir de un determinado momento, en EEUU comenzó a generar rechazo, hasta el punto de que los grandes músicos de jazz del momento, caso de Keith Jarret, sobrevivían fundamentalmente con sus bolos por Europa. Dicho esto, se trata del sempiterno debate entre negocio y arte. No es algo propio de nuestro tiempo. Ya desde el siglo XV los grandes artistas trabajan bajo el patrocinio de ciertos mecenas. Pero lo que sí percibo es que hoy en día la cosa está aún más difícil que hace unos años para aquellos que buscamos mantener una cierta independencia creativa, sobre todo en EEUU, que es donde yo vivo y trabajo. No obstante, siendo cada año peor que el anterior, al final sobrevivimos porque nuestro empeño tiende a paliar la falta de apoyos.