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La visita de Witkoff hace escarnio de una hambruna apoyada por EEUU

La visita a uno de los puntos de la organización GHF en Gaza del enviado de la Casa Blanca Steve Witkoff y del embajador de EEUU en Israel, Mike Huckabee, constituyó un escarnio cuando a la vez el Ejército israelí siguió matando a palestinos en estas trampas en una hambruna meticulosamente diseñada.

Palestinos cargan sacos de harina recogidos en el reparto de un convoy en Yabalia.
Palestinos cargan sacos de harina recogidos en el reparto de un convoy en Yabalia. (Omar ASHTAWY | ZUMA PRESS | DPA | EUROPA PRESS)

La visita a Gaza del enviado de la Casa Blanca en Oriente Medio, Steve Witkoff, y del embajador estadounidense en Israel, Mike Huckabee, constituyó un escarnio para la población palestina al presentarla como un intento de «elaborar un plan para entregar alimentos y ayuda médica a la población de Gaza».

El presidente estadounidense, Donald Trump, confirmó luego que está preparando ese plan y que Witkoff «está haciendo un gran trabajo».

Ambos visitaron en Rafah un puesto de reparto de la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), la organización estadounidense que funciona como una extensión del Ejército israelí.

En torno a estos puntos gestionados por mercenarios de EEUU, el Ejército ha matado ya a más de 850 personas atrayendo a multitudes hambrientas como un cebo letal, entre las más de 1.380 que ha matado cuando buscaban ayuda.

Por su parte, Huckabee se jactó de que los puntos de reparto de comida de la GHF son una «hazaña increíble», frente a las denuncias generalizadas de este sistema que deshumaniza a los palestinos y no supone ninguna solución a una hambruna provocada de forma deliberad por Israel con apoyo de Estados Unidos.

«La visita de Witkoff a Gaza es una maniobra propagandística para contener la creciente indignación por la colaboración entre Estados Unidos e Israel para matar de hambre a nuestro pueblo en la Franja», denunció Hamas.

Poco antes de la llegada de los estadounidenses, el Ejército israelí mató a un niño de doce años que esperaba a acceder al reparto de comida en el centro de GHF en el barrio saudí, en el noroeste de Rafah.

La propia ONU ha rechazado estos puntos que constituyen una militarización de la ayuda humanitaria, rodeados por el Ejército y asegurados en su interior por mercenarios estadounidenses.

Además de los tiroteos de los soldados, los mercenarios de EEUU utilizan granadas aturdidoras para dispersar a los palestinos y han llegado a abrir fuego contra la población. Anthony Aguilar, un ex boina verde que trabajó como mercenario para GHF relató a Democracy Now cómo cometían crímenes de guerra al disparar indiscriminadamente contra personas palestinas hambrientas.

«Solo puedo describir lo que presencié en Gaza como un desierto distópico y posapocalíptico. Nosotros, Estados Unidos, somos cómplices. Estamos involucrados, codo a codo, en las atrocidades y el genocidio que se está llevando a cabo actualmente en Gaza», denunció.

Aguilar reconoció que EEUU e Israel están utilizando la fuerza de forma indiscriminada y atacando a civiles en estos lugares que «fueron diseñados para atraer, cebar, ayudar y matar».

Hambruna meticulosamente diseñada

Según el director de la Fundación Mundial para la Paz en Tufts University (EEUU), Alex de Waal, «lo que hace a Gaza única en la historia de la hambruna en las últimas décadas es hasta qué punto la de allí ha sido meticulosamente diseñada para infligir privación a nivel individual y trauma social a los palestinos de Gaza».

De Waal es considerado una autoridad en hambrunas y ha escrito varios libros de referencia sobre el tema, que lleva estudiando más de cuatro décadas, y sostiene que «desde la Segunda Guerra Mundial no ha habido ningún caso de hambruna tan minuciosamente diseñada y controlada».

«Esta hambruna era evitable. Es totalmente provocada», insistió en una entrevista en la BBC, subrayando los casos en los que ha quedado demostrado, como los resultados inmediatos registrados cuando en marzo de 2024 Israel cedió a las presiones y permitió el ingreso de más ayuda en la Franja.

Algo similar a lo que ocurrió con la vacunación contra la polio el año pasado, completada en pocos días y que Israel permitió por temor a que se extendiera a los israelíes.

Experiencia colectiva de deshumanización

De Waal denuncia que la hambruna no es solo «la experiencia individual del cuerpo consumiéndose», sino también una «experiencia colectiva de deshumanización». El elemento social –el trauma, la vergüenza, la pérdida de dignidad, la violación de tabúes, la ruptura de vínculos sociales– «es más significativo en la memoria de la experiencia de los supervivientes que la experiencia biológica individual», explica en la entrevista.

Sobre GHF, niega su carácter humanitario y critica que no solo ha distribuido mucho menos de la mitad de lo necesario para proporcionar una ración mínima a la población de Gaza, sino que no reparte recursos básicos como leche de fórmula, alimentos especializados para tratar a los niños desnutridos, agua potable, saneamiento, combustible para cocinar ni refugio.   

Al menos 162 personas han muerto de hambre hasta el momento en Gaza, incluyendo 92 niños.  Y no se trata de ninguna sorpresa. El Gobierno palestino en Gaza, diferentes agencias de la ONU y ONG internacionales llevan meses advirtiendo de la catástrofe.

Ahora la respuesta llega tarde y mal. A pesar de que la Corte Internacional de Justicia ya avisó de que todos los Estados firmantes de la Convención sobre el Genocidio están obligados a prevenir el genocidio y no facilitar la comisión de este crimen, Israel ha sido impune durante casi dos años, sin sanciones ni ruptura de relaciones. Ahora sus aliados intentan eludir su responsabilidad con alternativas poco eficaces como el lanzamiento de ayuda desde aviones que han empezado a llevar a cabo Alemania, los Estados español y francés, Emiratos Árabes Unidos  y Jordania.

En total, según Israel, los cinco países lanzaron 126 paquetes de  alimentos. Algunos cayeron en zonas inaccesibles o militarizadas, como el corredor de Netzarim, con el que el Ejército divide Gaza en norte y sur.

El director de la Unrwa, Philippe Lazzarini, criticó los lanzamientos aéreos de comida que, a pesar de ser 100 veces más caros que los camiones que Israel mantiene bloqueados, cargan la mitad de ayuda.

Los respectivos ministros de ministro de Exteriores mostraron su «alarma» por la hambruna, pero ninguno ha cortado relaciones con Israel.

En cambio, EEUU sancionó a altos cargos de la Autoridad Palestina y de la OLP por decisiones como recurrir al Tribunal Penal Internacional y a la Corte Internacional de Justicia.

Aunque la atención internacional se fija ahora en el hambre, Israel no deja de bombardear y ayer mató al menos a 65 palestinos más. De ellos, a 36 cuando buscaban ayuda alimentaria.

 



«Es un genocidio»
En una entrevista en el diario «La Repubblica», el escritor israelí David Grossman  reconoce que «durante años me negué a usar el término ‘genocidio’. Pero ahora, con inmenso dolor y el corazón roto, tengo que afrontar lo que está sucediendo ante mis ojos».


Líbano
Otra oleada de bombardeos perpetrada por el Ejército de Israel contra varios puntos del este y sureste de Líbano mató el jueves al menos a cuatro personas, en la enésima vulneración del alto el fuego.