Ayuntamiento de Donostia y Diputación de Gipuzkoa han anunciado este jueves tarde una solución de alojamiento para los malienses que están en la calle, en los soportales de una plaza del barrio donostiarra de Amara Berri, en algunos casos desde hace dos meses.

Serán alojados en un recurso habitacional en Oñati, con capacidad para 50 personas. Según ha podido saber NAIZ, serán atendidos por la Cruz Roja. Entre quienes les apoyaban en el barrio de Amara Berri se considera una salida satisfactoria a una situación indigna.

En estos dos meses, estas personas han sido asistidas básicamente por vecinos y entidades sociales, que les han brindado ropa, comida o mantas. La convivencia no ha generado ningún problema, sino más bien al contrario. En los últimos días incluso los exiliados malienses habían realizado actos de agradecimiento, con música y té de su país. NAIZ pudo conversar con algunos de ellos el martes y constatar que se sentían satisfechos con el trato recibido en el barrio, aunque algo desesperados por la falta de solución a su situación.

Se trata de personas que han salido de Mali por distintas crisis, desde conflictos armados a problemas económicos derivados del cambio climático que está arruinando la agricultura local. Muchos de ellos han sido devueltos al sur desde el Estado francés. Reclaman asilo por este motivo.

La situación había salpicado el inicio festivo de este sábado en Donostia, puesto que una de las entidades encargadas previamente de lanzar el cañonazo era la asociación vecinal Amara Berri, que ayer dejó claro que lo iba a hacer «sin talante festivo» y «defraudada» por la pasividad oficial.

Así las cosas, las instituciones que dirigen Eneko Goia y Eider Mendoza han dado el paso. Afirman que actúan «con urgencia, aunque de forma provisional, para evitar situaciones de desprotección, ante la falta de recursos y respuesta del Gobierno español».

La situación consiste en habilitar un «recurso de alojamiento» en Oñati (al parecer cerca de Arantzazu) que tiene una capacidad para 50 personas, que serían más o menos las que actualmente ‘viven’ en la Plaza Cofradías Donostiarras.

Ayuntamiento y Diputación no ocultan su malestar con «la insuficiencia del sistema estatal de acogida, que está dejando en una situación de vulnerabilidad a decenas de personas migrantes». Urgen a que «el Gobierno español agilice los
procedimientos y active los recursos necesarios para garantizar una acogida digna y evitar situaciones de desprotección».