
La UE trata de sacar adelante el plan para utilizar el efectivo que generan los activos del Banco Central Ruso inmovilizados para otorgar a Ucrania un préstamo sin intereses de 90.000 millones de euros entre 2026 y 2027. Este préstamo cubriría casi dos tercios de los 136.000 millones en ayuda militar y financiera que Kiev reclama para ese periodo.
Kiev lo devolvería si Rusia aceptara pagar reparaciones por la guerra.
El principal obstáculo seguía siendo anoche el veto de Bélgica, que alberga a la firma Euroclear, donde se custodian la mayor parte de los 210.000 millones de euros de activos rusos inmovilizados y que teme represalias económicas y judiciales en el futuro, dada la dudosa legalidad de la medida que Moscú ve como un robo.
A Bélgica se le han sumado otros socios, como Malta, Bulgaria, República Checa e Italia.
También se extiende la duda de que otros países, como China, recelen en adelante de depositar fondos en Europa.
En la cumbre que comenzó ayer destinada a acordar una fórmula de financiación que mantenga a flote a Ucrania durante los próximos dos años, los líderes de la UE se enfocaron en apropiarse de los activos rusos, mientras la Comisión Europea negociaba en paralelo con Bélgica una propuesta que encaje con las garantías que demanda el Ejecutivo belga.
Ocho horas después de comenzada la tensa cumbre, avanzaban en paralelo ambos trabajos técnicos. Bélgica defendía otra opción como más segura y transparente: financiar la ayuda a Ucrania mediante la emisión de deuda conjunta respaldada por el presupuesto de la UE. Parecía descartada.
La Unión Europea busca salir de la posición de debilidad e irrelevancia en la que se encuentra. Ninguneada y amenazada económicamente por EEUU, busca en los fondos rusos la llave para reivindicarse como potencia y recuperar prestigio. A riesgo de perderlo por jugar al juego de la vulneración de la legalidad que aplica Washington en su intervención contra Venezuela o Israel en Palestina.
Garantías de seguridad
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que participó en la cumbre, pidió a la UE sacar adelante este préstamo para dar fuerza a Ucrania en las negociaciones con Moscú y aguantar el desgaste de la guerra, cuando su Ejército se encuentra en retirada en varios puntos del frente.
Aseguró que de no recibir esos fondos el próximo abril, Ucrania «se verá obligada a reducir significativamente su producción de drones y otras medidas defensivas». También destacó que «Rusia no use estos activos como palanca» en los contactos actuales para una eventual paz.
Zelenski señaló, además, que lo que decida la UE «influenciará a otros países» del G7 que también custodian activos rusos inmovilizados, al ser preguntado sobre la opción de que Japón o EEUU tomen medidas similares.
Descartó cambiar la Constitución de Ucrania, para eliminar el objetivo estratégico de ingresar en la UE y en la OTAN, una de las concesiones previstas para facilitar las negociaciones de paz.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, afirmó que las garantías de seguridad propuestas a Kiev tienen tres capas de protección: el apoyo financiero y en armamento al Ejército ucraniano, las tropas extranjeras de la coalición de voluntarios en un eventual acuerdo de alto el fuego y EEUU, que debate su papel en estas garantías.
Tiempo
«Espero que Ucrania se mueva rápidamente porque Rusia está allí, y cada vez que toman demasiado tiempo, Rusia cambia de opinión», apremió Donald Trump, sobre la negociación. El jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerasimov, dijo que la situación en el Donbass se ha vuelto crítica para las fuerzas ucranianas.

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