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El ISIS moderniza su armamento en Mosul

El Estado Islámico utiliza drones o aviones no tripulados para vigilar o atacar al Ejército iraquí, lanzando granadas desde el aire o estrellando el aparato en medio de las tropas. Una nueva arma difícil de detectar e interceptar tanto desde el suelo como desde el aire.


Un grupo de soldados vuelve del frente al cuartel donde repostarán hasta el día siguiente. Algunos de sus compañeros se quedan vigilando el río o patrullando las calles y casas de Mosul Este. Acuartelados, toman el té al aire libre al calor de los últimos rayos de sol del día. De repente, una explosión en el centro del grupo precipita a muchos de ellos al suelo. Algunos yacen muertos, otros están inconscientes y malheridos. Nadie ha sentido ni oído nada antes del estallido.

El cabo Ali relata por teléfono desde el hospital de campaña en Bartella cómo fue la explosión que acabó con la vida de cuatro de sus compañeros. «Vinimos del frente sur, donde todavía grupos pequeños de terroristas del Estado Islámico (ISIS) intentan cruzar el río. Al volver al cuartel nos quitamos los cascos y el chaleco, dejamos las armas en la habitación y salimos a la terraza. Serían las 5 de la tarde. Abbas, uno de los soldados, sacó unas cartas para pasar el rato y ya no recuerdo nada más. Lo siguiente es que me desperté en un coche de camino al hospital y volví a perder la consciencia. Tres compañeros murieron. Fue un dron», concluye.

Desde hace poco menos de un mes, y ante la dificultad creciente de llevar a cabo contraataques certeros en la parte controlada por el Ejército iraquí, el ISIS ha buscado nuevas formulas. Esta vez han copiado el sistema de sus enemigos estadounidenses y han construido sofisticados drones con mucho alcance (se habla incluso de 15 kilómetros de perímetro de acción) cargados de granadas. Apoyados por un sistema de imagen a distancia, son capaces de dejar caer una granada con muchísima precisión. Los videos que se pueden ver en Internet así lo confirman.

El Ejército iraquí no da cifras de muertos o heridos por este tipo de ataque. Lo que sí se sabe con certeza es que es una de las armas con más precisión de las que dispone el ISIS. Hasta ahora, exceptuando los francotiradores, todos sus ataques se han basado en la temeraria fuerza bruta: coches bomba, atentados suicidas, bombas trampa. El «dron muyhaidin» (como ha sido bautizado por el propio grupo yihadista ) ha hecho que sus enemigos miren por primera vez al cielo desde que comenzó el ataque a Mosul, la capital del Estado Islámico. «Hasta ahora, salvo algún mortero, todos los ataques han venido por tierra. Sé que el Ejército está probando con inhibidores de frecuencia», explica Abbas por teléfono.

La sombra del Baaz de Saddam Hussein

La sofisticación también ha llegado a otras áreas. Según relata Husein, otro soldado de la Golden Division, «las bombas las colocan siempre con trampa». Este veterano militar es uno de los pocos especialistas de la división en Bartella. «He desactivado más bombas que nadie en Mosul. He visto cosas que ni en las mejores academias enseñan. Bombas con contadores detrás de una puerta que revientan después de cuatro aperturas, con infrarrojos para no ser descubiertas con detectores de metal. Incluso un IED (bomba que se coloca al lado de la carretera y que explota al paso de coches) con un alambre tan fino que casi no se veía. Alguien les ha enseñado mucho y bien», afirma Husein.

El coronel Ahmed al-Taie va más allá y afirma desde su oficina en Bartella que sospechan de antiguos miembros del partido Baaz. «Muchos de los luchadores que se suicidan en las calles con coches bomba y explosivos adheridos al cuerpo son muy jóvenes. Eran niños cuando Estados Unidos invadió este país. Ni siquiera tuvieron tiempo de aprender a usar un kalashnikov antes de que empezara todo esto. Alguien con mucho conocimiento y acceso a información les ha enseñado. Yo pienso que son los antiguos oficiales baazistas que aún quieren seguir vengándose de los chiítas, aunque luego ataquen a cualquier civil, sea sunita, chiíta, kurdo o cristiano».

De vuelta a los drones, el coronel añade que «son difíciles de derribar. Son blancos muy pequeños que vuelan alto. Se quedan en un espacio intermedio en el que los aviones no pueden detectarlos y muchas armas cortas no llegan. Es necesaria un arma de más calibre, pero al mismo tiempo hace falta precisión en el disparo. Aunque el problema no desaparece si logras alcanzarlo, ya que el dron tiene acopladas entre dos y cuatro granadas o morteros y si el dron cae, los explosivos también detonan y el efecto puede ser letal si lo acaba haciendo en una zona no despoblada y con civiles».

Aunque las noticias sobre la utilización de drones como arma de guerra por parte del Estado Islámico han sorprendido a la opinión pública internacional, llevan tiempo usándolos; no sólo con cargas explosivas como están haciendo ahora sino con videocámaras adosadas. Los utilizan para vigilar al enemigo y detectar su posición y su estructura, así como el tipo de armamento que llevan. Esta información es de vital importancia en una ciudad como Mosul. Existen muchas calles estrechas y sólo a vista de pájaro se puede espiar al enemigo. «Los drones los puedes comprar en cualquier tienda de juguetes. Son sencillos de manejar y baratos. Para cuando los has visto ya han mandado las imágenes y han descubierto la posición. Hay que derribarlos nada más oírlos porque, si no, luego lanzan sus cargas explosivas», explica el capitán Sayyad desde su cuartel en Muhendsen, un pudiente barrio cerca del río Tigris. Un uso que se ha dado también a los drones con cámara es el de grabar los atentados suicidas. Internet está repleto de grabaciones de una altísima calidad en las que se sigue a un coche conducido por un kamikaze desde que sale del garaje (con el saludo y despedida del kamikaze que se pondrá al volante) hasta que revienta en alguna calle. La espectacularidad de estas imágenes y la puesta en escena, digna de Hollywood, hace de esto una poderosa arma de propaganda tanto dentro como fuera de las fronteras del ISIS.

Según la oficina de Defensa de Estados Unidos para Mosul (Cetcom, por sus siglas en inglés), «la media es de alrededor de un ataque al día, pero al parecer van en aumento según el ISIS va perdiendo terreno en la guerra. Los aviones de la coalición han neutralizado en las últimas semanas una decena de ellos», explica el Cetcom en su web.

El Ejército sirio también ha derribado en las cercanías de Deir Ezoor aviones no tripulados de los yihadistas, que son usados como proyectiles. Adosados con una granada RPG se lanzan contra las unidades de Bashar al-Assad desde el aire. En estos casos, dispararles también es peligroso ya que cuando caen, sólo por el peso de la granada en la parte delantera del dron hace que caiga de manera que casi siempre explota.

Saben inhibir drones enemigos

Al parecer, el ISIS ha encontrado un sistema para neutralizar los drones del enemigo mediante sistemas de radiofrecuencia. Según los medios propagandísticos del grupo yihadista, desde que empezó la batalla de Mosul han derribado dos drones militares, el último hace escasas semanas. En las imágenes difundidas se puede ver claramente un dron destrozado con bandera iraquí a las afueras de lo que dicen que es Mosul. Bagdad no ha valorado esta información.

Según el coronel peshmerga Aso Gardi, el derribo de estos aparatos no es posible con la tecnología que tiene el ISIS. «Se necesita no sólo un potente emisor de radiofrecuencia sino también desencriptar la señal. Muchas veces estas señales no vienen por radiofrecuencia desde tierra sino por satélites que están a cientos de kilómetros en la atmósfera. Necesitarían generar mucha energía para mandar esa señal desde tierra después de descifrar el código de seguridad. No hablamos de un password como en los ordenadores, sino cifrados de 256 e incluso 512 bits haciendo que haya trillones de combinaciones diferentes y sólo una buena. Después, deberían de acceder a la señal e interceptar y bloquear al que está controlando. En resumen, deberían de acceder al satélite y no al dron para derribarlo. Eso es imposible cuando tus fábricas de armas y almacenes están siendo constantemente bombardeados. Es pura propaganda barata para engañar a los que aún creen en el ISIS. Saben que es el arma más mortífera y certera contra ellos y quieren hacerles creer (a nosotros no) que han encontrado una manera de frenar estos ataques. No lo conseguirán porque no pueden», concluyen.

Otra cosa es que los drones del Ejército iraquí, a diferencia de los de la coalición internacional, si son susceptibles de ser interferidos por radiofrecuencia. «Pero según mis informaciones, ya le han tomado la medida a este nuevo sistema de ataque. Para la batalla de la parte oeste de la ciudad, que será la decisiva, los terroristas los utilizarán. De hecho, ya han descendido mucho las víctimas por estos ataques desde que los empezaron a utilizar», confía el coronel Gardi.

La diferencia entre los drones utilizados por el ISIS y los empleados por la coalición es que los primeros vuelan a muy baja altura en comparación con los otros. Los primeros pueden ser derribados con armas de un cierto calibre mientras que los de la coalición son prácticamente indetectables ya que vuelan a unos 10.000 metros de altitud.

Sin embargo los utilizados por el ISIS han demostrado que son eficaces en cierto modo. Han hecho que, por primera vez en Mosul, las tropas iraquíes luchen también contra el enemigo mirando al cielo. Tampoco están a salvo en la retaguardia cuando descansan, ya que es ahí donde más atacan los hombres de Al-Baghdadi. En definitiva, lo que ha conseguido el ISIS es crear un nuevo frente inesperado en la batalla por Mosul. Habrá que ver qué papel juega en la tercera fase de la guerra, la que debería desterrar al califato del Estado Islámico del suelo iraquí.