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Etiquetado inteligente para el control y la gestión de recursos

Dos emprendedores guipuzcoanos desarrollaron un sistema de cronometraje deportivo a través de la tecnología RFID. Tras asentarse en el sector de las carreras, Myruns Technology trata de abrirse camino en la industria, el retail o la gestión de personas.


Controlar el acceso, gestionar el stock, registrar el paso de un corredor... Esas son algunas de las aplicaciones que la tecnología RFID permite realizar; pero hay muchas más. Pese a sus muchos años de desarrollo, es ahora cuando el big data o la industria 4.0 puede aprovechar mejor sus oportunidades. En esa labor está inmersa la startup donostiarra Myrun Technology. Fundada por Xabier García Roldán y Jokin Manzanas en 2014, y como sugiere su nombre, en origen estaba muy vinculada a las carreras deportivas. Mantiene su presencia en ese sector y ahora empieza a introducirse en la industria o el retail.

De forma simple, el sistema de lectura esta emitiendo radiofrecuencia, de alta o baja frecuencia, la etiqueta –o tag– RFID la recibe y devuelve un dato. No es necesaria la cercanía ni el contacto óptico. Al etiquetar un elemento el sistema de lectura genera imágenes digitales, «cada elemento es una serie de ceros y unos en la nube», desde allí se puede saber dónde están, si han pasado por un sitio, asociarles experiencias de usuario…

En los últimos cuatro años Myruns ha estado centrada en el desarrollo de una solución propia, orientada al cronometraje deportivo. Los dorsales llevan muchos años incorporando tags de RFID y recogiendo el paso de los corredores. Se han centrado en las carreras, «porque es un mercado donde es un producto maduro y el nivel de exigencia es muy alto», explica el director general Jose Castellanos. La apuesta ha sido un éxito, «batimos al líder del mercado en cuanto a prestaciones, aún siendo pequeñitos y poco conocidos». Actualmente venden «cientos de miles de unidades de tags para carreras de todo tipo», como, por ejemplo, la Zegama-Aizkorri celebrada hace unos días.

El año pasado dieron un paso más abriendo mercado en nuevos ámbitos con dos proyectos industriales. A principios de este año se ha incorporado Castellanos a la plantilla de ocho trabajadores, y han empezado a reforzar la diversificación de servicio, de producto y de mercado, enfocándose al mundo del retail, la industria y la logística.

conocimiento y adaptabilidad

A diferencia de sus competidores han diseñado toda la cadena de valor: etiquetas, antena y sistema de lectura. El responsable afirma que ese saber hacer supone un potencial importante para «buscar soluciones óptimas donde otras ingenierías o empresas no llegan, porque no conocen las tripas». También tienen un catálogo que les permite personalizar las soluciones. Las etiquetas se componen de chip, antena y soporte; y con múltiples combinaciones han diseñado más de nueve tags con chip propio y distintos sustratos, dependiendo del uso. Dos son para superficies metálicas, otra para banda americana de radiofrecuencia... y todas están protegidas o en proceso de patentar.

Su planteamiento es el de una empresa global y la estrategia para llevarla a cabo es expandirse como una mancha de aceite; aunque la situación varía dependiendo del sector. En el caso de las carreras, ya trabajan internacionalmente, pero en el caso de la industria, están dando pasos aquí. En el primer cuatrimestre han levantado propuestas por más de un millón de euros en el sector industrial; y tienen otra cartera de cuantía similar, pero Castellanos reconoce cauto que «todavía nos la tienen que aceptar... no van a salir todas las propuestas». Además están colaborando con empresas muy vinculadas a la gestión presencial, así como hablando con empresas líderes del ámbito del retail.

En los últimos años no sólo han cambiado sus clientes, sino también la empresa. A los dos socios fundadores se les sumaron Iñaki Ortego, el Gobierno Vasco o un fondo de capital riesgo de Gasteiz. Están incubados en Bic Gipuzkoa, entidad que les acompaña en el camino, junto con otras que les han ayudado: Fomento de San Sebastián, la Diputación Foral de Gipuzkoa o los programas Ekintzaile y Hazitek.

Hace un mes recibieron el sello de excelencia de la Unión Europea por un proyecto presentado al instrumento Pyme. Este reconocimiento puede ser importante de cara al objetivo de tener capacidad industrial, ya que en una segunda fase puede asignarles hasta casi 2 millones de euros para montar la línea piloto. «Somos una empresa fundamentalmente de hardware. Nos hace ilusión tener una fábrica aquí y mancharnos las manos», reconoce el director.

A corto plazo mantendrán tanto el esfuerzo comercial como desarrollando varios proyectos para tener productos comerciales que llevar al mercado. Castellanos explica que «estamos en esa dinámica de explorar nuevos mercados y aplicaciones; así como explicando a las empresas que estamos aquí y que damos soluciones competitivas de primer nivel mundial».