El dolor de un superviviente de Hipercor y de una hermana de Mikel Zabalza llena el Parlamento
En los sillones que normalmente ocupan los parlamentarios se han sentado ciudadanos. Muchos han acabado de pie o en las sillas del fondo y el palco de autoridades. Han acudido a escuchar los testimonios de Robert Manrique, víctima de Hipercor, e Idoia, una de las hermanas de Mikel Zabalza, a quien hace 34 años encontraron muerto en el Bidasoa tras ser detenido por la Guardia Civil.
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El acto ha sido presentado por el presidente del Parlamento, Unai Hualde, quien ha tendido la mano al Foro Social Permanente. Hualde ha confiado en que la presente sea «una legislatura decisiva» en la construcción de una convivencia democrática.
Asimismo, los responsables del Foro, Expe Iriarte y Fernando Armendáriz, han apelado a la necesidad de un modelo de futuro que sea inclusivo y, por tanto, que no se sostenga en un relato de vencedores y vencidos. Como medida concreta han urgido a un cambio en la política penitenciaria que permita a los presos estar más cerca de sus familias.
Entre el público estaban presentes el hermano de Germán Rodríguez y la hija de Ángel Berrueta. También la consejera Ana Ollo y parlamentarios de EH Bildu, Geroa Bai, Podemos e I-E. Del PSN aparecieron militantes de base, que se quedaron entre el público.
Terminado el acto más formal de presentación del evento, el segundo que organiza el Foro este año después de la mesa redonda de la semana pasada con personajes destacados de la vida política navarra, estas dos víctimas de dos violencias muy distintas bajaron a la parte baja del hemiciclo. Y allí, sentados en sillas casi enfrente el uno de la otra y con una mesa en medio con una jarra de agua, comenzaron a relatar sus vivencias y reflexiones. Les ha moderado Fernando Rey.
Zabalza ha explicado que «34 años después estamos exactamente en el mismo punto Todavía no hemos tenido derecho a la justicia». Precisamente, se cumplían hoy martes 34 años de que la Guardia Civil se llevó detenido a su hermano. Apareció muerto el 15 de diciembre. Ha recordado también cómo otros sus hermanos, a los que detuvieron y torturaron junto con Mikel, relativizaron las torturas a las que les sometieron, porque la muerte de su hermano era lo verdaderamente importante. Ha denunciado además que la tortura ha estado presente hasta hace muy poco tiempo.
Además, ha insistido en que sin comisiones de la verdad no podrá conocerse lo que ha pasado. En concreto, ha pedido la anulación de la ley de secretos oficiales que existe en el Estado. En este punto, Manrique (que perdió un brazo en Hipercor) ha coincidido en que, sin que se sepa la verdad, no puede pasarse la primera fase del duelo.
El día más feliz de Manrique
Ambos han coincidido en que son dos víctimas en planos muy diferentes. Manrique ha contado que se reunió con uno de los autores del atentado. «Me lo pidió él», ha detallado. Ha contado también que no quiso darle la mano. Eso sí, ha confesado en que poner cara y saber quién estuvo detrás de aquello, le ha ayudado a superar fases de dolor.
Manrique, que sobrevivió tras un largo ingreso en la UCI y tiene heridas por todo el cuerpo, ha afirmado que el día en que desapareció ETA fue el más feliz de su vida. Ha asegurado que no entiende los mensajes de otras víctimas que dicen que «ETA está más viva que nunca», pues muchas piensan como él y lo que han deseado siempre ha sido «que el atentado que vivimos fuera el último».
Además, ha cuestionado la banalización extrema que se da hoy sobre el terrorismo. Ha tomado ejemplos del Procés. «¿De verdad se puede comparar cortar una carretera con poner una bomba en un supermercado?», se ha preguntado. Además, ha afirmado que «víctimas de ETA están en los CDR». Por ello, se ha cuestionado también «¿qué pensarán ellos cuando lean que les llaman terroristas?».
Zabalza, por su parte, ha dicho que tenía miedo de que el acto se entendiera como que tenían que reconciliarse el uno con el otro. «No nos hemos hecho nada el uno al otro. Yo no te conozco. Yo busco verdad. Vuestra pelea es otra. Si alguien debiera de hacer algo para reconciliarse conmigo es el Estado».