«Felipe VI decidió ser el rey de bastos: autoritario, reaccionario y excluyente»
Urbán defiende una gran alianza para iniciar un proceso constituyente que sustituya la monarquía por una república con derecho a decidir a través del libro “¡Abajo el Rey! Repúblicas”. Crítica a Podemos, fuerza que cofundó.
Siria, Kurdistán, Sáhara Occidental. Son algunos de los infrecuentes sitios que ha visitado Miguel Urbán Crespo en sus últimos años para denunciar injusticias. Poco temeroso, incluso ahora que es padre de dos hijos, el actual eurodiputado del grupo Izquierda Unitaria en el Parlamento de la UE no duda en que volverá a ponerse en riesgo cuando la situación lo requiera porque esos viajes -que han incluido más de una vez estar bajo bombardeo- los considera parte esencial de su activismo de dos décadas.
Electo por Unidas Podemos pero separado de la formación morada desde febrero pasado por su discrepancia sobre conformar una coalición con el PSOE, hoy sigue siendo el referente más visible de Anticapitalistas, junto a la andaluza Teresa Rodríguez. Recientemente ha sido -junto al politólogo y profesor Jaime Pastor- coordinador del libro “¡Abajo el Rey! Repúblicas”, que publica Editorial Sylone. Es una obra colectiva en la que ambos escriben el prólogo que antecede a las aportaciones de 14 intelectuales y dirigentes sociales o políticos con respecto a la necesidad de poner fin al régimen de monarquía parlamentaria en el Estado español. Entre quienes escriben están el encarcelado líder de Òmnium, Jordi Cuixart y los exdiputados Sabino Cuadra (Amaiur) y Joan Tardá (ERC).
En entrevista con NAIZ, Urban denuncia la «Operación De Gaulle» que fue el 23F y que permitió el «marketing del juancarlismo». Y lamenta que el rey Felipe de Borbón se apoye en la extrema derecha para «mantener» el régimen sin cambios, con un relato «reaccionario y excluyente».
¿Fue difícil escribir este libro en un Estado en donde muchos temen enfrentarse a la Corona y más aún pedir un referéndum sobre ella?
Creo que este libro tiene una dificultad añadida porque no sólo habla de abrir un proceso constituyente para una república sino que contempla la necesidad de un proceso federal y confederal. No solo habla sobre poder decidir sobre la jefatura del Estado, entre república y monarquía, sino también sobre un elemento que es central en la crisis del Régimen del 78, que es la cuestión territorial en el Estado español. Este libro aboga por el derecho a la autodeterminación, por el derecho a decidir, y creo que por eso incluso es un poco más valiente. En cierta medida, el libro entiende que la monarquía es la punta de lanza de la crisis del régimen, y plantea cortar con los candados del régimen, no solamente cambiar al rey por un presidente de la república.
¿La inspiración para hacerlo fue la crisis económica, la crisis soberanista en Catalunya...? Porque ya estaba impreso el libro cuando se conocieron las nuevas encuestas sobre monarquía versus república….
La mejor encuesta que he visto fue la cacerolada que recibió la monarquía en marzo. Esa cacerolada es la que nos motiva a entender que había que dar pasos y aportar instrumentos para que ese malestar, esa impugnación de una monarquía corrupta de los pies a la cabeza, pudiera dar paso a la construcción de un movimiento republicano en el que pudiéramos cuestionarnos el modelo de Estado.
Pero ha habido previos elementos también, sobre todo la respuesta que tiene el rey [con su discurso de] el 3-O, donde yo creo que intenta construir un relato propio, porque es un rey sin un relato justificador. Y ahí parece que el suyo será el de ser el rey de bastos, ser el firme defensor de un españolismo autoritario, reaccionario y excluyente. Ese es elemento clave y se ve muy bien en el libro. Y tampoco olvidar todos los casos de corrupción que han salpicado al rey y que poca gente se había animado a publicar, tuvieron que publicarse primero fuera hasta que vino aquí. Es curioso cómo los medios han protegido a la Corona, como la imagen de la Marca España.
Hay un capítulo del libro en el que se habla de una «Operación De Gaulle» y de juancarlismo…
El juancarlismo es la operación de marketing más exitosa del Régimen del 78 y en cierta medida la debacle del régimen ahora es la ruptura del relato del juancarlismo. La huida del rey emérito a Emiratos Arabes creo que es el fin del juancarlismo pero no tiene por qué suponer el fin de la monarquía, eso también hay que decirlo. En los 80 tenían un problema: el rey necesitaba un relato justificador de la monarquía y de la propia Corona. Aunque se ha conseguido construir una amnesia colectiva sobre la sociedad española.
No podemos olvidar que Juan Carlos de Borbón es el heredero de Franco, la monarquía es heredera directa de la dictadura. Juan Carlos toma posesión ante las Cortes franquistas, jurando los principios del movimiento y dando gracias a Franco solo dos días después de su muerte. El juancarlismo consiguió darle un barniz democrático a la monarquía y al propio rey. Y eso es el 23F, la Operación De Gaulle, una operación política donde se construyen elementos clave del relato de la Transición.
Construyeron un régimen de impunidad único en el mundo, en el cual la dictadura se acuesta siendo una dictadura y se despierta siendo una democracia. Para poder justificar todo esto se intentó con el 23F construir un relato que permitía justificar esa impunidad, y ese relato fue poner al rey como el hacedor de la democracia, que se impone contra los golpistas, cuando vemos que es claramente una operación de su jefe de gabinete, el general Armada, con complicidad con los golpistas.
La operación fue también para enviar una imagen al exterior, en momentos en que se quería entrar a la Comunidad Económica Europea…
Claro. Se supo una vez muerto Adolfo Suárez, que en una entrevista admitió que las cancillerías europeas pedían un referendo sobre la monarquía que le diera legitimidad democrática, sobre todo ante la entrada de España en la UE. España estaba siendo evaluada. El propio Suárez reconoce que no se efectuó el referéndum porque tenían datos de que lo perdían, antes del 23F.
Por eso, el referéndum sobre el rey fue el 23F, la legitimidad democrática que no tuvo la monarquía con referendo popular se la quiso dar el 23F. Alguna gente intenta plantearlo con la votación del 77 de la Constitución, pero es falso porque ahí no se votaba rey sí o rey no, se votaba democracia sí o democracia no. Había poca gente que no sucumbía ante los ruidos de sables, porque la Constitución fue votada con un chantaje, el PC para ser legalizado tuvo que abjurar de la república y jurar la bandera. Eso no es votar en libertad sobre qué régimen quieres. Y en la Constitución se metió un articulo donde se hablaba de legitimidad histórica de la monarquía porque no tenia legitimidad popular.
Así, el 23F acaba justificando el papel del rey como hacedor de la democracia y construye un relato de que la democracia se trajo por arriba, que se trajo gracias a un acuerdo entre notables, los padres de la Constitución que pactaron entre diferentes. Es falso porque le quita protagonismo a tantas personas anónimas que lucharon por la democracia, la lucha antifranquista con huelgas, represión, torturas, que fueron olvidados.
Hoy las encuestas privadas dan un triunfo en un eventual referéndum, aunque desigual según la región del Estado.
Sí, habría una mayoría republicana, y es mucho mas grande en Euskadi y Catalunya que en otras partes del Estado. Eso muestra que la república es futuro, que ganaría en general y que es abrumadoramente mayoritaria entre los menores de 40 años, y también que sus principales sostenedores son los votantes que se sienten en el arco más a la derecha del arco político.
En cierta medida, Juan Carlos entendió que la manera de sostener la monarquía era ser un rey pegado al PSOE. Se construyó una lógica en que en España no se decía a veces ‘soy monárquico’, sino ‘soy juancarlista’. Ahora nadie te dice ‘soy felipista’. Felipe se está escorando, su mayor valedor es la extrema derecha. Es uno de sus grandes errores, mantener su continuidad en torno al PP y Vox. Solo hay que ver el magnífico video de ‘Viva el Rey’, que es un grupo de cortesanos ricachones gritando ‘Viva el Rey’. No hay nadie que haga más por la república que un monárquico español hablando sobre la monarquía. Juan Carlos es un vividor y un bribón pero estaba mejor aconsejado, entendía que para vivir le convenía más Felipe González que Aznar.
Usted señala que Felipe VI está escorado a la derecha reaccionaria. ¿No cree que captó el mensaje de las encuestas y la cacerolada?
Creo que el rey está en una especie de huida hacia adelante. Él entiende que el status quo le beneficia. Puede haber mayoría republicana pero o hay un movimiento que empuje o podemos encontrarnos en un empate catastrófico. Y el problema es que es catastrófico para los que quieren cambiar el status quo pero es maravilloso para los que quieren vivir en él. Donde hay régimen político hay régimen económico y mediático, y las élites saben que su oportunidad de mantenerse es que Felipe siga en el trono. Con lo cual van a hacer todo lo posible para mantener el status quo.
En las pasadas elecciones europeas hubo una experiencia de alianza entre partidos soberanistas, la plataforma Ahora Repúblicas. ¿Cree que hay que profundizar por ese camino?
Es una experiencia muy marcada por el contexto particular. Me gustaría más que reeditáramos los pactos de San Sebastián. En vez de hablar tanto de los de la Moncloa, que nos retrotraen a repetir la transición y pacto de élites, creo que el pacto de San Sebastián nos retrotrae a un cambio de régimen, donde se alían fuerzas distintas y con programas distintos, con el objetivo en aquel momento de derribar la monarquía de Alfonso XIII. Creo que hay mimbres para intentarlo. Tenemos que entender que este cambio de régimen debe venir aparejado en clave de ampliar derechos a la ciudadanía. Si no, la vida no cambiaría tanto, sólo dejar de tener un ladrón al margen de la ley como jefe de Estado.
En el libro escribe Jordi Cuixart, un activista de la no-violencia y éticamente intachable. ¿Qué representa que él esté preso hoy?
De hecho, firma desde Lledoners. Que esté preso demuestra con total contundencia lo violento del Régimen del 78. Una persona cuyo único delito es poner urnas está en la cárcel mientras que un señor que ha estafado todos los españoles, que vino pobre y se fue con una de las cuatro fortunas mas grandes de España, esta en un resort de lujo en Emiratos Arabes. Es tan paradigmático del régimen...
¿No decepciona un poco la pasividad con la que la sociedad española observa la situación de Cuixart? Muchos ni saben quién es…
Creo que el problema es que los intereses del régimen y su capacidad de regeneración de sus poderes son muy grandes. Mucha gente entiende que Cuixart es un golpista. Por desgracia mucha gente no sabe ni por qué está en la cárcel ni quién es. Me reafirmo desde aquí en pedir la libertad de todos los presos políticos. Creo que hay un elemento muy peligroso, que es la pasividad, que sirve para mantener el régimen. Nuestro gran enemigo no es Felipe, nuestro gran enemigo es la resignación. No tenemos miedo a la incertidumbre del cambio, tenemos que tener miedo fundamentalmente a la resignación del ‘no se puede’. Y por eso es tan problemático lo que está pasando, venimos de la potencia del ‘sí se puede’ y cuando se frustran las expectativas….
¿Por qué cree que se han frustrado?
Muchas cosas... falta de pedagogía política clara en donde contaron todo como si fuera esto un asalto a los cielos rápido, como si esto lo cambiamos así… [gesticula con las manos]. Lo hizo todo el mundo, no sólo Podemos, también el Procés, que no fue suficientemente pedagógico frente a su base social.
Creo, y esa es la lógica del libro, que tenemos que construir alianzas amplias, diversas. Hay que salir de Madrid, de Catalunya, de muchos sitios, el gran problema es que hay que coordinar procesos desiguales, pero hay que combinarlos. Tenemos desarrollos desiguales del movimiento republicano, no es lo mismo en Andalucía que en Euskadi. Hay que coordinarlo para poder empujar juntos para un objetivo común. Un madrileño del barrio de Usera te puede preguntar en qué mejora su vida cambiar al rey por un presidente republicano. La república debe ser no un elemento de nostalgia del pasado sino algo a conjugar en futuro, como construcción de derechos públicos que supongan una mejora en la vida de la gente.
Abandonó Podemos hace 10 meses. ¿Se arrepiente?
No, no. No fue salida individual, fue colectiva y decisión de Anticapitalistas. Y pactada con Podemos. Pero creo que estamos viendo las limitaciones tan claras de la entrada en el gobierno. Se está viendo cómo los cambios son insignificantes, muy limitados, que nadie dice que no se podrían haber conseguido desde la oposición parlamentaria con acuerdos como hemos defendido. Estamos manteniendo la posición del gobierno sobre el Sahara, sobre los migrantes en Canarias convirtiéndose en un auténtico Lesbos, eso también es de todo el gobierno, es PSOE y es UP. ¿Donde está la reforma laboral? ¿Donde está la eliminación de la Ley Mordaza? El Ingreso Mínimo Vital es el que quería Podemos o ha ganado Escrivá?
Ellos responderían que faltan tres años de gobierno y hubo una pandemia. ¿No cree que con la crisis económica y social ha sido mejor la presencia de UP en la coalición?
No me gusta entrar en la lógica del mal menor, porque nos puede llevar muchas veces al mal mayor. Es interesante ver cómo han hecho otros gobiernos de nuestro entorno. El Gobierno portugués, que no tiene a nadie en el ejecutivo a su izquierda, ha hecho más. Merkel, que es de Populares, ha aplicado medidas muy similares e incluso más que las de aquí. Macron, Italia... se han aplicado medidas muy similares.
Lo que me molesta más es la propaganda triunfalista, es más adecuado decir que las cosas están complicadas y que se seguirá presionando. Pero ¿cómo se queda la gente cuando dices ‘hemos prohibido los desahucios’ y ves que están desahuciando a tu vecino? La gente cree que es engañada y eso lleva a la frustración. Es mas honesto decir ‘vamos a dificultar que se pueda desahuciar’.
La política hay que mirarla más allá del inmediato del tuit. A largo plazo, la entrada de Podemos en el Gobierno le subordina a las políticas del PSOE y te convierte en el aliado pequeño e incluso prescindible. Ya no eres ni siquiera la alternativa, te vuelve a encajonar en el marco político pre-15M. Se rompió la hipótesis con la que nacimos, se fue a la mierda. El voto que perdía históricamente IU se iba al PSOE. La debacle de UP en Galiza muestra que el voto no se fue a PSOE, se fue a BNG, como fuerza nacional y más rupturista. Ese voto no se modera, sino que se va a una fuerza que se ve más coherente. Y eso también lo vemos con EH Bildu. El voto de Elkarrekin Podemos no se va al PSE, se va a Bildu.