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'Q': La ultraderecha pervierte otro imaginario opuesto

HBO ha estrenado ‘Q: En el ojo del huracán’, una serie documental sobre QAnon, el colectivo de extrema derecha que en internet y cuya inicial 'Q' fue tomada de la novela homónima escrita por un colectivo de ideas muy contrarias, Luther Blissett.

Jake Angeli, uno de los participantes en el asalto al Capitolio y predicador de la teoría de extrema derecha QAnon. (HBO)

HBO estrenó el pasado 22 de marzo la serie documental ‘Q: En el ojo del huracán’. Dirigido por Cullen Hoback, este documentalista estadounidense invirtió tres años en investigar a QAnon, colectivo surgido en foros de internet que alienta teorías conspirativas de extrema derecha y que cobró especial protagonismo en las pasadas elecciones de Estados Unidos. A lo largo de seis episodios –el primero y el segundo se estrenaron el pasado lunes y el resto de entregas se emitirán consecutivamente cada lunes–, esta producción respaldada por el oscarizado productor Adam McKey –reconocido por abordar la trastienda política estadounidense con propuestas como ‘La gran apuesta’ y ‘Vice’–, arranca con la genealogía de este singular movimiento que asomó por primera vez en el universo virtual el 28 de octubre de 2017 con un mensaje en el foro ‘4chan’ que predecía el inminente arresto de Hillary Clinton por supuesta pedofilia y corrupción utilizando un lenguaje críptico y sujeto a todo tipo de interpretaciones.

Vistas las dos primeras entregas, ‘Q: En el ojo del huracán’ puede defraudar las expectativas de quien espere un análisis muy profundo en torno a la influencia real de QAnon en la sociedad estadounidense y las razones de su éxito, aunque ofrece acceso directo a varias figuras clave de este imaginario ultraderechista. Mediante un cuidado montaje, asoman las figuras de Fredrick Brennan, un estadounidense de 27 años con una enfermedad congénita que atrofia el crecimiento, desarrollador de software y creador del foro ‘4chan’ que acogió al misterioso ‘Q’; y los actuales gestores de ese foro, Jim y Ron Watkins, padre e hijo, empresarios un tanto extravagantes afincados en Filipinas.

Visto semejante material, Hoback cede a la tentación de deleitarse en el ‘frikismo’ de esos personajes, un poco al estilo del documental ‘Tiger King’ que tan buen rédito le dio a Netflix, pero su aproximación puede resultar poco apropiada para un tema como QAnon, que ha supuesto una amenaza real en la vida pública, pese a lo disparatado de sus planteamientos.

Documentación ‘secreta’

En su prólogo, la serie incide en esa irrupción a través del foro ‘4chan’ y en el mensaje destinado a desacreditar a Hillary Clinton. Un mensaje firmado con la letra ‘Q’, usada por funcionarios con acceso a información clasificada de máximo nivel.

El acrónimo QAnon se completa con la abreviatura de ‘anónimo’, Anon. Quien firmaba como ‘Q’ decía poseer documentación gubernamental secreta, pero nunca reveló prueba alguna de sus acusaciones.

Tan solo pistas, que sus seguidores denominan ‘migas’, y son ellos, autodenominados ‘panaderos’, quienes con esos indicios ‘hornean’ respuestas a los enigmas. Los seguidores de Q asumieron su rol de propagadores de sus mensajes a través de otras redes más populares como Youtube, mensajes que, entre otras cuestiones, daban a entender que Donald Trump era cómplice del movimiento y que había llegado a la presidencia para acabar con el Estado corrupto. Algunos de esos ‘qtubers’ son entrevistados también por Hoback, entre ellos una pareja de exvotantes de Obama, los cuales ostentan sus teorías –pedofilia, satanismo, clásicos de la propaganda– en un sentimiento de decepción con la política y con los medios de comunicación tradicionales.

El documental sugiere que detrás de la ‘Q’ pueda haber habido varias personas y que se propagó por efecto bola de nieve. Pero sus consecuencias han llegado a ser trágicas, el documental vincula a este movimiento, por ejemplo, los atentados contra las mezquitas de Christchurch en Nueva Zelanda en marzo de 2019, además del reciente asalto al Capitolio.

La serie es interesante en la medida en que ofrece información y testimonios de primera mano del universo QAnon, pero en ocasiones Hoback parece perderse en su propio laberinto y, al primar el entretenimiento, cabe preguntarse hasta qué punto alienta la desinformación que denuncia.

No obstante, otro elemento a tener en cuenta es que detrás de la firma ‘Q’ se encuentra un nuevo ejemplo de la apropiación de la ultraderecha de elementos ligados a lo libertario y la izquierda. Ejemplo similar a lo acontecido con la icónica máscara de Guy Fawkes universalizada por la novela gráfica ‘V de Vendetta’, que fue guionizada por Alan Moore e ilustrada por David Lloyd. 

Un símbolo asociado a las protestas antisistema impulsadas desde la izquierda y los movimientos libertarios y que ha sido readecuada por la extrema derecha y la llamada ‘alt-right’ a su ideario. 

En esta oportunidad, QAnon ha tomado como elemento inspirador ‘Q’, la magnífica novela en torno a las conspiraciones en la Europa medieval publicado en el año 1999 por el colectivo de escritores Proyecto Luther Blissett.

​‘Q’, según Luther Blissett

El libro narra el viaje protagonizado por un anabaptista a través de Europa en la primera mitad del Siglo XVI y su participación en diversos movimientos y sublevaciones a consecuencia de la Reforma Protestante. Abarca un arco temporal de 30 años, durante los cuales es perseguido por el enigmático ‘Q’, un espía del cardenal Giovanni Pietro Carafa de la Iglesia católica con el que mantiene correspondencia.

El personaje principal, que en el transcurso de la historia cambia varias veces su identidad, recala en uno de los puntos más álgidos de la revolución campesina que se escenificó en Alemania y que fue abanderada por el insurgente Thomas Müntzer y que tuvo su epílogo cruento en el sitio a la ciudad de Münster durante la llamada Rebelión de Münster. Un episodio que para Karl Marx fue «el acontecimiento más radical de la historia alemana» y para Friedrich Engels «la tentativa revolucionaria más impresionante jamás perpetrada por el pueblo alemán». Un Engels que inmortalizaría dicho episodio en su obra ‘La guerra campesina en Alemania’. En cuanto al firmante de la novela ‘Q’ topamos con Luther Blissett, un seudónimo tras el cual un diverso grupo de artistas, activistas y performers de Europa y Estados Unidos de inspiración marxista autónoma y libertaria, sumaron sus esfuerzos para orquestar una guerrilla comunicativa basada en el análisis crítico de los medios de comunicación masivos.

El momento de mayor actividad de Luther Blissett fue el período 1994-1999, en el contexto del ‘Luther Blissett Project’, cuando la identidad múltiple ya se podía rastrear por toda Europa y Estados Unidos. El ‘Luther Blissett Project’ consistía en una red algo más organizada dentro de la comunidad abierta que compartía la identidad Luther Blissett, presentándose como ‘el único comité central cuyo propósito es perder el control del partido’.

En Italia, este movimiento adquirió especial relevancia y cimentó su leyenda gracias a su crítica radical a los conceptos de derecho de autor y de propiedad intelectual. Libró una guerra de guerrillas en la industria cultural, llevó a cabo campañas de solidaridad no ortodoxas en favor de víctimas de la censura y represión, pero principalmente, jugó elaboradas burlas a los medios masivos de comunicación como una forma de arte. En este contexto se publicó el que ha sido considerado como su mayor logro creativo, ‘Q’. Fue tal el éxito de esta novela que narraba mediante una compleja trama histórica, hechos relacionados con el surgimiento del anabaptismo, el luteranismo, la guerra de los campesinos alemanes de 1524-1525, y el desarrollo del fraude bancario a gran escala, que incluso se extendió la idea de que Umberto Eco fue el principal arquitecto de dicha obra.

Un extremo que negó el propio escritor de la ‘El nombre de la rosa’ y que fue corroborado y ridiculizado por el colectivo Luther Blissett. En relación a este punto, el 26 de mayo de 1997 el semanario alemán ‘Der Spiegel’, señaló a Eco como padre del proyecto y ese mismo año se publicó en la red un panfleto anónimo firmado por ‘KMA’, con título ‘Il nome múltiplo di Umberto Eco’ (‘El nombre múltiple de Umberto Eco’), un texto contrario a Blissett y ubicado bajo los postulados del conspiracionismo de extrema derecha.

En 1999 y siguiendo los pasos de Mishima, todos los miembros originales de Luther Blissett se ‘suicidaron’ de manera colectiva y simbólica, empleando para ello el ritual japonés Seppuku. De manera inmediata nació Wu Ming Foundation,​ una empresa de ‘servicios narrativos’ que publicó, entre otras obras, la novela ‘54’, que, al igual que ‘Q’, se encuentra bajo licencia copyleft.