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El diablo está en los detalles, y deja a Saski Baskonia fuera de los cruces de la Euroliga

Saski Baskonia ha terminado décimo de la Fase Regular de la Euroliga a pesar de sumar más del 50% de victorias. Derrotas de partidos casi ganados y ante rivales de la parte baja de la tabla han dejado a los gasteiztarras sin margen de error a pesar de ganar 9 de sus 12 últimos partidos.

Pierria Henry, líder espiritual de Saski Baskonia, en una entrada frente a Olympiacos. (Jaizki FONTANEDA / FOKU)

«El diablo está en los detalles», reza el dicho, y esos detalles endemoniados van a dejar a TD Systems Baskonia fuera del Top 8 de la Euroliga. Excepto en la Euroliga 2011-2012, los gasteiztarras han superado siempre la primera fase de la principal competición continental desde su creación en la campaña 2000-2001, pero si hace nueve años, la derrota en Miribilla dejaba en las huestes baskonistas una amarga sensación de fracaso –más aún cuando su verdugo fue Bilbao Basket–, esta vez el orgullo ha sustituido cualquier otro sentimiento.

«Estos jugadores se merecen jugar el Top 8 después del viaje que han hecho, y estoy muy contento y orgulloso de ellos», declaraba Dusko Ivanovic minutos después de caer eliminados en La Fonteta, ante un «advenedizo» –en el sentido de que Valencia Basket no tiene Licencia A, a diferencia del cuadro baskonista– que sobrevivió al partidazo de Pierria Henry y al instinto de supervivencia gasteiztarra, que pasó de caer 83-77 a falta de 40 segundos a meterle el miedo en el cuerpo al cuadro taronja con 84-81 en el marcador y dos tiros libres para el mencionado Pierria Henry a falta de 10 segundos. El de Virginia hubiera hecho cundir el pánico entre los de Jaume Ponsarnau de acertar desde la «distancia de la caridad», pero esa «amante esquiva» que demuestra ser el tiro libre le jugó una mala pasada, y a trompicones, Saski Baskonia tuvo que claudicar pese a luchar hasta el bocinazo final.

Saski Baskonia dice adiós a esta Euroliga con un balance de 18-16, con 2.742 puntos a favor y 2.619 en contra –80,65 a favor y 77,03 en contra de promedio–, un balance, porcentualmente hablando, que debiera haber sido suficiente para meterse en el Top 8, pero que no le dejará sino en la décima plaza. Para hacer la comparativa, la Fase Regular de la campaña 2018-2019, la última con 16 participantes, terminó para Saski Baskonia con un balance de 15-15, séptimo, empatado con Zalgiris Kaunas, octavo, y Olympiacos, noveno.

Hace un año, la pandemia del covid-19 canceló la Euroliga después de la jornada 28, con Khimki y Fenerbahçe cerrando la clasificación del Top 8, ambos con un balance de 13-15, mientras que Saski Baskonia, en plena remontada, ocupaba la decimotercera posición, con un 12-16 en su casillero.

Es decir, para repetir el resultado de esta campaña 2020-2021, la recta final de los gasteiztarras tendría que haber sido perfecta, un 6-0 para llegar al final con 18-16, y que probablemente le hubiera dado un hueco en los cuartos de final.

Números crueles

Superar los 80 puntos de media por partido, ser los segundos en valoración solo por detrás de Anadolu Efes; segundos en rebotes capturados con 34 rechaces, solo por detrás del CSKA de Moscú; primeros de toda la competición en robos, con más de ocho recuperaciones... son números que no dejan de ser crueles.

Como cruel ha sido con el Baskonia cerrar esta Fase Regular de la Euroliga con 9 victorias en sus 12 últimos partidos. Pero esos números estadísticos llevan a los gasteiztarras a dos frases que dejó Bozidar Maljkovic en su breve estancia gasteiztarra. Por un lado, oculta qu esa racha de 9 de 12 se ha cerrado con sendas derrotas ante Efes y Valencia Basket, corroborando el dicho de que las estadísticas son como los bikinis, ya que enseñan mucho pero tapan lo principal.

Por otro lado, esta eliminación no impide que los miembros de la plantilla de TD Systems Baskonia pueda estar orgullosa «ante Dios y ante el Pueblo», sobre todo por su comportamiento ante todos los equipos que han conseguido clasificarse a los cuartos.

Tomando en cuenta a los nueve primeros clasificados, Saski Baskonia ha ganado a ocho de ellos, perdiendo los dos partidos solo ante el Barça, entre ellos un doloroso 71-72 después de afrontar la recta final de aquel choque con 69-58 en el marcador. En cambio, a Armani Milano y a Real Madrid le ha ganado en sus dos enfrentamientos, al tiempo que a CSKA de Moscú, Anadolu Efes, Fenerbahçe, Bayern de Múnich, Zenit de San Petersburgo y Valencia Basket les ha ganado un partido. Ante los dos últimos, remontando desventajas de hasta 18 puntos.

Esto es, que 10 de sus 18 victorias han llegado frente a los nueve primeros clasificados, por solo 8 derrotas.

Es decir, que frente a rivales que van del undécimo –Zalgiris– al último –Khimki– ha sumado un balance no tan afortunado de 8-8. En el camino, los gasteiztarras caían ante Asvel Villeurbanne en tierras francesas como en Zurbano, circunstancia que se repetiría también ante Maccabi y Alba Berlín –un Alba Berlín que jugó sus dos partidos ante los baskonistas con un sinfín de titulares ausentes por culpa de la covid-19–, amén de perder también un partido ante Estrella Roja y Zalgiris, siendo estas dos derrotas –90-73 en Belgrado y 92-73 en Kaunas–, dos de las más abultadas.

Si las virtudes gasteiztarras han brillado en esta Euroliga, sus propios defectos también han evitado una mejor clasificación, siendo el propio Baskonia su peor enemigo en demasiados momentos.

Un estilo definido

Sabido es que Dusko Ivanovic nunca ha sido amigo de rotaciones muy largas, y esta campaña no ha sido distinto. La rotación del Baskonia ha sido de nueve jugadores casi siempre, siendo Arturs Kurucs y Sander Raieste los que menos han jugado, aunque han contado con partidos en los que han saltado en el quinteto titular, aunque más por falta de un escolta titular definido que por otra cosa.

Al final, este Baskonia se está caracterizando por tener quintetos de jugadores intercambiables en los puestos de alero y ala-pívot, y especialistas. Entre los primeros, Vildoza y Pierria Henry ocupan los dos puestos de base, siendo el de Virginia el «armador» cuando ambos coinciden en el parqué, al tiempo que a Vildoza se le da mayor libertad para jugar de escolta y darle rienda suelta a su creatividad.

Zoran Dragic ha sido el escolta más puro que ha tenido este Saski Baskonia, ejerciendo de «revolucionador de partidos». Más allá de jugar con un dedo roto desde diciembre, su importancia ha variado según y sus inspiración; contra más inspirado, más minutos, porque «Zoki» no es un jugador de término medio: o deslumbra o es nocivo para su propio equipo.

Entre los especialistas, nadie mejor que Rokas Giedraitis, siendo este uno de los cinco jugadores con más minutos, al pisar la cancha más de 30 minutos. Forjado a fuego lento y moldeado en Berlín por Aíto García Reneses, Giedraitis ha sido algo más que un tirador tras bloqueo, ya que se ha convertido en uno de los referentes anotadores del Baskonia, ideal complemento de Vildoza y Henry, ya que a diferencia de los dos bases, el lituano no precisa acaparar el balón.

Giedraitis anotó 17 puntos ante Valencia Basket, pero en los minutos de la verdad se le vio poco, en buena medida porque los Kalinic, Marinkovic o Sastre supieron tapar esa vía de agua, impidiendo que recibiera balones.

El juego interior, a debate

¿Qué decir de Peters, Polonara y Sedekerskis? Los tres han compartido pista en muchas ocasiones, al punto de repartirse roles desde los puestos de alero alto al de falso pívot. El joven lituano, luego de una peregrinación de hasta cinco cesiones no muy afortunadas, al final está explotando en casa, no quizá con el rol de estrella con el que llegó en 2013 cuando aún era cadete, pero sí una suerte de Sergi Vidal más grande y menos espectacular, capaz de defender desde escoltas a pívots, gracias a su fuerte complexión física y su capacidad para el rebote y el sacrificio.

Para sacrificio, el de un Achille Polonara que a sus 30 años está siendo la viva imagen del «late bloomer», el jugador de tardía explosión. Si como suplente de Shengelia bastante hizo el año pasado, sin el georgiano ha dado auténticos recitales, incluso en partidos no tan buenos en su globalidad, como pudo ser en la remontada frente a Zenit en San Petersburgo. «Polonara conmigo siempre ha jugado bien», dijo de él Dusko Ivanovic, y tal vez ese sea su destino: ligar su mejor juego a un rol muy concreto diseñado de forma consciente a las virtudes del italiano, unas virtudes que se difuminarían en otro ecosistema. Que se lo piense cuando se le ofrezca la renovación en Gasteiz.

Alec Peters ha sido el otro ala-pívot del Baskonia. Fino tirador y con gran entendimiento de juego, sus problemas en defensa y su aparente frialdad han causado malas pasadas, sin ir más lejos en el duelo frente a Valencia Basket del jueves.

El puesto de pívot puro ha sido el más controvertido. Tonye Jekiri ha ido poco a poco ganándose la confianza y la titularidad, y casi todos los minutos, con la salvedad de los minutos finales de muchos finales igualados, al apostar Ivanovic por su estructura de pequeños. Su fortaleza, su buen tiro de media distancia y su buena capacidad de pase se han echado de menos tras lesionarse la rodilla en una jugada fortuita en un derbi liguero ante Bilbao Basket.

Ilimane Diop y Youssoupha Fall han estado desbancándose mutuamente de su rol de pívot suplente de Jekiri, con «triunfo» del gasteiztarra de Dakar en los últimos meses. Diop, una de las «armas secretas» del Baskonia en su reciente título de la Liga ACB, está evolucionando hacia el rol de pívot especialista en defensa y tiro de larga distancia, con muy pocas situaciones de «pick'n roll» o de espaldas a canasta, dada su liviana constitución. Diop molesta como nadie en defensa cuando está centrado, pero sus 2,40 metros de envergadura siguen fallándole cuando baja el brazo antes de hora, defecto que, una vez cumplidos los 26 años esta misma semana, le limita los minutos. Con todo, el capitán ha sabido ganarse unos minutos y de cierta calidad ante la ausencia de Jekiri, amargándole la vida a pívots rivales como Dubljevic, pero sufriendo ante los Dunston o Mike Tobey.

En lo que respecta a Youssoupha Fall, ha dejado atrás sus lesiones de la pasada campaña, pero ha encontrado su sitio a cuentagotas, y al final sus 221 centímetros han sido más un defecto que una virtud. Señalado por los árbitros, las faltas por moverse en el bloqueo han sido constantes, y hasta más de los que ha cometido, así como las pérdidas por pasos. Y lo que es peor, si Diop ha padecido para salir más allá de la línea del triple en los cambios defensivos porque lo que cuesta no es el flash defensivo, sino regresar a defender a tu par, Fall ha vivido un calvario que no le ha dejado mucho disfrute, pese a mostrar que es imparable en las cercanías del aro, que intimida a todo un Shane Larkin con su interminable humanidad y que si está concentrado, mete los tiros libres con fluidez.

Críticas y silencios

La «falta de lógica» ha sido una críticas de Dusko Ivanovic hacia la Euroliga que se ha disputado en este año pandémico. Una falta de lógica que sin duda ha perjudicado a los gasteiztarras y ha influido en la clasificación. No es lo mismo ganar por 20-0 al Zenit de San Petersburgo porque el cuadro ruso no puede juntar a ocho profesionales a causa del coronavirus, que esperarlos y que luego ganen por 70-77. Otro tanto pasa con el Alba Berlín, cuyo partido de ida el Baskonia hubiera ganado sin jugarlo porque el cuadro alemán estaba arrasado por la covid-19, para luego perder el 5 de enero por 95-91.

El cambio en la reglamentación de la Euroliga se ha dado sobre la marcha, perjudicando a equipos como Khimki, obligados a inscribir como jugadores profesionales a juveniles, con unos resultados en el parqué fácilmente imaginables. En ese sentido, Dusko Ivanovic, que de leyes y reglamentaciones algo sabe por su condición de jurista –aparte de profesional del baloncesto–, tiene toda la razón.

Ahora bien, la Euroliga se creó fuera de la FIBA allá por el año 2000 con el deseo de que fueran los propios clubes quienes controlaran el sino de los equipos y la competición, más allá de las no siempre muy transparentes maneras de hacer de los entes federativos. O lo que es lo mismo, estos cambios sobre la marcha han sido decisión directa de los propios clubes, todo con tal de disputarse la Euroliga; para jugarse todos los partidos posibles aunque sea fuera de plazo –como los duelos que CSKA de Moscú o Zenit de San Petersburgo jugarán la semana que viene–.

Es decir, que esta falta de lógica y de criterio se ha dado desde adentro de los propios clubes, por lo que la justificada crítica de Ivanovic debiera ir –nadie dice que no haya sido así– no solo hacia el Secretario General Jordi Bertomeu, sino, para empezar, el propio Josean Kerejeta. Porque subrayar la condición de socio fundador está muy bien a la hora de justificar la Licencia A que los poseen los gasteiztarras, pero se echa de menos cierta autocrítica a la hora de evaluar el proceder de la Euroliga en este año marcado por la pandemia.

Así pues, y a la espera de lo que las eliminatorias traigan, Saski Baskonia se ha puesto un techo bien alto de cara a la próxima cita europea. Un techo que, con todo, podrá superar porque ha demostrado tener mimbres de sobra, aunque ahora le tocará ver el espectáculo desde la barrera.