INFO

Ahora sí que falta menos para el retorno de los sanfermines

Por segundo año consecutivo, el cohete no rasgará el cielo de Iruñea a las 12 horas del 6 de julio. El coronavirus nos vuelve a arrebatar los sanfermines y aunque no han faltado algunos sucedáneos, lo que ayuda a sobrellevar el vacío de la ausencia es la promesa de un 2022 con fiestas de verdad.

La alargada sombra del coronavirus seguirá estando muy presente en Iruñea en los no sanfermines a través de señales como los controles policiales en determinados puntos de Alde Zaharra. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

Otro año sin sanfermines y ya van dos seguidos. No se vivía una situación similar desde la Guerra del 36 y todo por una pandemia que se resiste a perder protagonismo incluso en verano, cuando parecía que se tomaba unas ligeras vacaciones.

De nuevo Iruñea sentirá estos días en sus carnes el profundo vacío de la ausencia de los sanfermines, una situación que se veía venir, para la que el personal parecía estar preparado y sobre todo resignado. Pero cuando el día 6 asoma en el calendario, resulta difícil arrinconar la llamada de las fiestas, por mucho que este año tampoco toque.

De hecho, desde diferentes ámbitos se ha buscado ofrecer un sucedáneo festivo, algo con lo que calmar la sed de diversión, aunque alejándolo de las fechas en las que tradicionalmente se celebran los sanfermines. Así, las barracas han regresado al recinto del Runa, la Tómbola se hizo presente de nuevo en el paseo de Sarasate y hasta desde el Ayuntamiento de Iruñea se ha organizado el espectáculo ‘Baile de gigantes’ con la correspondiente invitación para poder contemplarlo y en diferentes fechas para paliar el ‘mono’ de comparsa que se extiende entre la chavalería.

En este sentido, destacan las peculiares iniciativas del Ayuntamiento de Navarra Suma de vincular los sanfermines con un sospechoso concurso hípico a celebrar en setiembre y un rimbombante Gran Torneo Internacional de Ajedrez, cuya fase final sí que tendrá lugar en fechas habituales de las fiestas y con un particular ‘Encierro del ajedrez’ el 14 de julio con 80 tableros colocados entre los corrales de Santo Domingo y la plaza de Toros.

Pero probablemente las mesas que más atención van a generar durante los próximos días son las de la hostelería, en las que no faltarán almuerzos, comidas y cenas con las que recuperar una parte fundamental de las fiestas más tradicionales y rememorar en la medida de lo posible los viejos tiempos. Aunque en este ámbito también se hace presente la huella del coronavirus, como recuerda Juan Carlos Oroz, portavoz de ANAPEH, quien evidencia que «desde luego no va a ser como antes, nada más alejado de la realidad».

Menos miedo

Las previsiones que manejan desde la Asociación Navarra de Pequeña Empresa de Hostelería para estos días de no sanfermines apuntan a una ocupación «como hemos podido tener este sábado o el anterior, es decir, de fin de semana, siempre con grupos reducidos, distancia de seguridad y demás requisitos».

Pero incluso en esas circunstancias, no faltan señales esperanzadoras, ya que desde la hostelería detectan «que hay menos temor que el año pasado. En 2020 sufrimos una cascada de anulaciones por culpa del miedo al coronavirus, también entre la gente de reserva habitual. Sin embargo, este año no ocurre eso e incluso hay cierta demanda de sitio para almorzar y comer. Aunque últimamente se han disparado el número de casos, la percepción es que la gente tiene menos miedo», a pesar de que, desde el punto de vista normativo, las restricciones de aforo son más duras que hace un año y ni siquiera se permiten las barras al aire libre.

Con un segundo año sin fiestas grandes, de nuevo se ha vuelto a fijar la mirada en San Fermín Txikito, al que el alcalde Maya ha vuelto a poner en el foco de atención con la posibilidad de que haya encierros y corridas de toros, como se hizo en 1978 tras los sucesos de julio de ese año y de que se realizara un experimento al respecto en los 90 que no se ha vuelto a repetir.

Tras el brote de Salou, ayer mismo Maya matizaba sus palabras e incluso hacía un llamamiento a la prudencia y en «centrarnos en que esos contagios bajen» antes de plantearse unos festejos a lo grande en septiembre.

Desde la hostelería no ven con malos ojos «que se organice cualquier cosita, porque estamos necesitados. Los sanfermines txikitos siempre son con la gente de casa, pero si vinieran nuestros amigos valencianos, catalanes y demás que acuden a correr el encierro, pues bienvenidos serán».

Todavía resulta prematuro aventurar qué sucederá. Aunque Maya lance esos cantos de sirena, la organización de encierros y corridas de toros corre a cargo de la Casa de Misericordia y, por el momento, no parece muy dispuesta a embarcarse en una aventura con indudable incertidumbre sobre su resultado económico.

Así que, salvo sorpresa, las opciones de volver a vivir unos sanfermines se concentran en el horizonte de 2022. Habrá que ver si para entonces la vacunación masiva y la ciencia han conseguido poner coto a ese coronavirus que ha demostrado una capacidad de mutación propia de Toni Cantó.

Y también surge el interrogante de cómo serán esos sanfermines pospandemia. Tras la suspensión de la Guerra del 36, llevó su tiempo que las fiestas recuperaran su habitual vigor y siempre condicionado a las circunstancias de la posguerra y el franquismo.

Incluso no faltan voces que animan a aprovechar este parón forzado para repensar los sanfermines. Oroz recuerda que ya antes del coronavirus se estaba pidiendo una reflexión ante ciertas «actitudes poco cívicas» y la repercusión que tienen las fiestas especialmente en Alde Zaharra. Pero reconoce que «la teoría es muy fácil, pero llevar cambios a la práctica es otra historia», así que «si tienen que ser como antes como mal menor, que sean así».

De lo que no hay ninguna duda es de que, con o sin cambios, 2022 se está convirtiendo en una fecha mágica en la que se están depositando tantas esperanzas. Así que con las no fiestas de este año, arranca la verdadera cuenta atrás, la que nos dice que ya falta menos para San Fermín.