Desmarques internos y ruptura total con el PSN complican el arranque de curso a Ibarrola
La radicalidad mostrada por la nueva presidenta de UPN está tensando la cuerda en el partido, de momento sin romperla. A las dimisiones de María Jesús Valdemoros e Iñaki Iriarte se suman las dudas sobre si Javier Esparza seguirá como portavoz: «De momento no hay razón para cambiar», dice Ibarrola.
El curso político va a empezar tenso para la nueva dirección de UPN, tanto por las desavenencias internas que van aflorando como por el deterioro de su relación con el PSN, después del congreso de abril que colocó como nueva presidenta a la exalcaldesa de Iruñea Cristina Ibarrola.
En la rueda de prensa de este miércoles Ibarrola ya ha denotado su incomodidad con hechos como las dos dimisiones de parlamentarios y las dudas sobre la continuidad o no como portavoz del anterior máximo mandatario del partido, Javier Esparza. A este probablemente no le hayan hecho un gran favor las recientes declaraciones en Radio Euskadi del secretario de Organización del PSN, Ramón Alzórriz: «Mi relación personal era más estrecha con Javier Esparza que con Cristina Ibarrola porque la personalidad de uno y otro es totalmente diferente. Esparza era una persona más dialogante. La prepotencia, altanería y formas de Cristina Ibarrola no son las que tenía Javier Esparza».
Preguntada por la continuidad o no de Esparza como portavoz parlamentario (Cristina Ibarrola no puede serlo al no ser electa en esta cámara), ha llamado la atención que la nueva líder no lo haya ratificado con contundencia: «De momento no hay ninguna razón para cambiar al portavoz», se ha limitado a señalar.
Ibarrola también acusa el golpe de las renuncias de dos parlamentarios: primero María Jesús Valdemoros, en junio, quien renunció tras argumentar que no encontraba «el camino» para seguir alineada tras no haber apoyado a la nueva presidenta, y la pasada semana Iñaki Iriarte, que representaba una posición más avanzada en algunos temas (no en todos) y como euskaldun aportaba un perfil diferente.
Iriarte no ha querido explicar las razones esgrimiendo la habitual coletilla de «motivos personales», pero desde la oposición nadie duda de que ha visto difícil encaje entre su discurso y las posiciones atrincheradas de Ibarrola. El también profesor de la UPV/EHU se ha despedido en redes dando las «gracias a mis adversarios por los debates mantenidos», lo que marca una diferencia clara con el carácter de la exalcaldesa.
En la comparecencia, Ibarrola ha hecho esfuerzos para no valorar estas dos dimisiones al ser preguntada y repreguntada por los motivos. «Respeto y agradecimiento, nada más», ha indicado.
Sima abierta con el PSN
De cara a las relaciones exteriores, en esta primera comparecencia del curso la mandataria de UPN ha intentado recrear una mano tendida hacia el PSN, afirmando que está «dispuesta a escuchar y acordar temas. No solo con el PSN sino con cualquier otro que comparta con nosotros cómo solucionar los problemas que afectan a Navarra». Desde el partido se llevan meses lanzando también guiños a Geroa Bai.
El problema de Cristina Ibarrola es que esta apelación no tiene credibilidad alguna, tras haber dado pasos como la ruptura de relaciones con el PSN decretada por Javier Esparza tras la moción de censura en Iruñea que descabalgó en diciembre a la propia Ibarrola. Cabe recordar que en aquel momento la que aún era alcaldesa auguró la desaparición del PSN o que Esparza tildó de «escoria» al PSN desde la tribuna del Parlamento y preguntó a María Chivite si «usted no vomita por las noches».
Aunque UPN intenta ahora sembrar la desmemoria sobre estas declaraciones de inicios de año, hay otros asuntos de actualidad que crispan la relación con el PSN. Uno de ellos es la denuncia junto a UPN sobre la adjudicación de las luminarias de las carreteras navarras, que la Fiscalía acaba de archivar al no ver irregularidades, exculpando con ello al Gobierno del PSN. Alzórriz ha respondido a ello acusando a UPN y PP de «poner en marcha la máquina del fango para intentar tumbar a un gobierno limpio» y ha denunciado «insinuaciones, bulos y mentiras», pero a la vez ha dejado claro que «no espero disculpas».